Divagando sobre política internacional

Habiendo marxistas que se creían más marxistas que el propio Marx, antes de fallecer el propio Karl se encargó de decirle a su inseparable Engels: “Yo no soy marxista”.

La razón impulsa al hombre a soportar dolores que odia, del trabajo que detesta, e inclusive olvidar la muerte que le horroriza; y tanto sólo para olvidar la pérdida de pequeñeces cuyo despojo lo espantaría mucho más.

Ahora, en contextos de poder político qué entenderán por pérdidas y pequeñeces los gobernantes que de una u otra manera manejan nuestros destinos.

Filosóficamente la moral está hecha de imperativos: hay que hacer esto o aquello y no hay que hacer esto otro. Claro que esta premisa no la tuvieron en cuenta muchos gobiernos latinoamericanos, sin el consentimiento popular, ya que los imperativos son condicionales, por ejemplo: Si le pido al FMI tengo que pagarle como ellos quieren para poder conservar mi crédito. Y ahí estamos en ese círculo vicioso donde allí no hay más razón que la del propio bolsillo… que sale de la población, claro está. Y si haces populismo peor quedas, o sino a acordarse de la primera magistratura de Alan García que asumió diciendo que pagaría sólo una parte a los organismos internacionales de crédito y culminó su mandato pidiéndoles más por todos lados.

El problema es que ya ni respetan la mentira. Que habría que hacer una defensa de la mentira, para que no pierda su valor. Ya que si toda la humanidad mintiera no tendría sentido, el diálogo sería imposible, de esa forma no puede cumplirse en ley universal, en cambio, la verdad sí.

Y en ese concepto global encontramos a Obama que aún continúa con Guantánamo funcionando y muchos norteamericanos desconformes por promesas incumplidas en la campaña electoral de que no aumentaría los impuestos.

Chávez, que cada vez que habla dice palabras electrizantes, aunque paradójicamente con los problemas energéticos su imagen ha caído considerablemente; probablemente algún simpatizante preocupado se preguntará: “y a él… ¿se le apagará la lamparita?”

En Uruguay esta administración aplicó el impuesto a la renta, que una vez hasta le costó una elección. Los sectores marxistas más radicales de la izquierda la criticaron y hasta se escindieron de la fuerza de gobierno formando otro partido político. Tal vez les faltará un pasaje por la biblioteca a los muchachos, ya que en “El manifiesto Comunista” Karl Marx propone, entre otras ideas, el impuesto a la renta progresiva. Incluso países capitalistas la han adoptado desde hace mucho tiempo.

Además Marx soñó las revoluciones para otros países capitalistas, como Inglaterra; no para una Rusia de campesinos empobrecidos dominados por la aristocracia; o lo que resultó el autoritarismo Chino. Pero hay que desempolvar libros de la biblioteca.

Será por eso que habiendo marxistas que se creían más marxistas que el propio Marx, (antes de fallecer el propio Karl se encargó de decirle a su inseparable Engels): “Yo no soy marxista”.

Habría que hacer una mirada en la empobrecida América; las condiciones materiales son las que forman las sociedades. Democracia suena a hueco mientras el mundo está dividido entre poseedores y desposeídos, más si este planteo surge de la organización de una sociedad… definitivamente ahí no se puede decir que hay libertad.

Hay potencias que se han metido en bretes que luego les cuesta salir. Obama juega al ajedrez para una retirada exitosa y sin costos políticos de Irak. Bush se largó obstinadamente, dejando en evidencia hasta dónde la ONU tiene potestades de hacer algo, contra un tirano monstruo que ellos mismos crearon; y quedaron en una situación a la vista internacional nada cómoda. Como decía Miguel de Unamuno: “Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: Razón y Derecho en la lucha”.

Hoy las miradas se centran en Haití. Donde desde la llegada de Colón en 1492 comenzó la tortura y aniquilación de los pueblos Arawak y Caribes, mediante saqueos inmemoriales de españoles y franceses. Desde la dominicana Bartolomé de las Casas pedía esclavos africanos porque los indígenas se morían fácilmente ante el trabajo esclavo y había que saquear rápido. Trajeron esclavos africanos de a millones.

Hoy es el centro de atención por la pena de la catástrofe… pero desde 1492 vienen sufriendo una catástrofe. Piden que los franceses condonen la deuda… ¿después de las riquezas que se llevaron? Como diría el tango: “al mundo le falta un tornillo…” Estados Unidos envía ayuda humanitaria, pero parece más militarizar la zona que la ayuda humanitaria en sí.

Es humano e interesante que Haití sea el centro de las miradas, pero a veces los medios de comunicación de masas alientan a una actitud acrítica; y esto puede querer transformarse en una novela mediática donde luego el mundo hará zapping y cambiará de canal… y Haití seguirá con sus penurias ancestrales siendo el país más pobre de América, un símbolo de vergüenza mundial para la humanidad.

En este contexto nos damos cuenta que vivimos en un mundo un tanto hipócrita y que nos llevan acelerados, como que nos ponen cuarta antes de poner la segunda, y nos perdemos de los embalajes de la vida misma. Y nos quedamos como estancados, o lo que es peor, retrocedemos.

Y es que si no miramos más atentos el mundo que estamos pisando, nos puede ganar la indiferencia que es el sueño de quienes dominan

Esto es como decía Pompeyo a sus tripulantes que no querían zarpar: “Navegar es necesario, vivir no es necesario”.

Allí está nuestra esencia, si quienes manejan este mundo no saben gobernar con los valores y el espíritu sano, vamos mal, mi amigo; la que nos espera, porque ni miras de navegar… y así, vivir no es necesario.