Préstamos para estudiantes: Morosidad en ascenso

Estudiantes

Polémica abierta sobre la responsabilidad del ascenso de la morosidad en los préstamos federales concedidos a los estudiantes para el acceso a las universidades con fines de lucro. Mientras las universidades insisten que la morosidad se debe a la crisis económica y la falta de evaluación de riesgo de los préstamos concedidos, el gobierno considera que la gestión de inclusión en el mercado laboral, tras finalizar los estudios, es insuficiente.

La financiación se ha convertido en el caballo de batalla de las economías, mientras que por un lado los datos macroeconómicos nos hablan de incipientes brotes verdes que, en función del desarrollo y evolución del mercado laboral podrían suponer el desapegue definitivo de la crisis, por el otro, la necesidad de efectuar reformas estructurales que permitan adecuar una tasa de desempleo enquistada producto del cambio de modelo productivo, está llevando a muchos jóvenes a solicitar préstamos al gobierno para perfeccionar sus estudios en universidades privadas.

Esta iniciativa que, podría ser altamente positiva en términos de capacitación, se está viendo enturbiada por los altos porcentajes de desempleo -que superan el 10% según los últimos datos analizados- y la morosidad en ascenso que, está llevando a un alto porcentaje de los titulares de préstamos federales para estudiantes a impagar la deuda asumida tras dos o tres años después de la graduación.

Morosidad… ¿voluntaria?

Tan coincidentes son los datos analizados por el gobierno en términos de la similitud de las fechas en las que se deja de pagar el préstamo, que el gobierno ha optado por elegir qué universidades cumplen con los requisitos de asistencia de alumnos financiados con dinero público.

La morosidad con mayores niveles de morosidad –superiores al 25%- en los tres años siguientes a la graduación quedará fuera de los programas de financiación ya que se presume una manipulación de las cifras de asistencia durante años.

2012 marcará la diferencia

Será a partir de 2012, cuando las universidades que presenten un alto porcentaje de morosidad tras tres años después de formalizar el préstamo, queden eliminadas del programa, incrementándose las sanciones para ratios de morosidad superiores al 30%.

Más de un 12 % de los estudiantes que comenzaron a pagar en 2007 y más de un 9% de los que comenzaron en 2006, cayeron en morosidad. Pero en las universidades lucrativas, los ratios ascienden a un 21,2% durante los últimos tres años.

Las universidades responsabilizan a la crisis económica de estos ascensos y a la masificación por parte de alumnos de bajo poder adquisitivo a quienes se ha venido financiando durante años y, sin restricciones ni análisis de riesgo.

La perdida de la financiación federal, que hasta la fecha ha recaído sobre un número aproximado de 300 universidades, afectó en su mayoría, a instituciones pequeñas.

Y, los ratios de morosidad más elevados, se han registrado en la Universidad de Phoenix con un 15,9% la universidad de Kaplan con un 23,2% y la Universidad de DeVry con un 17%.

Mientras los detractores de esta situación defienden el derecho de acceso a la formación necesaria para enfrentar las necesidades profesionales del nuevo modelo resultante de la crisis y responsabilizan a las universidades con ánimo de lucro, éstas se defienden indicando que, el gobierno debe discriminar el tipo de alumno y su poder adquisitivo, previo a la concesión del préstamo.

Conclusiones:

Conviene no olvidar que, el acceso a una universidad con ánimo de lucro por parte de alumnos financiados a través de préstamos federales, cuenta con garantías posteriores de inclusión en el mercado laboral, hecho que ha sido del todo inviable debido a la precaria situación del mercado de trabajo y la escasa generación de riqueza que mantiene a Estados Unidos en una tasa de desempleo de dos dígitos.