Los errores que un empresario no debe cometer

Nadie enseña a una persona a ser un buen empresario, de ahí que sea importante tener en claro el mercado al que se aboca, saber cuánto capital se necesita y contar con un plan de negocios inteligente.

Empresarios jovenes
Empresarios jovenes - Errores comunes de un empresario

Cada nuevo emprendimiento que se realiza involucra riesgos, unos que en caso de no ser previstos por el empresario podrían costar el fracaso de la empresa. No hay manuales para asegurar el éxito de las decisiones que se toman, por ello lo mejor es seguir algunos consejos que al menos orientan sobre el rumbo que debe seguirse en esta excitante aventura de emprender un negocio.

7 Errores comunes en un empresario novato

  1. El costo de hacer las cosas solo

    Cuando se emprende un nuevo negocio, el clásico error que se comete es tratar de hacerlo todo para ahorrar costos, ya sea de un asistente administrativo, una firma de relaciones públicas, de diseño web, especialista de marketing, entre otros. Quien piense que puede hacer todo sólo, es un genio o es un bruto; la capacidad de delegar funciones forma parte de las características que debe poseer un buen empresario.

    Aunque para muchos el motivo de hacer todo se origina en la necesidad de “ahorrar”, a la postre ello significa un desgaste acelerado de quien debe hacer todo, pues el funcionamiento que debería estar a cargo de distintas personas en una pequeña organización, se sostiene en los hombros de una sola persona que al fallar, arruina todo lo conseguido. Es muy importante incluir en el precio un margen que asegure la contratación de personal y también la calidad y constancia en la realización de las tareas necesarias para conseguir los objetivos propuestos por la empresa.

  2. Solicitar el consejo de muchas personas

    Pedir ayuda es bueno, sobre todo cuando no se tiene la experiencia necesaria como para cumplir una tarea a cabalidad. El problema está en la exageración del concepto de “consejo”, pues si se acude a muchas personas o muchos expertos, la decisión que debe tomarse se retrasa y con ello también se esfuma la oportunidad de haber hecho antes que el resto.

    Lo ideal es reunir un grupo de asesores expertos en distintas áreas y asesorarse por ellos con periodicidad. Una reunión al mes o dos por semana puede ser la medida precisa para conseguir tomar decisiones precisas en el momento perfecto, donde una simple reunión vía conferencia telefónica puede ser la solución perfecta al problema que necesita ser resuelto.

  3. Falta de equilibrio entre el desarrollo de un producto y la estrategia de venta

    El mundo de los negocios se mueve de forma vertiginosa, y las oportunidades a penas dan tiempo para pensar dos veces lo que se tiene que hacer, por ello el intento de perfeccionar en demasía un producto antes de comenzar a estudiar la forma de introducirlo al mercado, puede dar pie a que la competencia se adelante y de el primer mordisco a la manzana (mercado).

    No tienen nada de malo el soñar con ser un buen empresario, pero sí acarrea un costo importante cuando se pierde la vista sobre la estrategia de marketing que se utilizará para introducir el producto y abordar al mercado objetivo.

  4. El problema de un mercado reducido

    No importa que tan pequeña sea la participación que puede tener en el mercado la empresa que se pretende o posee, pero sí importa que el mercado al que se enfoca el emprendimiento no sea pequeño, de lo contrario se comenzara con una desventaja importante aún en el caso de haber identificado un nicho particular.

    Mientras más limitadas sean las opciones de conseguir el objetivo propuesto, desenvolverse en un mercado reducido por ejemplo, menos chances habrán de conseguir el éxito en lo que se emprende. No hay que tener miedo de los grandes mercados, sino que hay que tomar las decisiones correctas en el tiempo y lugar indicados.

  5. Invertir más de la cuenta en la atracción de clientes

    La inversión que se hace en publicidad para atraer más clientes es un punto crucial para una empresa, pues del equilibrio que exista entre lo invertido y lo adquirido de ello pende el futuro económico del emprendimiento.

    Si se invierte demasiado mensualmente en publicidad y la tasa de retorno es baja, entonces se renuncia a cualquier tipo de futuro empresarial, ya que la meta de todo empresario debe estar puesta sobre la de maximizar los recursos que posee y no gastarlos de forma irresponsable o esperando rindan frutos producto del azar. Es fundamental estudiar opciones que permitan financiar el funcionamiento de la empresa, ya sea en la venta de productos y/o servicios como en una campaña de publicidad eficiente que atraiga a más clientes.

  6. Calcular mal el capital que se necesita para comenzar una empresa

    Si bien es cierto son muchas las variables que marcan el éxito o fracaso de una empresa, uno de los más importantes es el capital, pues un mal cálculo de este puede significar no contar con los recursos para pagar salarios, hacer publicidad, financiar costos fijos o variables necesarios para el funcionamiento de la empresa, entre otros. Contar con un presupuesto holgado no asegura el éxito de un emprendimiento, por ello es necesario saber cuánto se necesita, cuánto se dispone y luego pensar en estrategias de funcionamiento que maximicen al máximo los recursos disponibles conforme los objetivos que se hayan planteado.

  7. No contar con un planteamiento de negocios adecuado

    Hay ideas geniales que se transforman en negocios rentables si siquiera habérselo propuesto el creador de la misma, Facebook y Twitter son un buen ejemplo de ello. No obstante lo anterior, hay casos en que no contar con un plan de negocios significa no saber cuánto se necesita, cómo se debe invertir el capital disponible y cuál es el momento en que deben comenzar a verse ganancias.

    El ingenio de una mente creativa no sólo debe avocarse a la creación de campañas publicitarias rebuscadas para conquistar a la audiencia, sino también en un plan de negocios atractivo, donde en coordinación con n plan de marketing se pueden conseguir ganancias escalonadas y así convertir una buena idea en un negocio viable.