Triunfadores y mediocres ¿Tanta es la diferencia?
El éxito desde siempre ha cautivado al hombre, por lo que se ha dedicado a buscarle incesantemente aunque no con buenos resultados.
El éxito desde siempre ha cautivado al hombre, por lo que se ha dedicado a buscarle incesantemente aunque no con buenos resultados.
Parece un tema demasiado basto como para agotarlo en un artículo simplemente, pero haremos un esfuerzo para acotarlo a determinadas situaciones y generalidad que pueden cambiar, de una forma u otra, el devenir de la vida de muchos de los que tengan oportunidad de leerlo ya que la diferencia entre triunfadores y mediocres parece pequeña, mas no lo es.
Cuando analizamos el éxito rotundo al que parecen estar destinados algunos, las primeras ideas que se nos vienen a la cabeza son suerte, bendición, destino, entre otras, pero ¿Entendemos realmente lo que pasa? Si mantenemos esta primera impresión, ciertamente distamos de la respuesta real.
El éxito o triunfo está a la vuelta de la esquina, pero junto a él encontramos también un – casi interminable - devenir de incertidumbre, dificultades, tropiezos y negatividad por parte de personas a las que llamaremos “detractores del éxito”, cuya misión no es más que pregonar su derrotismo frente al cúmulo de oportunidades que pasan frente a ellos, pero que por falta de “visión” no pueden tomar.
¿Cómo puede una persona obtener un título universitario aun teniendo familia y trabajo? ¿Cómo es posible mantener una empresa dentro de las tops en venta si perdemos a nuestros mejores clientes? A estas interrogantes podemos sumar muchas otras que demuestran que, el “imposible” en el que muchos se apoyan para “dejar de fracasar”, no es más que el muro que nos separa de lo que queremos, ¡Triunfar!
Pareciera como que los que acostumbran a triunfar ni siquiera se preocupan del promedio, vuelven a este grupo de personas un recuerdo lejano y se preocupan simplemente de conseguir lo que se proponen sin detenerse a pensar qué fue del resto.
Secretos del éxito se han dicho hay muchos, hay quienes reconocen la importancia de tener una familia importante, heredar riqueza, tener buenas oportunidades, gozar de una alta moralidad o no verse inmerso entre demasiadas dificultades, pero lo cierto es que ninguna de estas circunstancias tiene que ver directamente con el éxito del que hablamos anteriormente. Para esclarecer la situación diremos que, el secreto del éxito está en la capacidad de tomar los fracasos como lo que realmente son “una nueva oportunidad de intentar”.
El consejo que pretende entregar el presente artículo no es otro más que el de aprender a tomar los fracasos como lo que realmente son, nuevas oportunidades de emprender. Cuando fracasamos en algo no significa que acabó nuestra legítima pretensión de conseguir aquello que intentamos, sino más bien, descubrimos el final del camino del método o forma que escogimos para cumplir nuestra finalidad, nada más.
Hay cosas que no se aprenden en la escuela, una de ellas – y muy importante – es aprender a ver el lado positivo del fracaso, tema sobre el que habla mucho y muy bien el conocido John Maxwell.