El miedo a la verdad
Hay temor a decir la verdad porque esta es objetiva y en muchos casos se pisan callos.
Hay temor a decir la verdad porque esta es objetiva y en muchos casos se pisan callos.
En estos tiempos de protestas sociales los ánimos se han exacerbado, y la población empieza a tomar posturas que en muchos casos son irreconciliables. Es por ello, que el diálogo entre las partes involucradas se torna imposible, llegando a protestas -en muchos casos tienen demandas legítimas- que se han tornado violentas y con un nivel de vandalismo inaceptable que ha paralizado el país. Como consecuencia de dichas paralizaciones, la economía de los peruanos se ha visto golpeada generando más pobreza y atentando contra la posibilidad de forjar nuestros proyectos de vida. Al día de hoy, no hemos visto posibilidad de solución debido a que las posiciones se toman como absolutas cuando, en realidad, son medias verdades.
Es por ello que nos tendríamos que preguntar ¿por qué dichas posiciones son irreconciliables? A modo de respuesta, podríamos mencionar que existe una comodidad en la mentira. La mentira es necesaria para respaldar cualquier posición, así esta sea falsa. A pesar de ello, gran parte de la población evita dar opinión sabiendo que una determinada declaración o posición es falsa. Hay un temor a decir la verdad. La verdad tiende a ser objetiva y en muchos casos se pisan callos y se señala a personas cercanas.
Las protestas de las últimas semanas son una clara evidencia de que el temor a la verdad se ha apoderado de toda la población. Nadie está dispuesto a señalar al empresario corrupto o “emprendejo”, si es mi amigo; nadie está dispuesto a señalar los actos subversivos, si contribuye a mi causa; nadie está dispuesto a señalar a los vándalos; si genera la presión en el gobierno para llevar a cabo mi proyecto político; y nadie está dispuesto a señalar a las industrias ilegales, con tal de recibir los fondos necesarios para mi cometido.
En resumen, la verdad siempre va a ser opacada e ignorada porque pone al descubierto las agendas propias y no los intereses del Perú. Es así, porque la mentira es más cómoda para adaptar y sustentar ciertas posiciones que contribuyan con la construcción de una narrativa, aunque sea alejada de la realidad. Es por ello, que tenemos que perderle miedo a la verdad. La verdad es objetiva y será la única herramienta para desenmascarar a los políticos de siempre con intereses individuales. Cada uno de nosotros debemos defender la verdad, sea la que fuese, nos guste o no, a pesar de asumir el costo; solo así vamos a encontrar puntos en común para reconciliar un país fracturado.