La búsqueda de la felicidad
Los peruanos tenemos la capacidad de crear nuestro propio proyecto de vida, de la mano con la construcción de un Estado que proteja la vida, la libertad y la propiedad; y que tenga como objetivo lograr un país mejor y más feliz.
Los peruanos tenemos la capacidad de crear nuestro propio proyecto de vida, de la mano con la construcción de un Estado que proteja la vida, la libertad y la propiedad; y que tenga como objetivo lograr un país mejor y más feliz.
Los periodos electorales en el Perú suelen ser traumáticos y de un nivel de debate que deja mucho que desear. Podríamos asumir con cierta certeza que, en las próximas elecciones generales recién convocadas por Dina Boluarte, los candidatos independientemente al partido, prometerán la solución a todos los problemas y de ahí en adelante estaremos felices y contentos. No obstante, quizás es sano preguntarse, ¿serán ellos los que logren del Perú un país feliz?
La respuesta no está en el presidente de turno y creo que eso es lo primero que tenemos que entender. La respuesta la tenemos los peruanos, y para lograrlo, el Estado y los gobernantes deben asegurar tres derechos fundamentales: derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad; todos ellos son derechos atribuibles a todos los peruanos por el hecho de haber nacido en este país, e indispensables para que cada ciudadano pueda embarcarse en el objetivo de vida; buscar la felicidad.
Dicho objetivo es muy importante porque implica una actitud emprendedora versus una actitud pasiva, siendo la primera de vital importancia ya que cada peruano es el único que sabe lo que necesita para ser feliz. Es por ello la importancia de crear un sistema de emprendimiento respaldado y resguardado por el Estado donde todos puedan tener las herramientas necesarias para llevar a cabo su plan de vida.
No obstante, en nuestro país pasa todo lo contrario, por ello, debemos desconfiar de los políticos que propongan una visión única como receta para ser felices. En el corto plazo, dicha receta puede ser atractiva y se puede traducir en expectativa de solución de los problemas del país, pero el tiempo indicará lo contrario. Y como es lógico, al no cumplirse con las expectativas, habrá un malestar generalizado causando una decepción en la población. Dicha decepción se convertirá en la línea de partida para gestar el próximo gobierno de corte populista, donde se prometerá el nefasto error de entregar la felicidad antes que fomentar su búsqueda.
A modo de conclusión, cada peruano tiene la inmensa virtud de decidir cuál es su proyecto de vida, y cuáles son los elementos que tiene y quiere desarrollar para ser feliz. ¡Es cuestión de atreverse a identificarlos! Como se mencionó líneas arriba, los peruanos debemos construir un Estado que asegure la libertad, la vida y la propiedad; derechos indispensables para poder emprender, lograr nuestros objetivos y ser parte de un país feliz.