Evo Morales: el inicio del fin

Evo Morales culmina su ciclo en el gobierno de Bolivia de la misma manera en que lo hacen quienes buscan perpetuarse en el poder, saliendo por la puerta falsa.

El inicio del fin

Si nos remitimos en el tiempo para corroborar en qué momento el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, comenzó su largo camino hacia el ocaso, tendríamos que detenernos en febrero de 2016, cuando el aún mandatario convocó a un referéndum popular con la intención de habilitar la posibilidad de competir por un cuarto mandato consecutivo como jefe de Estado, cargo que ostentaba desde enero de 2006.

Fracaso oficialista en el referéndum

Como es de conocimiento público, la reforma constitucional fue rechazada en las urnas y Morales se vio obligado a presentar un recurso extraordinario, bastante discutible, ante el Tribunal Supremo Electoral que finalmente aceptó su postulación dos días antes de que venciera el plazo legal para aceptar candidaturas.

La decisión del tribunal fue ampliamente rechazada por la totalidad de partidos opositores y demás organizaciones civiles. Se realizaron movilizaciones en La Paz y protestas en todo el país exigiendo la inhabilitación de Evo Morales.

Elecciones oscuras

Tres años después, el 20 de octubre de 2019, ante la sospechosa demora en la difusión del escrutinio previo, la oposición comenzó a denunciar posibles maniobras de fraude electoral. En horas de la noche, el 84% de las mesas escrutadas indicaban que el opositor Carlos Mesa había logrado el objetivo de forzar una segunda vuelta contra Morales.

Ello les daba un respiro a los partidos de oposición, pues según las encuestas, la unificación de los opositores en segunda vuelta propiciaría la derrota del actual régimen. Sin embargo, la diferencia era mínima. Morales obtenía hasta el momento el 45,28% de los votos contra el 38,16% de Mesa. Morales aún podía alcanzar los diez puntos de diferencia necesarios para ganar en primera vuelta.

En las horas siguientes, el conteo rápido continuaría a un ritmo más lento de lo normal y los opositores comenzaron a movilizarse denunciando el fraude, pero desde el oficialismo aseguraban que las demoras se debían a que los resultados de las zonas rurales del país tardaban más en llegar y que estos eran favorables a Morales.

En la mañana del lunes 21 de octubre el Tribunal Supremo Electoral informa que el conteo de votos al 95,63% es de 46,4% a 37,07%. Morales quedaba a un punto de la victoria con más del 4% de las mesas por escrutar.

Reacciones violentas

La noticia desató violentas protestas en diferentes puntos del país. El candidato opositor, Carlos Mesa denuncia formalmente que hubo fraude en las elecciones y grupos opositores incendian tres oficinas regionales del Tribunal Supremo Electoral en Potosí, Sucre y Cobija.

El 22 de octubre, diferentes líderes obreros, políticos y de la sociedad civil convocan a una huelga general por tiempo indeterminado. Reclaman la renuncia de Evo Morales, mientras el oficialismo proclama la victoria del presidente boliviano en primera vuelta.

El 23 de octubre, Morales denuncia en conferencia de prensa que los cuestionamientos a los resultados electorales tienen un trasfondo “racista” y sostiene que el paro general convocado en diferentes regiones del país tiene un carácter político y lo califica de golpe de Estado.

En esas circunstancias, Carlos Mesa pide ayuda a la comunidad internacional para evitar que Evo Morales implante una dictadura en el país, entretanto, en Santa Cruz, bastión de la oposición a Morales, se reportan personas heridas por enfrentamientos entre simpatizantes oficialistas y opositores.

Pronunciamiento internacional

El 24 de octubre la Organización de los Estados Americanos (OEA) recomienda que se realice una segunda vuelta electoral y Morales los acusa de estar de lado de los golpistas de la oposición. Al día siguiente, el presidente se declara ganador y desafía a la oposición y a la comunidad internacional a contar voto por voto los resultados de la elección para salir de dudas. Para entonces, Estados Unidos, Colombia y Argentina se suman al pedido de que se realice una segunda vuelta.

El 26 de octubre el gobierno de Brasil anuncia que por el momento no reconocerá la victoria de Morales y apoya una auditoría del proceso electoral como propone la oposición y los observadores internacionales. Mientras tanto, recrudecen las protestas y enfrentamientos en las calles.

El 31 de octubre, en La Paz, Morales insta a sus seguidores y a la oposición a cesar la violencia, mientras se espera que la OEA investigue las denuncias de fraude electoral. Pero el 1 de noviembre, el Tribunal Supremo Electoral formaliza la firma del resultado de las elecciones con la victoria de Morales sin necesidad de una segunda vuelta.

Pedido de renuncia

El sábado 2 de noviembre, dirigentes de comités cívicos de diversos departamentos bolivianos le dan un ultimátum de 48 horas a Morales para que renuncie a su cargo y llaman a las fuerzas armadas a unirse a su reclamo.

El 4 de noviembre Morales no accede a presentar su renuncia e insta a las fuerzas de seguridad a seguir apoyando al gobierno. Las protestas y enfrentamientos en las calles parecen no tener fin.

El 8 de noviembre dos motines policiales contra la reelección del presidente Evo Morales sacuden Sucre y Cochabamba.

El 9 de noviembre el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, expresa su respaldo al mandatario de Bolivia y pide a la comunidad internacional actuar ante cualquier intento de golpe de Estado. Morales también llama a la oposición y fuerzas armadas a iniciar un diálogo, pero los partidos opositores rechazan la solicitud y vuelven a pedir la renuncia del presidente.

Desmoronamiento del régimen

El domingo 10 de noviembre, el lapidario informe de la OEA revela que hubo irregularidades en los comicios de octubre, se hace mención a los problemas técnicos del Sistema de Transmisión de Resultados Electorales, a varios casos de falsificación de firmas y actas y a una irregularidad en la cantidad de votos recibidos por Morales en el último 5% del escrutinio. Atendiendo al llamado de la organización internacional, Morales anunció nuevas elecciones, pero por la tarde, las fuerza armadas y la policía boliviana lanzaron un mensaje recomendando al mandatario renunciar al cargo.

Ante los hechos, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, denunció una operación militar en Bolivia y anunció que México había ofrecido asilo a Evo Morales. Finalmente, en medio de las presiones militares, civiles y protestas, Morales renunció a la presidencia de Bolivia, denunciando órdenes de captura en su contra, por lo que aceptó el asilo en México.

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