Créditos rápidos y reunificación de deudas, precaución

El refinanciamiento de las deudas por medio de créditos rápidos, no siempre es una buena solución al problema financiero, por lo que se debe evaluar previamente el interés, el plazo y el monto a solicitar

Creditos rapidos

El periodo de recuperación económica parece haber comenzado. Numerosas acciones destinadas a minimizar los abusos a clientes por parte de entidades emisoras de crédito, se están llevando a cabo desde la administración estatal de los Estados Unidos.

Nos situamos en un periodo en el que los tipos de interés bajos conviven con la incipiente recuperación, lo que sin duda incita a las familias aún solventes a acudir al crédito como salida a sus problemas financieros.

Conviene, no obstante, tener presente las recomendaciones de la FED y de los Bancos Centrales para quienes la capacidad de ahorro y la reducción del endeudamiento son las claves de una reactivación sólida.

Préstamos de concesión rápida, grandes tentaciones

Es cierto que los tipos de interés bajos, implican un menor costo del dinero prestado, pero conviene prestar atención a las diferentes ofertas de las entidades prestatarias.

Los préstamos de concesión rápida y la reunificación de las deudas, son un arma de doble filo en un momento como el actual. Conviene recordar que, en el caso de la reunificación de deudas, el atractivo inicial de lograr cuotas más bajas y una única obligación de pago -que concentre todas las deudas- se confronta con plazos mucho más largos de obligatoriedad y un incremento en el pago de los intereses.

Esta situación, en el largo plazo, implica un incremento considerable en las cantidades a devolver a las entidades prestamistas.

Las tasas de interés que las entidades aplican son completamente variables entre sí, siendo una de las constantes las cuotas mensuales bajas, como forma de atraer clientes.

Evalúe antes de endeudarse

Los préstamos personales igual que los créditos que se obtienen con las tarjetas de crédito, son figuras financieras sin garantía, esta situación conlleva una mayor tasa de interés aplicada por las entidades, para minimizar el riesgo de impago implícito y la ausencia de cobro de la misma a través de un bien garante.

Es por este motivo que las tasas de los créditos y préstamos son más elevadas que las de las hipotecas.

En el caso de los créditos rápidos, entre los que se engloban las líneas de crédito de las tarjetas, las recomendaciones se centran en utilizarlas únicamente si la forma de pago elegida es total a final de mes. De no ser así, conviene tener presente que el APR que se aplica al fraccionamiento de pagos suele ser muy elevado.

Los créditos rápidos concedidos por comercios, suelen reportar grandes gastos colaterales implícitos en la operación y enmascarados de gastos complementarios que, a futuro, implican grandes sumas de dinero muy por encima del valor real del producto.

Tarjetas, créditos y bancos

En ocasiones, la formalización de un prestamo de consumo para saldar una deuda de tarjeta de crédito minimiza el impacto de los intereses, ya que es muy frecuente encontrar que, mientras el APR de la tarjeta de crédito oscila entre el 16% y el 22%, el tipo de interés de un crédito al consumo, varía entre el 10% y el 13%.

Tenga en cuenta que una diferencia de 3 puntos puede suponer un ahorro de 30 dólares por cada 1.000 dólares de deuda, lo que en un plazo de dos a cinco años, puede suponer un incremento considerable en la capacidad de ahorro.

Plazo, otro aspecto importante

Debe tener en cuenta que cuanto mayor sea el plazo del préstamo, menor será la cuota mensual pero mayor serán los intereses finales que se pagarán por los importes prestados, lo que incrementa considerablemente el valor final del producto.

Recomendaciones finales

  • No centre su búsqueda en las cuotas bajas como premisas fundamentales
  • Lea minuciosamente la letra pequeña del contrato de préstamo
  • Incremente su endeudamiento únicamente en casos de necesidad vital
  • No se fíe de las “ofertas crediticias”

Y, por último, analice a conciencia su situación económica presente y, en la medida de lo posible, futura, a fin de elaborar un plan de pago que le permita afrontar sus obligaciones mientras paga un adecuado precio por los productos, bienes y servicios adquiridos.