El legado de Evo Morales
Tras 13 años en el poder, Evo Morales deja un legado con altibajos al próximo régimen. Así se encuentra Bolivia al momento de la caída del régimen.
Tras 13 años en el poder, Evo Morales deja un legado con altibajos al próximo régimen. Así se encuentra Bolivia al momento de la caída del régimen.
Bolivia es un país andino, cuya extensión abarca aproximadamente un millón de kilómetros cuadrados. Para Lonely Planet, una de las mayores editoras de guías de viajes en el mundo, es “la nación más indígena de Latinoamérica”. Su importancia es tal que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció en 2014 a dicho país por proteger y preservar su cultura, considerándolo un “referente para el resto de los pueblos indígenas del mundo”.
Pero no todo es color de rosa, pues este país de más de 11 millones de habitantes enfrenta una serie de dificultades sociales que fueron planteadas por los ciudadanos más jóvenes de cara a las polémicas elecciones de 2019: desempleo, pobreza y desigualdad social.
El arraigo indígena en Bolivia es bastante fuerte, siendo las culturas más representativas los quechuas y los aymaras. Debido a su diversidad, el país cuenta con 36 idiomas oficiales entre los que destacan el español, quechua, aymara y guaraní, los cuales fueron incorporados a la Constitución Política tras la llegada de Evo Morales al poder en 2006.
A inicios del siglo XXI, Bolivia se ha visto inmersa en cambios repentinos en el ámbito político y la representación en el gobierno. En medio de una severa crisis política entre 2001 y 2006, el país tuvo hasta cuatro presidentes:
- Jorge Quiroga (2001 – 2002)
- Gonzalo Sánchez Lozada (2002 – 2003)
- Carlos Mesa (2003 – 2005)
- Eduardo Rodriguez Veltzé (2005 – 2006)
En 2006, Evo Morales se convirtió en el primer presidente indígena de la historia de Bolivia y desde entonces fue reelegido hasta en dos oportunidades. Este hubiera sido su cuarto mandato consecutivo de no haberse suscitado las acusaciones de fraude en su contra en las elecciones del presente año, que lo empujaron a renunciar al cargo que ostentó durante 13 años.
Para la ONU, con su llegada al poder, Morales:
“…asumió un papel de liderazgo en la defensa y reivindicación de los pueblos y las culturas indígenas, comenzando por los 36 pueblos originarios que viven en su territorio, que empezaron a ejercer sus derechos, entre ellos a hablar sus lenguas con libertad”.
Sin embargo, 13 años después del gobierno socialista de Morales, algunos problemas aún perduran y quedan como legado para el próximo gobierno.
Desempleo y pobreza
Bolivia presenta una alta tasa de informalidad laboral; de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística del país, la tasa de desempleo juvenil de 2018 fue 8,5% y el 80% de la población está en el sector informal.
Por otro lado, reportes del Fondo Monetario Internacional (FMI) reflejan un crecimiento sostenido en Bolivia en los últimos años y una baja importante en los indicadores de pobreza extrema que pasaron de 38% en 2005 a 15,2% en 2018.
Aun así, el analista económico boliviano, Gonzalo Chávez, sostiene:
“Bolivia es un país que económicamente, a pesar de la bonanza que ha tenido en los últimos 12 años, no ha sido capaz de diversificar su economía y sigue siendo muy vulnerable a los precios del gas, el petróleo, los minerales, la soya porque no hemos hecho ninguna diversificación productiva”.
En cuanto a la deuda pública bruta, esta ha aumentado de un 38% en 2014 a un 53% del PIB (Producto Bruto Interno) en 2019; en el mismo periodo de tiempo, las reservas internacionales bajaron de 15.100 millones de dólares a 8.000 millones de dólares a mediados de 2019, según datos del Banco Mundial.
Salud y educación
La cobertura de salud en Bolivia es bastante precaria, según el Instituto Nacional de Estadísticas, para agosto de 2018 el 65,3% de la población no contaba con un seguro de salud. En la zona rural esta carencia afecta a 70,8% de la población y en el área urbana, a 62,8%.
El país altiplánico tiene uno de los índices de expectativa de vida al nacer más bajos de Sudamérica. Según datos del Banco Mundial para 2017, la expectativa de vida al nacer en Bolivia era de 70,9 años, por debajo de Venezuela (72,2 años), Paraguay (73,9 años) y Perú (76,2 años).
Bolivia tiene, además, una de las tasas de mortalidad materna más altas de la región con 206 muertes por cada 100.000 nacimientos con vida, según el reporte de Estadísticas Mundiales de Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2018. Es también el segundo país con la tasa más alta de mortalidad de niños menores de cinco años: 36,9 por cada 1.000 nacimientos, superado solo por Haití.
En el rubro de la educación, en las últimas tres décadas el país ha disminuido considerablemente su tasa de analfabetismo, pasando del 20% en 1992 a 7,6% en 2015. La reducción en casi 20 años fue de 12,4%.
Sin embargo, un informe de 2017 sobre Conocimiento Indígena y Políticas Educativas en América Latina de la Unesco manifiesta que, aunque a nivel nacional la tasa de alfabetismo sea de 92,3%, esta se reduce a 81,07% en la población cuyo idioma materno es indígena.
El reporte de la Unesco señala:
“Esta brecha se debe ante todo al bajo nivel de alfabetismo entre las mujeres que hablan un idioma nativo, tanto en el área rural como urbana”.
Por lo que, a pesar de las cifras mostradas por el ex presidente Evo Morales en 2018, con las que se ufanaba de la reducción sustancial del analfabetismo en su país, la Unesco y Unicef han alertado que la calidad de la educación en Bolivia es una de las principales preocupaciones.
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