Recorte de impuestos, acuerdo pendiente entre demócratas y republicanos
Las medidas que se aprueben de ahora en adelante, definirán el rumbo que tome la sociedad estadounidense
Las medidas que se aprueben de ahora en adelante, definirán el rumbo que tome la sociedad estadounidense
Aunque se está logrando un clima de diálogo respetuoso, y pueden apreciarse puntos de encuentro entre las partes, la reunión del presidente Barack Obama con los republicanos no logró salvar las diferencias en torno al recorte de los impuestos que se aplica desde el gobierno del ex presidente George W. Bush, y que expira a finales de diciembre, a menos que el Congreso apruebe una extensión de dos años.
Los demócratas, con Obama a la cabeza, proponen mantener el recorte en los impuestos para las familias de menos recursos, y eliminarlo para las familias con ingresos superiores a 250.000 dólares anuales, como una medida para frenar el aumento del déficit presupuestario.
En la otra acera, los republicanos pretenden prorrogar la política fiscal para todos, argumentando que de no hacerlo, se pondrán en riesgo nuevos puestos de trabajo, en momentos críticos para la economía del país.
Luego de concluida la primera reunión del mandatario con los parlamentarios, luego de los comicios de noviembre, los líderes republicanos ratificaron su posición a favor de mantener los recortes como hasta la fecha, mientras Obama calificó a esta política como “insensata e injusta”. Para un acuerdo se requieren 14 votos, circunstancia difícil de lograr dadas las profundas divisiones entre ambos bandos.
Dos visiones de un mismo problema
Estados Unidos atraviesa por una situación muy particular, en la que confluyen diversas problemáticas como las consecuencias de una reciente crisis financiera, los altos índices de desempleo, problemas de inmigración, la intervención en conflictos externos que genera altísimos gastos, una crisis en puertas en materia de política exterior, y una larga lista de otros problemas (como la pérdida de la mayoría en el Congreso para el gobierno del presidente Obama), que le complican el panorama para la obtención de recursos y aprobación de leyes pendientes.
El déficit acumulado de enero a septiembre, alcanzó la cifra de 1,3 billones de dólares, y muchos sectores entre opositores y críticos, lo atribuyen a la falta de medidas oportunas por parte del gobierno. Tal desajuste es atribuible a las guerras de Afganistán e Irak, las erogaciones por concepto de seguros médicos, y los dos recortes de impuestos aplicados por el gobierno de Bush y los republicanos.
Medidas llegan con retraso
El presidente Obama creó una comisión integrada por demócratas y republicanos, para atacar y reducir el déficit por medio de un plan que advierte de entrada que “la solución será dolorosa, pues no hay salida fácil”.
Entre las medidas propuestas están: reducir el gasto público en 4 billones de dólares durante los próximos 10 años, con énfasis en la partida de gastos militares y en la seguridad social; la eliminación de 200.000 empleos del sector público; retrasar la edad de jubilación a los 69 años; y aumentar el impuesto al consumo de gasolina. Ya se anunció la congelación del salario de los empleados federales por dos años.
Las opiniones están divididas también entre la población
Una encuesta realizada por la empresa Gallup, indica que una mayoría de la población, apoya la propuesta del presidente. Según los resultados, el 44% de los estadounidenses favorecen la medida de mantener el recorte, pero con algunas excepciones a los más ricos, mientras que el 40% vota por mantener la medida para todos por igual.
De no llegarse a un acuerdo, puede pasar que en enero próximo todos los impuestos suban, aumentando con ello la presión para el gobierno y dándole a los republicanos la oportunidad de hacer de la rebaja tributaria, una prioridad en la agenda parlamentaria, cuando tomen el control de la Cámara de Representantes.
“Ambas partes saben que debemos trabajar para asegurarnos que el 1 de enero los impuestos no sumen millones de dólares para las familias trabajadoras, algo que sería desastroso para la gente y para la economía del país”, aseguró Barack Obama.