Vivir para el futuro
Con la intención de alcanzar el éxito, muchos se aferran a los logros del pasado y se privan de la posibilidad de ser exitosos creyendo, falsamente, jamás perderán el triunfo alcanzando en antaño.
Con la intención de alcanzar el éxito, muchos se aferran a los logros del pasado y se privan de la posibilidad de ser exitosos creyendo, falsamente, jamás perderán el triunfo alcanzando en antaño.
Vivir para el futuro es algo que todas las personas deberían de tener en cuenta. Lo peor que se puede hacer en el mundo laboral es aferrarse a los logros del pasado y definirse en la actualidad - y proyectarse - a partir de lo que se hizo en el ayer. La actitud indicada que se debe tener es la de compartir lo que se consiguió en el pasado y luego seguir adelante.
Vivir de lo que hemos hecho en el pasado sólo nos lleva a la autocomplacencia, por ello es muy sencillo desacreditar a los ejecutivos de antaño que viven de lo que hicieron preguntándoles ¿Y qué ha hecho últimamente? ¿Queremos nosotros también convertirnos en eso?
Evitar aferrarse al pasado
Este es el síndrome que típicamente afecta a los actores que tienen la oportunidad de retratar algún personaje de serie o película famosa y que jamás puedieron salir de él, consiguiéndo con ello un deseo eterno por sentirse “famosos” en base a lo que obtuvieron en un determinado momento.
Aquí estamos en presencia de un problema serio, uno que como humanos nos afecta en todo momento y por igual, ya que cuando se consigue fama o éxito uno tiende a aferrarse a él sin sospechar el daño que se hace con ello.
Lo que hicimos bien en el pasado puede servirnos de precedente para abrirnos puertas en el presente, pero jamás para ser recordados en el futuro y menos todavía para pretender vivir de ello.
La mente del ser humano debe estar siempre en constante movimiento, y por lo mismo, se tiene que estar planeando el siguiente paso una y otra vez cuando se emprende algo, de otra forma es imposible alcanzar el éxito.
Hay que entender que el concepto de “éxito” no está relacionado con una personificación de la receta perfecta para conseguirlo todo, sino más bien es una terminología dinámica que obliga a tomar riesgos, no aferrarse a las cosas y ser especialmente amante de las dinámicas donde se puede perder todo o ganar el doble.
¿Qué viene después de lograr algo?
Supongamos que hicimos algo que nadie ha hecho, algo que sin duda es parte de nuestro intelecto y/o capacidades y que el resto mira con recelo ¿Qué viene después? Ya dijimos que no podemos vivir de ese u otros logros, entonces ¿Toca sobrevivir o qué?
Este es un problema clásico, pero no muy complicado de resolver. El drama que tienen cientos de millones de personas es que se focalizan en perspectivas erradas, aunque sus esfuerzos por surgir son los correctos. El desafío no está en seguir usufructuando lo que hicimos antes, sino más bien en concentrarnos en lo incierto de nuestro futuro, pues ese sí es un desafío que constantemente nos obliga a improvisar y nos acerca definitivamente al éxito.
Si creemos que tenemos la receta perfecta del éxito, entonces no hay que abandonarla, pero sí estar preparado para dar el salto al siguiente nivel cuando llegue la ocasión. Hay que recordar que el éxito es un término dinámico, y por ende, es imposible decir “ya conseguí el éxito y de aquí nadie me moverá”, ya que hoy se puede tener todo y mañana comenzar de cero.
Como en todas cosas de la vida, lo que es bueno hay que disfrutarlo y luego dejarlo ir, de otra forma el apego arruina las delicias sencillas con que nos sorprende el día a día, entorpece el movimiento libre que caracteriza el pensar del ser humano y también dificulta el proceso de inspiración que todos luchamos alcanzar.