Acostumbrándonos a ganar: aprendiendo del éxito
La mejor receta para convertirse en un ganador es tomarle el gusto al éxito, y para eso no hay nada mejor que hacer todo lo contrario a lo que hacen los perdedores.
La mejor receta para convertirse en un ganador es tomarle el gusto al éxito, y para eso no hay nada mejor que hacer todo lo contrario a lo que hacen los perdedores.
La mejor receta para convertirse en un ganador es tomarle el gusto al éxito, y para eso no hay nada mejor que hacer todo lo contrario a lo que hacen los perdedores.
En la época en que nos encontramos, parece nadie se extraña el que la mayoría de las declaraciones políticas constituyentes de casi todos los países del mundo comiencen señalando que “los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos” ¿Por qué? Tal parece ser que el ejercicio cotidiano de las libertades y derechos individuales hace olvidar lo mucho que costó abolir la esclavitud, servidumbre y mayorazgos, así como también perder la esencia de la que cada ser humano está compuesto.
Hemos comenzado este artículo con esta introducción a propósito de la libertad que cada quien tiene, libertad que supone un verdadero dominio respecto de lo que se puede hacer o no hacer, entonces y bajo esta lógica ¿Por qué buscamos culpables a nuestros fracasos? La declaración de estos dos principios (libertad e igualdad) no “concede” esta condición a los hombres, sino que “reconocen” éstos la poseen como parte inalienable de su ser. Así, nadie puede dudar que su posibilidad de éxito es tan válida como la de fracaso desde el momento en que nace ¿Alguien lo duda?
Dijimos en nuestro artículo anterior – “Ganadores que ganan, no todo es habilidad” – que de acuerdo a lo señalado por la profesora Rosabeth Moss Kanter de la Escuela de Negocios de Harvard, hay 10 puntos que marcan la diferencia entre ganadores y perdedores, puntos sobre los cuales la habilidad individual no tiene nada que ver.
En nuestro primer artículo revisamos cinco aspectos específicos, por lo que ahora terminaremos con las últimas cinco razones por las cuales los ganadores siguen ganando y los perdedores fracasando.
Contar con un buen apoyo
Los seres humanos, lo queramos o no, somos emotivos y hacemos muchas cosas bajo esa perspectiva, de ahí que sea tan importante el contar con un buen apoyo en el desarrollo de objetivos específicos que quieran alcanzarse. Para un atleta el apoyo puede ser su entrenador, para un hombre sus amigos, la motivación siempre es importante cuando se trata de emprender o conseguir algo. No importa cuántas cosas estén en nuestra contra, lo importante es estar dispuesto a dar batalla por lo que se desea, de otra forma ¿Quién lo hará por nosotros?
Tener un buen historial
Aunque muchos no lo crean, la frase “La historia la escriben los ganadores”, dicha por Adolf Hitler en su libro “Mein Kampf” es completamente cierta, por lo que no sólo el aplauso generalizado de la audiencia luego de conseguir un logro hace la diferencia entre el ganador y el perdedor, pues hay mucho más. El ganar concede a la persona el ser un ícono, estar en un sitial especial al que todos quieren llegar pero parece nadie puede conseguirlo de forma tan sencilla como el ganador lo hace ver. Cuando nos encontramos con un ganador de verdad, su historia nos hace pensar que somos diferentes, que estamos destinados a fracasar, pero eso es mentira y tenemos que tenerlo claro si queremos escribir la historia.
Invitaciones a las mejores fiestas
Parte de las razones por las que los ganadores se mantienen ganando es que consiguen posicionarse como personas ideales, todos quieren estar con ellos, verlos, oírlos y tocarlos por lo que normalmente se les invita a cuanta fiesta o celebración hay. Los perdedores por otra parte pueden ser de dos tipos, aquellos que idolatran a ganadores empedernidos o de los que se quedan solos en casa lamentándose por no haber tenido mejor suerte.
Si queremos tener acceso a redes donde se nos ayude a conseguir el éxito, tenemos que comenzar a cambiar las cosas, a atrevernos un poco más en lo que hacemos y creer en nosotros mismos.
¿Quieres ir a todas las fiestas? Entonces sé un ganador y haz que te inviten.
Autodeterminación
Comenzamos hablando sobre esto al comienzo del artículo al señalar que todos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, por tanto, si esto es así ¿Por qué no todos son exitosos como Bill Gates? Por muchas razones, aunque la más importante es “no haberse atrevido a tomar las riendas del destino personal.
La autodeterminación nos sirve para ser más seguros de nosotros mismos, para confiar en nuestras ideas, proyectos e intuición. No existe ganador alguno en el mundo que no sea seguro de sí mismo, pues en cuanto comienza a ganar sus primeras batallas, parece su amor propio se eleva como la espuma ¿Quieres eso también? Entonces lucha por ello y no claudiques.
Continuidad
Uno de los peores enemigos de un ganador es sin duda la falta de continuidad en lo que se hace, por ello la posibilidad de “rendirse” es prácticamente impensada para estos hacedores de éxitos. La rotación, el cambio de planes y la falta de perseverancia hacen que toda chance de conseguir el éxito se diluya entre las sombras del fracaso.
Si hemos elaborado un plan cuidadosamente, aunque las cosas no salgan como las teníamos planeadas hay que seguir adelante y no jugar a la improvisación. Innovar es bueno, pero no cuando hay un minucioso plan trazado de antemano.
El exceso de confianza y la pereza son enemigos importantes de un ganador, aunque aliados de quien está acostumbrado a perder, entonces ¿Qué haremos?
Habitualmente recuerdo la conocida saga “Rocky”, escrita y protagonizada por el actor estadounidense Sylvester Stallone en 1976. Pocos saben que esta idea se materializó en 28 días de grabación, que costó 1,1 millones de dólares y que no generaba muchas expectativas. Lo que muchos saben es que tuvo un éxito rotundo, que recaudó más de 115 millones de dólares y que ganó tres premios Oscar.
El éxito del film fue tal que permitió seguir haciendo cinco secuelas durante los próximos 30 años ¿Qué hubiera pasado si Stallone no hubiese creído en su idea? ¿Estás dispuesto a abandonar tu idea después de esto?