Barack Obama se confiesa después de perder la mayoría en la Cámara de Representantes

“Algunas noches electorales son más divertidas que otras” admitió ayer el presidente tras la debacle electoral del martes.

Barack Obama
Barack Obama - Presidente Obama reconoce triunfo Republicano

Al mal estado de la economía atribuyó Barack Obama, presidente de Estados Unidos, la derrota sufrida por el Partido Demócrata en los comicios legislativos del martes 2 de noviembre, en los que el Partido Republicano resurgió luego de dos años de bajo perfil y obtuvo la mayoría en la Cámara de Representantes, además de una importante participación en el Senado.

El presidente interpretó los resultados como un mensaje de que la principal preocupación de la gente sigue siendo la economía; la razón de la gran frustración expresada en el voto, se debe al hecho de "no haber avanzado lo suficiente”, aunque se preocupó de dejar en claro que el tema era importante tanto para los demócratas, como para los republicanos.

Por su parte, John Boehner, nuevo presidente de la Cámara de Representantes, comentó que el presidente y el congreso “deberían escuchar al pueblo… esperamos que el presidente Obama, respete la voluntad del pueblo y se comprometa a hacer los cambios que los estadounidenses demandan”.

La Cámara de Representantes está conformada por 435 curules, que a partir de ahora se dividen en 238 escaños para los republicanos y 197 para los demócratas.

Obama asumió responsabilidad

“Creo que tenemos que asumir la responsabilidad directa por el hecho de que no progresamos tanto como hubiéramos querido en la recuperación económica y la creación de empleos", dijo el mandatario, agregando que está dispuesto a trabajar en conjunto con la oposición para superar algunos problemas como el déficit público, uno de los puntos mencionado con insistencia por los votantes.

Desconexión presidencial

Algunos analistas opinan que Barack Obama no ha sabido interpretar la debacle electoral, al recalcar la frustración de la gente, que según su óptica, sólo desea que vuelvan los empleos y le alcance el dinero.

Por esta razón el presidente, según los observadores, insiste en seguir adelante con sus ideas progresistas, tal y como las ha planteado en su agenda de los últimos dos años, haciendo énfasis en puntos de encuentro con la oposición que carecen de relevancia ante los verdaderos problemas. Puntos como “baterías para autos eléctricos”, fuentes de empleo “verdes”, reformas a la educación y otros temas que apuntan a un claro divorcio de la realidad.

A pesar de haber reconocido los resultados de las elecciones “con humildad” - continúan los analistas - el presidente afirma que seguirá el resto de su mandato con la promoción de energías limpias, la reducción del déficit y el apoyo a una mejor educación, al tiempo que rechaza los recortes en esas materias, lo que demuestra la medida de su desconexión y deja en evidencia su total desatención para con quienes apoyan la desaparición del Ministerio de Educación y la vuelta a la educación en el hogar, entre otras propuestas ultraconservadoras.

Un nuevo escenario

Según los adversarios de Obama, el presidente no termina de entender que los republicanos llegan reivindicados por los votos, y decididos a constituirse no en un gobierno conjunto, sino, en un duro frente opositor. “Estamos dispuestos a pasar las páginas de una agenda que el pueblo ha rechazado” dijo con tono de advertencia el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, afirmando que trabajaran con el Gobierno cuando éste acepte lo que ha dicho el pueblo, y que lo enfrentarán cuando no lo haga.

Otras opiniones ven como una señal de desconexión el momento cuando John Boehner reiteró que el primer punto de su agenda será lograr la revocatoria a la reforma que “ha arruinado el mejor sistema de salud del mundo y llevará al país a la bancarrota”, ante lo cual con pasmosa tranquilidad, Obama afirmó “si los Republicanos tienen ideas sobre cómo mejorarla y hacen aportes a las modificaciones, estaré encantado de escucharles”. El asunto es que los Republicanos no tienen ninguna intensión de hacer reformas a la ley, sencillamente quieran eliminarla por completo.

Con los pies en la tierra

El presidente no está tan alejado como sus adversarios lo perciben y así lo demostró cuando la presión de la prensa lo llevó a pronunciarse claramente sobre la disparidad de algunos planteamientos. Con la ecuanimidad que lo caracteriza, admitió sensatamente que “es claro que sin apoyo republicano, será difícil sacar algo adelante”.

Indudablemente, la reciente derrota ha sido un golpe muy duro para Barack Obama, luego de haber cosechado tantas victorias, comenzando con la presidencia misma hasta lograr en año y medio la aprobación de la reforma a la Ley de Salud y la implementación de un ambicioso programa de gasto público, a modo de soporte económico, para impedir la pérdida de miles de empleos y una reforma financiera preventiva de gran envergadura, pierden la Cámara de Representantes por el fracaso de no haber hecho lo que debían teniendo mayoría en ambas instancias legislativas.

Despedida anticipada

Ajeno a las advertencias y discursos altisonantes, el presidente parece estar dispuesto a tomar un rumbo diferente al de sus antecesores y puede leerse entre líneas que en sus planes futuros no figura repetir un segundo Gobierno en la Casa Blanca. Parte de esta decisión estaría motivada por la sensatez de Obama al reflexionar que su mandato no será recordado como la época más próspera del país, y también por una disposición personal, que se refleja en sus recientes palabras “Sé que al final me juzgarán como presidente por los resultados”, sin duda, una clara y temprana evocación.