Piratas ¿Todavía existen en alta mar?
semejantes a los de antaño pero diferentes, no son los mismos móviles los de ahora...
semejantes a los de antaño pero diferentes, no son los mismos móviles los de ahora...
La piratería es una práctica sumamente antigua, aunque con el paso del tiempo ha ido tomando nuevos matices producto de los avances tecnológicos, así, mientras que en un comienzo veíamos la piratería como un acto que se realizaba casi exclusivamente en el mar, hoy lo apreciamos en todas partes, Internet es el mar tecnológico ahora.
El problema está en que muy por el contrario de lo que muchas personas podrían pensar, la evolución de la piratería no ha dado pie a la extinción de la vieja práctica marina, sino que muy lejos de esto, ha permitido se perfeccione e incremente de forma impactante.
Es preciso entender la piratería como un saqueo en aguas internacionales, el que puede ser perpetrado por una embarcación privada o estatal cuando su tripulación se amotina. La intención de las prácticas piratas hoy en día son las mismas que en antaño, a saber robar la carga de las embarcaciones atacadas, quedarse con dichas embarcaciones, etcétera. Estos nuevos “piratas” se movilizan con intenciones políticas o terroristas, aunque de igual forma dejando entrever su ánimo de lucro, por lo que no todo ha cambiado.
Actualmente, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, habla de la piratería desde el artículo 100 al 107, allí se define la actividad que se entiende como “piratería” y se intenta definir, aún así al tratarse de derecho internacional, no se constituye una pena específica y dependerá finalmente de cada Estado el establecimiento y aplicación de una, teniendo la problemática de no poder establecer delitos y penas más allá de sus fronteras, por lo que se afronta otra problemática más para su regulación.
En el último tiempo se ha tenido oportunidad de ver un sinnúmero de casos de piratería en el mundo, sin embargo principalmente se pueden nombrar ejemplos en regiones cercanas a Somalia, pues es en esos lugares donde reina un caos generalizado por la inexistencia de un gobierno definido y fuerte, el que sea capaz de mantener el orden y cuidado de sus fronteras, así como también la de garantizar la seguridad de las embarcaciones que por allí circulan. Los nuevos piratas surcan los mares completamente renovados, habrá que olvidarse de la escena de cañones, los garfios y las amarras para acercarse a otro barco, ahora todos usan armas automáticas, lanchas de gran velocidad y hasta GPS, pues tienen un nivel de experticia en las zonas que habitualmente acechan francamente impresionante.
Desde 1991 Somalia no tiene un gobierno definido y capaz de ejercer soberanía como corresponde, por lo que el poder lo ostentan los grupos de presión que poseen grandes cantidades de dinero y se nutren de la piratería para llevar a cabo su plan de conquista o próximo gobierno golpista, aún así hay que pensar que la piratería es, en sí misma, un medio y no un fin.
En la región de Puntlandia una vez se secuestró un super petrolero llamado “Sirius Star”, donde se solicito para su rescate nada menos que 25 millones de dólares, lo que sirvió de base para catalogar el hecho como el más grande desde el 2005, fecha en que comienzan estos actos hostiles en alta mar.
Ya no podemos hablar de una piratería marítima como la de antaño, pues a pesar de ser tripulantes que se caracterizan por ser hombres de mar sin bandera ni patria, hoy todos se mueven por móviles mayores, sean estos afanes políticos, territoriales, guerrilleros o inclusive todas las anteriores
Los casos son variados, se han secuestrado más de 17 naves a lo largo de un año, donde luego se negocia con las navieras involucradas su devolución de acuerdo a las necesidades de estas verdaderas organizaciones armadas, por lo que ya estamos delante de toda una “empresa” que se aprovecha de la debilidad de fronteras de gobiernos cercanos al África principalmente.
Hubo un notable aumento de esta actividad durante el año 2007, unos 26 ataques de piratas en alta mar, los cuales según Andrew Mwangura del Programa de Asistencia a los Navegantes, obedecieron a una disputa de orden financiero, lo que constituye otra prueba más del hecho de pensar los móviles no son el clásico ánimo de lucro, sino uno mucho mayor.
En el Sur de Nigeria, unas 150 personas fueron secuestradas, todas vinculadas a las zonas petrolíferas de este país, por lo que las alarmas se encienden en una práctica que parece haber llegado para quedarse, aprovechándose de la debilidad de carácter de un Derecho Internacional de papel.
A pesar de haber dicho que estos casos de piratería marítima son casi exclusivos de zonas cercanas al África, se debe tener cuidado de marginar al resto del mundo, pues ya se tiene data de la confrontación de un destructor norteamericano que tuvo que disparar a una embarcación pirata que mantenía cautiva a otra de origen nipón, la que transportaba carga inflamable. Son diversas las iniciativas de carácter “mundial” que pretenden afrontar la creciente piratería marítima, y un claro ejemplo de ello es la llamada “Operación Atlanta” de la Unión Europea, donde España no ha querido quedar fuera, pues se aprobó su participación el 10 de Noviembre del 2008.
Conforme los ataques que han sufrido barcos pesqueros españoles y en general europeos, la creación del plan Operación Atlanta cobra valor y sentido para todos, por ello España en su momento declaro la necesidad de pertenecer al plan para así “mantener la defensa de sus intereses geoestratégicos y económicos”. Habiéndose cumplido un año desde su participación, hoy los armadores solicitan al gobierno extender la misión antes aludida a las faenas de barcos pesqueros realizadas en las aguas del Índico, específicamente las que están cercanas a las Islas Seychelles.
Son muchísimos los actos de piratería marítima hoy en día, por ello hay que reaccionar antes de que ocurran las desgracias, teniendo que tomar cartas en el asunto ahora, evitando de esta forma se lamenten hechos como el ocurrido al navegante neozelandés Peter Blake, quien murió cerca de las inmediaciones del Amazonas en Brasil, a manos de un grupo de piratas que a cambio de su vida se llevaron el motor del Seamaster, relojes, entre otras especies.