A 20 años del muro de Berlín

Parece que el muro estuviera todavía

El muro de Berlin

De los últimos estudios realizados por sociólogos y funcionarios de la Unión Europea en la Europa del Este, se desprende que las naciones influenciadas durante décadas por el modelo de Estado socialista hasta la caída del Muro de Berlín todavía mantienen entre sus ciudadanos una mentalidad no muy diferente de la de entonces.

Los ciudadanos de la Europa del Este se muestran a día de hoy muy conservadores y tradicionalistas en líneas generales cuando se tocan asuntos sobre las libertades civiles, tales como el aborto, el divorcio o el matrimonio homosexual. De entre ellos, los más conservadores - Polonia y Hungría – resultan también ser los que más partidos autoritarios tienen con influencia. Sin embargo países como Bulgaria tampoco se libran del populismo de la extrema derecha, y sobre todo desde el comienzo de la crisis económica mundial sufren de un auge entre los miembros más jóvenes de la sociedad que aúpan a estos grupos hasta el Parlamento Europeo.

A la luz de los datos sobre consumo, diversos sociólogos han estudiado las diferencias entre la época socialista y la capitalista. Algunos han presentado datos en los que el consumo de recursos básicos como la leche o verduras era bastante más alto en la época de influencia soviética que en la actualidad. Sin embargo, sus oponentes argumentan que nunca en su historia como hoy en día en esos países la ciudadanía ha disfrutado de tantas libertades y opciones de consumo, sobre todo en la modernidad tecnológica, ya que en la época de la Guerra Fría el Bloque Oriental de países del Este llegó a tener un atraso tecnológico con respecto al Capitalista de unos veinte años.

La influencia de la religiosidad en la vida diaria de los ciudadanos se ha visto considerablemente reducida. Así, si en la época en que el catolicismo se convirtió en uno de los impulsos para la lucha contra el comunismo en Polonia, hoy en día la mayor parte de la población polaca se muestra, al igual que en los países de la Europa Occidental como Portugal o España, mayoritariamente católica no practicante. Sin embargo los partidos que no tienen intención de separar la Iglesia del Estado se mantienen entre los más influyentes y resultan ser decisivos en áreas muy importantes de la legislación.

La economía de libre mercado dos décadas después de su implantación no ha sido todavía capaz de resolver la lacra del desempleo, que en algunos países del noreste alcanza cotas altísimas, como en Estonia. Precisamente a la par que asciende el paro, los grupos de extrema derecha con un discurso anti-inmigración y populista ascienden entre la población.

La tasa de paro en los países del Este asciende de media por encima del 18 por ciento, y se ha visto progresivamente aumentada sobre todo a partir del inicio de la crisis económica mundial.
De las encuestas y estudios se desprende también que en el día de hoy a rasgos generales y salvo excepciones como Eslovenia – en donde más de la mitad de la población declara que vivía mejor en la época socialista que en la actualidad -, los ciudadanos de la Europa del Este tienen un concepto mucho más negativo de la época comunista que incluso de la época en la que sus países estuvieron en la órbita del III Reich Alemán de Adolf Hitler. Según diversos sociólogos esto se puede deber a la amplia tradición y cultura que tienen, siempre muy desconfiada con los judíos, y durante los últimos años también con los gitanos, que se han convertido en el blanco de los grupos más ultraconservadores.