Errores de los nuevos empresarios
El exceso de entusiasmo puede distorsionar las verdaderas posibilidades de tener éxito en un negocio que se inicia. Sea optimistas sin despegar los pies de la tierra
El exceso de entusiasmo puede distorsionar las verdaderas posibilidades de tener éxito en un negocio que se inicia. Sea optimistas sin despegar los pies de la tierra
El entusiasmo y la fe en una idea, son las mejores motivaciones para que las personas emprendedoras decidan abandonar sus zonas seguras y comenzar un negocio propio. Seguramente en el camino de tomar la decisión, habrán consultado muchos libros, conversado con expertos, y hecho sus propios estudios de mercado. Sin embargo, siempre cometerán errores: en el empleo de los recursos, la contratación de personal, las estrategias de ventas, o cualquier otro aspecto en el que no se tiene la suficiente experiencia. Lo importante es que estos errores no se traduzcan en un fracaso de la iniciativa.
Para evitar males mayores, no está demás revisar las equivocaciones más comunes como un ejemplo para aprender y aplicar a tiempo los correctivos.
Lanzarse solo
Es difícil que un negocio crezca y prospere si hay una sola persona involucrada. Algunas profesiones y ocupaciones no requieren en realidad de un equipo humano: diseño web, consultorías, relaciones públicas, son algunos ejemplos. Sin embargo, siempre es conveniente contar con un apoyo para otras tareas. Los clientes, generalmente, no tienen problemas para tratar con terceras personas, siempre que tengan la seguridad de contar con el dueño del negocio, el profesional, al momento de requerirlo.
Pedir consejos a todo el mundo
Una buena asesoría siempre es necesaria hasta para los emprendedores más experimentados, pues el inicio de un negocio involucra diversas áreas, que no siempre domina una sola persona. Pero cuando se pide la opinión de muchas personas, las decisiones importantes pueden retrasarse perjudicando el inicio de las actividades comerciales o empresariales.
Una buena idea es conformar un “equipo de asesores”, al que pueda consultarse cuando sea necesario, manteniendo el control del negocio. Los expertos recomiendan convocar al equipo cada dos semanas o una vez al mes, por lo menos, para dar tiempo de aplicar las recomendaciones y apreciar los resultados.
Enfocarse en el desarrollo del producto y descuidar las ventas
La calidad de un producto es el eje central del éxito de toda empresa, y en ello debe invertirse tiempo y esfuerzo que garanticen una distancia considerable de la competencia. Sin embargo, si no hay labor de promoción y ventas, el mejor de los productos se quedará en la etapa inicial. Por otra parte, si no se vende, se corre el riesgo de consumir el capital, quedarse sin dinero y sin fuerzas para le etapa fundamental de colocar el producto en el mercado.
Limitar el mercado
Es preferible tener una pequeña porción de algo concreto que el 100% de las posibilidades. Muchos emprendedores consideran, no sin razón, que atacar un nicho especializado es un buen negocio. Sin embargo, esto reduce las posibilidades, no solo de desarrollo y crecimiento, sino de participación, pues es posible que al ser un sector pequeño, ya esté abastecido. Buscar campos que ofrezcan mayores posibilidades aunque las ventas no sean tan exclusivas, es preferible al momento de comenzar.
Omitir los canales de distribución
Hay actividades que perfectamente se pueden atacar directamente, volvemos al ejemplo del diseño web o las asesorías. Ahora, negocios como productos manufacturados, bienes en general y algunos servicios, penetran al mercado de manera mucho más efectiva a través de los distribuidores. Estos agentes conocen el mercado a fondo, poseen sus propias redes, tienen los mejores contactos, y saben dónde y cuándo visitar a los clientes colocar un producto nuevo. Claro, esto tiene un costo, pero éste está plenamente justificado, si el bien o servicio entra en esa cadena de distribución masiva a la que no tendrá acceso, si el mismo fabricante se dedica a tocar puertas y a explorar el mercado, terreno desconocido, por su cuenta.
Invertir demasiado en publicidad
Los gastos de promoción y publicidad nunca son dinero mal invertido, darse a conocer sigue siendo la mejor vía para aumentar las ventas. Pero cuando se está comenzando y el capital es limitado, hacer gastos excesivos en este rubro puede llevar a la quiebra antes de comenzar.
Lo sensato es ir poco a poco, probando medios y estrategias con moderación, y observar los resultados. Una vez que se ganen algunos clientes, se pueden incorporar a nuevas promociones exhibiendo resultados y dando referencias de lo que se ha logrado, pero este se hace por etapas y cuidando el capital.
Comenzar con poco dinero
Otro error común es pensar que con el alquiler de un mes, algunas compras de equipos y mobiliario y lanzarse a las ventas, el negocio va a ir viento en popa. Nada más arriesgado. Toda empresa que se inicia debe estimar unos meses muertos, que por lo general son financiados por el inversor, hasta tanto el negocio comience a producir lo suficiente como para recuperar el capital invertido al inicio, y dejar para gastos operativos, aun no se habla de ganancias por supuesto. La solución es calcular muy bien los costos y la inversión necesaria, antes de abrir las puertas del negocio o proyecto.