Fidelidad laboral, una idea que riñe con la necesidad de consumo
Mientras que muchas empresas se empeñan en abonar la “fidelidad laboral”, desde la
perspectiva de requerir exclusividad por parte de sus empleados, éstos cada vez más se ven seducidos por la “poligamia laboral”, aquella que le entrega seguridad, ganancias y
libertad hasta cierto punto de no depender exclusivamente de un solo empleador. Debido a esta gran tendencia, la pregunta que se hacen muchos es: ¿Valdrá la pena que las empresas de hoy abonen fidelidad?
Mientras que las compañías modernas modifican su organización para llegar de mejor forma a sus trabajadores, éstos ya no quieren hacer carrera en una empresa determinada, sino que prefieren perfeccionarse y postular de forma dinámica a distintas oportunidades dentro del mercado laboral. Las personas trabajan por dinero, no por amor a lo que hacen, y este concepto surge a partir de la idea de una sociedad de consumo, la que requiere de una cantidad de dinero determinada para surgir, lograr objetivos, constituirse, etc.
La necesidad podría ser el peor enemigo de una empresa que no valora a sus empleados, que se aprovecha de ellos o no es capaz de premiar el esfuerzo que hacen por ser mejores profesionales, pues las alternativas están a la orden del día, aunque el costo de dicha elección es tan significativo como sea para una determinada persona el optar por trabajar bajo la modalidad “freelance”, sistema conocidísimo en el teletrabajo.
Trabajo, sueños y empresas
¿Es posible llevar al trabajador a embarcarse en un sueño ajeno? La pregunta es interesante, pero más aún lo es la respuesta, ya que hay dos tipos de trabajadores: quienes se abanderizan por lo que hacen, con quién lo hacen y la empresa que los ampara, y aquellos que simplemente necesitan de una remuneración y son capaces de cambiar de compañía con la sola condición de mejorar el apartado “remuneratorio”. Un perfil de trabajador esforzado, serio y soñador es
excelente para aquellos proyectos que requieren de una implicación que va más allá de los limites conocidos, donde simplemente es necesario espíritu de superación y perfección por parte del propio trabajador, más que control del empleador.
Dirigir una organización empresarial no es fácil, pues se entremezclan los sueños de cada una de las personas que componen la misma. ¿Cuál es el resultado? El resultado puede ser variado, por lo mismo es necesario que haya un encargado de recursos humanos que aúne todos estos en un propósito común de “ser los mejores”, pues sólo así se conseguirá la satisfacción de necesidades de los involucrados, pero ¿se entiende así de rápido? Lamentablemente no.
La realidad de la “poligamia laboral” está basada simplemente en la búsqueda de satisfacer una visión y misión personal, que no depende de una empresa u organización determinada, pues es el trabajador quien la define a cada momento. Los costos de una práctica como esta se dan por partida doble, los sufre quien realiza los trabajos, y también las empresas que necesitan un actor eficiente, concentrado y compenetrado con la
labor. ¿Acaso estas características dependen exclusivamente del ser profesional o hay algo más?
Para muchos se trata de un mito, pero la compenetración depende del cargo que se ostente, de la función que se desarrolle y de las tareas que dependan del trabajo de este personal, ya que aunque hay quienes buscan ciegamente materializar sus sueños – y les basta para hacer un excelente trabajo – otros necesitan llegar más lejos para cumplir las expectativas del cargo.
La necesidad de lucro por parte del nuevo trabajador, la decisión de trabajar en distintos lugares y el objetivo que desea alcanzar el empleador, son tres elementos que no se pueden dejar de estimar cuando se contrata personal, cuando hay que definir cargos importantes, ya que hay ocasiones en que los sueños de unos y otros deben encontrar un punto en común, de otra forma, la intención no basta y el ejercicio de la profesión se transforma en un profundo fracaso.