Revertir una primera mala impresión

Causar una primera mala impresión puede ser algo difícil de revertir, aunque quienes estén dispuestos a hacerlo deberán confiar siempre en sus acciones, pues es lo que vale al final del día.

Revertir una mala impresión
Revertir una mala impresión

Hay un dicho que dice “nunca se tiene una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”, y aunque parezca es algo obvio lo cierto es que sí se pueden hacer cosas para “revertir” la mala impresión causada en primera instancia… aunque no causar una nueva primera impresión.

El hecho de no poder causar una primera buena impresión cuando ya hemos hecho todo mal hace complicado el que cambiemos la opinión de otra persona, aunque no es imposible hacerlo. Es cierto que cuando las primeras impresiones son malas, puede ser duro cambiarlas y hay que asumir con el lastre de cargar con ellas por mucho tiempo, pero siempre existe la oportunidad de cambiar el sentir del resto para con nosotros.

Lo mejor que podemos hacer cuando nos enfrentamos a una situación como esta es acudir a la fuente y preguntarnos a nosotros mismos qué fue lo que causó la mala impresión, acaso fue algo que dijimos o quizá hicimos alguna cosa que provocó problemas al resto… sea cual sea el motivo de la mala impresión, es preciso conocerlo y mejorarlo con rapidez y seriedad.

Hay que tener en cuenta además que hay ocasiones en que la primera impresión no es buena simplemente porque entre las personas no hubo una buena química y nada más, por lo que es muy importante pensar si al mediano o largo plazo vale la pena hacer algo por mejorar la relación con esta persona, independientemente de la impresión que causemos.

Uno de los consejos que se puede entregar para causar una buena impresión es acercarse más a las personas, ya que de esta manera nos mostramos más transparentes y menos obstinados en lo que decimos, pensamos y hacemos. Es ideal tener presente que para tener éxito en la vida no necesariamente se tiene que ser querido por todos, pues eso dependerá directamente de lo que seamos capaces de hacer y no de cuánto nos quiera el resto.

Cuando se hacen las cosas bien no se gana el cariño de las personas necesariamente, aunque sí su respeto y eso vale. Mantenerse firme en el propósito de perseverar y dar lo mejor que tenemos es otra buena idea si se quiere causar una buena segunda impresión. Finalmente, hay que tener en cuenta que hay personas a las que no les causamos una buena primera impresión por el solo hecho de “parecer rudos” en el trato o forma de expresarnos, y en esos casos lo único que se recomienda hacer es mantenerse firme en lo que se hace y quiere llegar a hacer, pues al final del día son las acciones las que hablarán por nosotros.