Turnos rotativos ¿Buenos o malos para la salud?

Los turnos rotativos siempre han representado un riesgo de cáncer a los trabajadores, sin embargo, parece que las cosas han cambiado.

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Investigaciones recientes en el campo del mundo laboral han demostrado que los turnos rotativos no son tan negativos para la salud como lo eran antes, donde los horarios eran realmente extremos y se asociaba este tipo de trabajo a un aumento de padecer cáncer.

Si bien esta investigación ratifica la hipótesis que declara, el trabajo en turnos rotativos puede aumentar el riesgo de padecer de cáncer, los investigadores canadienses encargados enfatizaron el hecho de que dicho patrón aún no ha sido confirmado, pero existe (aunque en menor medida que antes). Según la estudiante doctoral de la Universidad de la Reina (Ontario) y autora líder del estudio, Anne Grundy, los turnos rotativos de dos días y dos noches (consecutivos) no afecta el ritmo circadiano (ritmo biológico) ni la producción de melatonina de forma significativa.

El aumento de cáncer en trabajadores que enfrentan turnos rotativos está en que la melatonina, que es una hormona que ha demostrado propiedades anti-cancerígenas en el ser humano, relaciona su funcionamiento en base a los ciclos de luz y oscuridad, alcanzando su pick a eso de las 4 AM por lo que los trabajadores que desempeñan su labor con luz artificial (noche) tienen una mayor propensión a sufrir enfermedades como el cáncer. Lo que ha revelado este estudio es que la programación de los turnos actuales ha permitido controlar de alguna forma este riesgo y cuidar la salud de los empleados.

La prueba se realizó en 123 personas del Hospital General Kingston, donde los trabajadores utilizaron un medidor de melatonina mientras trabajaban en turnos de día y noche. Aquí se verificaba los niveles de la hormona cuando se estaba expuesto a luz natural y artificial (tenue e intensa). Si bien el cambio no fue tan drástico a como lo era hace varios años en este tipo de turnos, hay signos que llaman la atención y demuestran un patrón por el que hay que preocuparse.

Quienes estén interesados en revisar detalles de este estudio, pueden consultar la publicación del 27 de septiembre del 2011 hecha por la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention.