Orlando Zapata Tamayo: Nuevo martir de la democracia en Cuba

«Cualquier persona a la que se le impide físicamente (por prisión u otras causas) expresar (en cualquier forma de palabras o símbolos), cualquier opinión que mantiene honestamente y que no defiende ni justifica la violencia personal».
Presos de conciencia. Amnistía Internacional.

Orlando Zapata Tamayo

La Habana.- Mientras todas las cadenas internacionales de noticias publican desde el pasado 23 en sus titulares, la lamentable muerte del disidente cubano Orlando Zapata Tamayo, los medios de comunicación nacional cubano están en mutis total, en sus titulares figura la visita de Lula a Cuba, la feria del libro, las amañadas elecciones y la confrontación beisbolera entre dos equipos de la isla.

Pero bueno, era de esperarse, si ambos diarios de circulación nacional, son sólo una fuente de repetición de la propaganda política del sistema. Lo realmente lamentable no es el silencio sobre esta triste noticia, sino la subsiguiente manipulación que se hará con ella y que acaparará unas de las tediosas reflexiones y quizás hasta una mesa redonda, en la que se volverá a cargar contra los opositores del sistema en los medios de difusión masiva, con el antiguo discurso político de que todos los disidentes son “mercenarios pagados por el imperio”, tratando de hacerles creer al pueblo residente en la isla que no existe tal oposición.

Pero ¿quién era Orlando Zapata Tamayo?, según todas las fuentes consultadas coinciden en que el mismo era plomero y albañil, pero que la humildad de sus oficios no mellaron sus ideales políticos siendo un miembro activo del Movimiento Alternativo Republicano y Consejo Nacional de Resistencia Cívica. Fue arrestado en el 2003 y acusado de desacato, desorden público y desobediencia, por estos cargos fue sentenciado a tres años de cárcel, sin embargo ya dentro del penal Kilo 7, perteneciente a la provincia centro-oriental de Camagüey, fue acusado y declarado culpable por otros cargos que le fueron acumulando su condena a un total de 36 años, es decir fue condenado a cumplir 9 años más que Mandela, reflejando así las duras condenas que el gobierno cubano “regala” a sus opositores.

Lamentablemente, pese a los 86 días de huelga de hambre que se autoimpuso y el simbolismo de la acción como tal y más por ser realizada en una prisión de la isla, los “cubanos de a pie” ni siquiera conocen a este hombre que ya se ha convertido en un símbolo de la lucha por la democracia en Cuba.

El monopolio de la información del gobierno cubano, impide o limita que este tipo de noticia llegue a oídos del pueblo, aunque eso sí, no le será posible acallar los comentarios y puntos de vista que se emitirán y que irá creciendo como una bola de nieve y formará una avalancha que socavará aún más la credibilidad del sistema y le seguirán cerrando las puertas a nivel internacional, incluso por aquellos países que siempre se han solidarizado con el régimen, los casos más sonados son el del presidente español y el de Lula que tuvo hacer declaraciones al respecto, por encontrarse en la isla cuando ocurrió el suceso.

La muerte de Orlando Zapata Tamayo, primero que todo es lamentable en todo sentido, y no por su simbolismo, puede disminuir o aplacar el dolor de familiares y amigos, pero indudablemente echará por tierra la afirmación del gobierno cubano que sus opositores sólo son asalariados, no creo que ningún “empleado” en el mundo se autoinflinja una huelga de hambre por 86 días con riesgos para su propia vida (como desafortunadamente sucedió) por muy alto que sean los honorarios que se reciban, es necesario tener mucha convicción en los ideales que se defienden, e indudablemente aparte del valor innegable que tienen todos los opositores, que pese a todo, aún viven en Cuba, cada día más sus ideales y acciones pacíficas se reflejan en el aumento de adeptos por toda la isla, incluso en el bastión principal de la revolución “la región oriental de Cuba”.

Desde el pasado martes, he tratado de conocer el estado de opinión en mi país sobre este hecho, comentándolo con varios amigos que residen en Cuba, y todos me preguntan ¿quién era Orlando Zapata?, otros en cargos o puestos del gobierno ni siquiera me han contestado los correos electrónicos, por temor a que los mismos sean leídos y por consiguiente perder las regalías que el gobierno otorga a sus “ciudadanos más leales”, otros más atrevidos me han pedido que le suministre toda la información pertinente, siempre muy bien enmascarada en archivos .zip con password, etc., los que se atrevieron a leerlas y comentar sobre esta noticia coinciden en varios puntos:

  1. Pese a ser el segundo que muere en Cuba por consecuencia de una huelga de hambre por estar en desacuerdo con el gobierno, Orlando lo hace en un contexto internacional totalmente distinto, mostrando al mundo la existencia de opositores del gobierno dentro de la isla que ponen en juego su propia vida por defender sus ideales
  2. Pone en la mesa de conversaciones un supuesto diálogo con EE.UU. sobre el tema de los presos políticos, al igual que con la UE, para la supresión de la política común
  3. Alejamiento del poco apoyo internacional, en temas de derechos humanos en la isla, y que pone al descubierto las largas e injustas condenas a la que son sometidas las personas que están en contra del gobierno
  4. Solidaridad con la causa de la Democracia en Cuba, incluso por países que apoyan de una forma u otra al régimen
  5. Socavamiento de la credibilidad del sistema, dentro del país
  6. Pese al cinismo de las declaraciones del actual gobernante cubano, (aunque personalmente no he leído esta información en ningún medio de comunicación de la isla, pese a que es repetida una y otra vez por varias cadenas internacionales) el solo hecho de haberlo lamentado, es como un arma de doble filo, que pone al descubierto su conocimiento sobre el tema, y de la existencia en Cuba de presos políticos
  7. Simbolismo innegable de la que será objeto la figura de Orlando, como lo que es, un mártir

Este fallecimiento, ha ocurrido en el momento más inadecuado para el régimen de la isla, sin embargo, pese a la repercusión internacional, los residentes dentro del país desconocen sobre este hecho y, para mantenerlo de esta forma son capaces (como lo hicieron) de sitiar todo un pueblo para impedir la entrada de todos aquellos que querían darle el último adiós a la víctima.

Nada, absolutamente nada es poco para un régimen totalitario, que pese a su inminente caída se empeña aún en mantenerse en el poder

El nombre de Orlando Zapata Tamayo no quedará en el olvido bajo ninguna circunstancia, se erigirá en cada momento en que se hable de Democracia en Cuba y pondrá sobre cualquier mesa de conversaciones el tema de los presos políticos.

Eso es lo que él deja como legado.

Adiós. Y gracias por todo.