Probablemente no somos buenos en todo, por eso nos especializamos
El hecho de que no seamos buenos en todo es una realidad que no se quiere asumir, pero que resulta necesaria para la especialización.
El hecho de que no seamos buenos en todo es una realidad que no se quiere asumir, pero que resulta necesaria para la especialización.
La búsqueda de un nuevo puesto de trabajo puede llevarnos a indagar oportunidades en lugares donde realmente tenemos menos opciones que donde estamos, por ello es preciso analizar la situación con cuidado y reconocer que, por muchas cualidades que tengamos, no necesariamente vamos a ser buenos en todo y es muy probable que no tengamos las habilidades, creatividad o conocimiento suficiente como para destacar en otras áreas que ofrezcan mejores posiciones laborales.
Ocurre muchas veces que mientras intentamos desarrollarnos profesionalmente se dan determinadas oportunidades que nos inspiran a llegar más lejos a través de la obtención de conocimiento y el desarrollo de habilidades específicas, que no teníamos, sin embargo es también probable que en la búsqueda por mejorar nos mintamos a nosotros mismos respecto de los objetivos profesionales que realmente somos capaces de obtener en función de lo que hacemos en la actualidad, y no de lo que no podemos hacer.
La cruda realidad nos hace ver que hay áreas en las que destacamos y somos realmente buenos, aunque hay otras en donde no tenemos absolutamente nada que hacer. De acuerdo a lo señalado por Howard Stevenson, profesor de la escuela de negocios de Harvard, la clave está en poder identificar las áreas donde realmente sobresalimos para así encontrar nichos laborales en los que abocarnos para conseguir buenos resultados en el menor tiempo posible. Mientras antes consigamos identificar estas oportunidades relacionadas con los conocimientos y habilidades que poseamos, más rápido controlaremos el devenir de nuestra trayectoria profesional.
Existen dos preguntas esenciales que toda persona que busca conseguir oportunidades laborales interesantes debe contestarse, estas son:
- ¿Tengo las capacidades básicas, entendiendo por estas a los conocimientos, habilidades y características personales, para hacer un trabajo bien?
- ¿Si mi sentido de la satisfacción en la consecución de objetivos profesionales se basa en la obtención de un ascenso o conseguir un trabajo específico, tengo las capacidades suficientes como para obtener ventaja de aquellas personas que comparten el mismo objetivo?
Lo anterior podemos decirlo de una forma aún más simple, cuales:
- ¿Puedo hacerlo?
- ¿Puedo ganar cuando compito contra otras personas que pueden hacerlo?
En la dura economía en la que nos encontramos, producto de las innumerables crisis económicas a las que hemos tenido que hacer frente, nos importa más ser capaces de responder a la segunda pregunta. Evitar contestarla o hacernos el cuestionamiento es parte del engañarnos a nosotros mismos, por ello es preciso que dejemos de robar una carta del naipe con el que jugamos y nos dediquemos a conseguir el éxito profesional y la satisfacción personal a través de la autocrítica.