Las migraciones y las remesas: Realidades cubanas acalladas

...para muchos, la única opción es, abandonar su querida isla

Remesas en Cuba
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La Habana.--- A finales del pasado año la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba, aprobó una nueva Ley de seguridad social que regirá la misma en los próximos años. En esencia, permitirá extender la edad laboral hasta los 65 años. El gobierno cubano necesitaba urgentemente poner en marcha esta nueva ley y tanto es así, que pese a todas las adversidades provocadas por los huracanes del pasado año, se suspendieron o aplazaron muy pocas reuniones de este tipo.

Pese a la conciliación con el pueblo de esta Ley, para evitar contratiempos, se desplegó una amplia campaña en los medios de difusión masiva, e instruyó a los cuadros del PCC y de los sindicatos (la mayoría de ellos son también del partido), a que se justificaran esta medida al proceso de envejecimiento de la población cubana y enfocaran las miradas hacia las facilidades que tendrán los trabajadores al jubilarse y de esta forma enmascarar (censurar) problemas objetivos que han traído consigo la escasez de mano de obra en la Isla:

  1. La negativa de las parejas jóvenes a tener hijos por las carencias materiales y la falta de espacio en el seno familiar
  2. Lo poco atrayente de la economía cubana que inhibe las inmigraciones
  3. Las emigraciones

Las insatisfacciones asociadas al alto costo de la vida, los patéticos salarios, la pérdida de motivación de los jóvenes, la inercia del gobierno para insertarse en circuitos económicos internacionales, la falta de una visión (realista) para el siglo actual y las mismas aseveraciones y exigencias políticas de antaño; han traído consigo un rechazo casi manifiesto al gobierno, evidenciadose en el aumento de expresiones públicas contra el gobierno, y de los opositores directos. Esta atmósfera asfixiante, y la continua involución del régimen, son las causas principales por la cual escapar de la isla, es la única solución. Esta desesperación es palpable todas las mañanas, en las filas interminables que se hacen en las representaciones diplomáticas de la capital cubana, donde la SINA (EUA), y la embajada del Reino de España, son indudablemente las más concurridas, sin contar los que continúan tomando los riesgos del océano.

En el periodo 2002-2007, abandonaron la isla casi 200 mil personas (196.524 para ser exactos), casi todas ellas en edad laboral. Si a esto se le une la baja tasa anual de crecimiento (-0.2 en el 2007, con proyecciones mucho inferiores para el 2020 -0.3), a este ritmo de casi 33 mil por año, es imposible que el gobierno pueda afirmar, que con la extensión a 5 años de la edad de retiro, se puedan resolver los problemas de déficit de mano de obra en Cuba, y hacer caso omiso a los verdaderos problemas de fondo que aquejan a la sociedad cubana actual; y vuelve, nuevamente, a crear un mecanismo que aplaca un poco el problema, pero no va a la raíz del mismo.

Y es que la emigración, es uno de los temas más delicados y difíciles de aceptar por altas cúpulas del país y tratan por todos los medios justificar estas grandes oleadas anuales. Sin embargo, lo cierto es que, pese a este desangramiento en cuanto recursos humanos calificados se refiere; las remesas constituyen una derivación de este hecho, muy jugoso como para hacer borrón y cuenta nueva, sobre todo porque esta ha sido el sustento real de la economía cubana desde la caída del bloque socialista en Europa. Para que no quede sólo en especulación, el ejemplo siguiente ilustrará esta afirmación.

Con el desplome del socialismo, el gobierno se quedó sin créditos y sin mercado para sus principales productos, así que el lenguaje cambió y los antiguos “gusanos” ahora son “comunitarios”; era una alternativa real y palpable.

En 1990, sólo en EE.UU., vivían 736.971 exiliados cubanos y, según analistas internacionales, el 73% de los latinoamericanos envían remesas a sus familias (537.988). Admitamos que en el transcurso de un año, cada uno de ellos envió a Cuba, por los canales oficiales internacionales (las vías extraoficiales son las más usadas en el país) solamente 1000 USD, esto da un total de casi 538 millones de dólares al año; imaginen la satisfacción para las arcas vacías del estado cubano en aquel momento de crisis.

Esta oxigenación monetaria de los primeros años de la década del 90 les permitió trazar nuevas estrategias para seguir acaparando todo este influjo financiero, creando toda una infraestructura estatal que permitiera recaudar hasta el último céntimo proveniente del enemigo norte. En esos años, y asociado a las grandes necesidades y a la centralización enfermiza del gobierno, casi el 100% del dinero que se privaban los cubanos en el exterior para enviarles a sus familiares en la isla, iban a parar a las arcas del estado. No obstante, a medida que aumentaban las remesas y el turismo en la isla, y cuando las primeras necesidades estuvieron cubiertas, algunos, inteligentemente, aprovecharon la cierta liberalización económica de ese momento e invirtieron en la creación de los “paladares” y en las “casas de alquiler”, que permitió la aparición de ciertos vestigios del capitalismo, en un país socialista centralizado y totalitario, y la consecuente consolidación de nuevos entes económicos distintos al estado.

Actualmente, el monto total de las remesas familiares en el país es otro de los secretos ocultos del régimen, por lo que no sería atrevido, siguiendo los mismos principios anteriormente explicados, calcular la cantidad total para toda la comunidad cubana en el exterior, cuyos valores oscilan entre los 2,5 a 3 millones (tomando el primero). El monto final para un año sería de 1,875 millones de dólares. Este valor es un acercamiento inicial, haciendo la salvedad que esta cantidad final podría ser n veces mayor si se pudiera contabilizar la cuantía de dinero que entran a Cuba las “mulas”, que es definitiva la vía más utilizada por los cubanos, o si decidiéramos sumarle los altos gastos en que incurren los comunitarios cuando visitan la isla.

Los valores absolutos de ±33 mil emigrantes/año, parece ser una tendencia estable para el siglo XXI de la comunidad cubana. Seguirá mermando la población en la isla y no se vislumbra, tampoco, una solución ni a corto ni a mediano plazo para la situación política y económica del país, pues si continúa la negativa de los jóvenes a tener hijos, acrecentará el proceso gradual y acumulativo de personas en la tercera edad, proyectando una situación de muy difícil pronóstico para Cuba.

Cabrá preguntarse entonces: ¿Sobre qué hombros recaerá mantener a ese gran número de personas de la tercera edad?, ¿preferirán los jóvenes de los años 30 del presente siglo, cargar con esa carga?, o simplemente, tomarán la misma decisión que hoy está en el orden del día de la Cuba de principios de este siglo: abandonar la isla.