Poder y corrupción ¿Lleva uno al otro?

El poder y la corrupción tienen una relación de causalidad muchas veces, sin embarg, el aspecto ético en el que se sostiene el buen uso del poder marca la diferencia.

Poder
Poder

El concepto de poder no es igual para todos. Algunos creen que se trata de la habilidad de ejercer más influencia de la que realmente se controla, mientras que otros piensan trata sobre la capacidad de tener todo lo que se desea. Si nos quedamos con esta última idea, deberemos estar contestes en que para tener lo que deseemos necesitamos ingresos, y por tanto, el poder se pierde si no podemos proporcionarnos lo que queremos.

Con el objeto de hablar de poder en este artículo, convendremos que poder es la capacidad de influenciar – a un individuo o a una organización – con el fin de obtener un resultado específico (lo que queremos).

Poder y ética

En algún punto de nuestras carreras, nos podemos dar cuenta que pasamos de ser la típica persona que intenta hacer contacto con personas a ayudar a quienes necesitan conseguir sus objetivos. Si bien es cierto hablamos de una situación muy común, no todo el mundo es capaz de hacer frente a este escenario ya que, sin importar lo importante que seamos, siempre habrán otros que tendrán más poder que nosotros ¿No lo creen así?

La mayoría de quienes han conseguido ascender a lo largo de su carrera sabrán que poco a poco el uso del “poder” se hace más demandante, pues debemos actuar de forma eficiente y efectiva sobre el resto para tener lo que queremos, pero el problema aquí está en el apartado ético, uno que puede ser tan espinoso como el manejo del poder que conseguimos a lo largo de nuestros años de trabajo.

La ética es una asunto sumamente subjetivo, sin embargo, hay ciertas reglas generales que nos permiten tener claro el marco en el que se desenvuelve este concepto, pudiendo con ello usar el poder que ostentamos, aunque prescindiendo del apartado “negativo” que involucra.

Importancia versus posición

Lo primero que tenemos que tener en cuenta en el tema del poder y la ética, es la diferencia que existe entre la importancia que tenemos como personas, por la educación, experiencia e historial en el ambiente en que nos desenvolvemos versus la posición que ocupamos, la que deriva directamente del empleo que ostentamos o empresa que llevamos.

De esta forma, mientras la posición determina en gran medida el grado de “poder” que poseemos, la posición será la encargada de determinar que sepamos qué hacer con ello. En resumen, dependiendo de la importancia que ejerzamos en el medio en que nos desenvolvemos, tendremos la posibilidad de hacer “determinadas jugadas” cuando las cosas se pongan difíciles para nosotros.

El mayor de los problemas cuando tenemos posición e importancia, es la pérdida momentánea del juicio tras haber “eclipsado” nuestra forma de pensar por la gran capacidad de “influencia” que tenemos sobre el resto ¿Pueden ustedes controlarlo?

Muchas veces es mejor saber aprovechar nuestra “importancia” más que la posición que tengamos, pues ésta última depende de muchos factores, mas la primera que mencionamos sólo se incrementa a medida que adquirimos experiencia.