Chile, bajo el manto derechista

¿Acaso el pueblo chileno sufre de amnesia?

El día 13 de Diciembre del 2009 se comenzó a trazar parte de la historia de Chile, el Pueblo, haciendo uso de su Derecho a Voto, se reunía en las urnas para elegir a su nuevo gobernante. Hasta ese entonces nada estaba dicho, el poder podía recaer en la persona menos adecuada o bien, menos esperada.

Los candidatos

Los candidatos a la Presidencia de Chile fueron: Marcos Enríquez Ominami (Independiente); Eduardo Frey Ruiz Tagle (representando a la Concertación); Jorge Arrate (representante del Partido Comunista) y por último el “Señor” Sebastián Piñera, fiel adherente de la UDI, más conocido como el “partido político de Derecha”.

Como es normal en Chile, la decisión no fue tomada en la “Primera vuelta”. Sin embargo, el 13 de Diciembre, fue la fecha en que Jorge Arrate y Marco Enríquez, debieron resignarse a dejar la banda presidencial en manos de sus contrincantes: Eduardo Frey y Sebastián Piñera.

Cientos de jóvenes vieron perdidos sus votos y pudieron visualizar el futuro que tendría el país en manos de alguno de estos personajes. Eduardo Frey, quién ya había tenido el honor de sentarse en la Moneda, y por cierto, con escaso resultado en el progreso de la sociedad chilena. Se le reconoce la apertura de algunas puertas en lo que respecta al mercado internacional, como presidente se dedicó a viajar, omitiendo las necesidades latentes de los habitantes.

La segunda vuelta

La candidatura de Frey, no era sino una continuidad de la inmovilización social, similar a lo que venía aconteciendo en los gobiernos semi - comprometidos, sólo que sin los avances del Gobierno de Michele Bachelet (la primera mujer presidente). Sino “encaramándose” encima de los mismos proyectos, por lo tanto se veía que no era la mejor opción.

El triunfador

Con lo anterior, ya se puede deducir quién fue el ganador de la Segunda Vuelta. El 17 de Enero, Frey fue derrotado. El 60% de los votos, es decir, 3.582.800 chilenos y chilenas, dieron su opinión favoreciendo al hoy, presidente electo Sebastián Piñera. Un habido empresario, dueño de grandes capitales, con acciones en Lan Chile y uno de los hombres más ricos del mundo. Por supuesto que ha renunciado y vendido gran parte de ellas, para que no se malinterprete su opción de gobernar Chile: “Por un cambio de verdad” “¡Viva el Cambio!”…

Cuando se leyó el último cómputo y cuando la banda tenía ya nombre, apellido y un partido ganador, quedó patente y clara la amnesia chilena: “Chile, no tiene memoria”. Para muchos fue imposible detener las imágenes que las injusticias del pasado, injusticias, que sin lugar a dudas marcaron una idiosincrasia, volvían a reclamar la paz perdida: Detenidos, desaparecidos, censuras a la hora de expresarse, la orfandad de carecer de los derechos básicos del Ser Humano, a tener una opinión diferente… ¡Cuánta sangre fue derramada!… ¡Cuánto temor se percibía en las miradas!... Y hoy, una vez más el pueblo chileno está en manos de la Ultra Derecha, nuevamente con el riesgo de volver a vivir, a experimentar injusticias sociales.

¿Qué se puede esperar de Piñera?

Los ingenuos y poco informados, que son la mayoría, creen que todo estará mejor, que Piñera con su ingenio propiciará una mejor calidad económica… A mi parecer, sólo enriquecerá al Chile Empresarial, a los Grandes Señores, dueños de Grandes Empresas… Lo más probable es que este “Chile Lindo” sufra un retroceso a los tiempos de Víctor Jara y sus “Casitas del Barrio Alto”.

Esta degradación en la calidad de vida es un hecho dado que con el Gobierno del Señor Piñera, las diferencias sociales y el clasismo se reflejarán con mayor intensidad en todo el espectro social: El sector pudiente de la sociedad, cada vez más rico, tendrá acceso a una Educación de Calidad (ocupando los cupos de las Universidades Estatales), sin lugar a dudas, no tendrán que hacer colas en un hospital público, ni serán víctimas de negligencias médicas.

La clase media por su parte, tendrá que subsistir como pueda, para que su descendencia pueda romper el círculo, y de este modo aspirar a ser parte del sector pudiente. Muchos caerán víctimas del corrimiento hacia la pobreza, cuestión típica de estos prototipos del liberalismo. Se entiende que la concentración de capitales se consigue despojando a las clases más débiles de su patrimonio. Cuando los pobres han tocado el suelo, entonces se precipitan las economías de las clase medias pasando a ocupar lugares cada vez más cercanos a la miseria absoluta.

La clase baja: “Los Pobres”, continuará siendo una plataforma “discriminada” con subsidios, bonos, y un sinfín de “muletas” que hacen de ellos “seres sin iniciática” que se acostumbran a viajar a lomos de los contribuyentes. Ni siquiera es una inercia elegida, es la peor pérdida que una población puede sufrir, ser despojados de la voluntad, del empeño, de la inquietud, es estar con un respirador económico, ya olvidado de la esperanza y asistido por una maquinaria castradora de posibilidades.

Denunciando estas verdades, no se ofende al sector vulnerable de la sociedad, se le quiere dignificar. Ya que en Chile, hay quienes por sus intereses, prefieren ver dar a los indigentes pan y vino, para mantenerlos callados. Se pretende disminuir el índice de la pobreza… ¡Regalando el dinero! ¿Puede haber mayor degradación?

¡El asitencialismo es un estupefaciente social que humilla al ser humano por considerarlo incapaz. La educación y el trabajo, en cambio, dignifican al ser y le dan un porqué a la vida!

Se ha de esperar, que Piñera haya apuntado en su mente o en su “foto sonrisa”, las ideas de Ominami: “La clave para erradicar la pobreza está en mejorar la Educación”. Podríamos cerrar los ojos e imaginar cumplidas estas promesas de un Chile feliz. ¡Somos Seres Humanos tenemos derecho a soñar la felicidad de vez en cuando! A soñar con un Chile Mejor, dónde no existan las diferencias, un país que valora lo aprendido, pero que no le teme al ensayo de buscar una mejor manera de vivir.