La realidad por decreto

La situación del Perú cambiará cuando la verdadera discusión sea sobre la gestión de los servicios de salud y educación; no sobre una asamblea constituyente.

La realidad se construye, no se decreta

Después de meses de protestas, los efectos sociales y económicos han sido incontables; además, hubo decenas de muertes que nada bien nos hace como país. No obstante, hay grupos que aprovechan la situación y el hartazgo de la población para llevar a cabo una agenda propia que no pone los beneficios del Perú primero. Dentro de las diferentes demandas de dicha agenda, hay una que llama poderosamente la atención por su poco sustento y ambigüedad; la asamblea constituyente. Esta demanda es respaldada por sectores de izquierda, pero sin una base en concreto. A pesar de ello, cuando surge algún cuestionamiento al respecto, dichos sectores argumentan la necesidad de una mejor salud y una mejor educación, lo que definitivamente es cierto.

Pero ya que se menciona aspectos como la salud, educación y asamblea constituyente, es interesante revisar lo que la Constitución dice al respecto. Con relación a la salud, la Constitución actual en su artículo 11 garantiza el acceso a este servicio. Por otro lado, el artículo 17 menciona textualmente la gratuidad de la educación. Entonces, ¿qué parte de la Constitución no contempla el acceso a la salud y educación? Evidentemente sí las contempla, aunque no haya educación ni salud de calidad.

Esta situación no va a cambiar porque haya o no una asamblea constituyente. La situación va a empezar a cambiar cuando la verdadera discusión sea sobre la gestión de los servicios de salud y educación. ¿Por qué la cadena de valor de un determinado servicio no logra atender las demandas del ciudadano? ¿Por qué la cadena de suministro no es eficiente? ¿Por qué los procesos no son los adecuados? Esas son las preguntas que tenemos que contestar para poner en evidencia lo precario que son nuestros sistemas de salud y educación. La discusión sobre una asamblea constituyente, nos aleja de la realidad real y engaña a la población sobre la necesidad de una nueva Constitución para que dichos servicios aparezcan

Es por ello, que no debemos dejarnos engañar por los políticos; esos muertos vivientes que están en busca de un puesto de trabajo, y ven en la asamblea constituyente un medio para obtener un sueldo. Tenemos que atrevernos a cuestionar el sistema y ser conscientes de que la realidad no se decreta. Se construye con el esfuerzo de cada uno de los peruanos, y exigiendo que nuestros gobernantes – los que trabajan para nosotros – hagan bien una labor por la que les pagamos todos nosotros con los impuestos que nos cobran.