Cuándo, cómo y por qué optar por la reunificación de deudas
La inestable situación económica derivada de la crisis global en la que las sociedades llevan inmersas más de dos años, ha derivado en una característica común para las familias y empresas que las componen; la falta de liquidez y solvencia como premisa básica e inherente a las altas tasas de desempleo, ha supuesto un gran hándicap para las deudas asumidas en los años de bonanza económica.
En un contexto así y, teniendo en cuenta además que la situación se torna compleja también para las entidades financieras que, si bien propiciaron y fomentaron el sobre endeudamiento en los años especulativos, hoy también sufren en sus cuentas de resultados, los efectos adversos de una sociedad que no puede seguir pagando las deudas asumidas.
Una espiral complicada
El escenario en el que se produce la necesidad de optar por la reunificación de deudas –consolidación en un único préstamo con una cuota mensual más baja y un plazo de amortización más amplio- se produce, principalmente, por la incapacidad de mantener las obligaciones crediticias al día dentro de los ingresos mensuales.
El impago contempla una gran cantidad de efectos colaterales que abarcan a todos los ámbitos de la economía doméstica y que, si no se acomete a tiempo, puede derivar en una situación de exclusión financiera muy potente que minimice las posibilidades de sanear las finanzas y seguir adelante.
El historial de crédito, el gran damnificado
Uno de los aspectos más preocupantes de la falta de pago de las deudas asumidas es el historial de crédito. Conviene recordar que un historial de crédito manchado supone un gran freno para la viabilidad financiera.
Es por esto que la reunificación o consolidación de las deudas se convierte -en un escenario de falta de liquidez- en la única alternativa viable para mantener una economía doméstica sana.
Cómo, cuando y por qué acudir a la consolidación de deudas
Ante una situación de morosidad en ascenso, propiciada por tasas de desempleo que superan los dos dígitos en muchas de las grandes economías, las entidades financieras han optado por facilitar el acceso a la consolidación o reunificación de las deudas que, si bien no es la panacea para los problemas de falta de liquidez, sí supone un alivio en el corto plazo que permite contar con la solvencia necesaria para incrementar la capacidad de ahorro y mantener intacto el historial de crédito.
Las deudas asumidas, préstamos al consumo, créditos hipotecarios y deudas de tarjetas de crédito, se fusionan en un solo préstamo en el que los plazos de amortización se amplían y, por ende, los intereses finales abonados son mayores, mientras que la cuota mensual se reduce, lo que facilitará la entrada de aire a su presupuesto mensual, permitiéndole incrementar su capacidad de ahorro y, sobre todo, mantener su historial de crédito limpio.
Conclusiones y recomendaciones finales
Es muy importante llevar un correcto control de ingresos y gastos, reducir aquellas partidas superfluas o no necesarias, analizar su situación profesional presente y futura y, en caso de percibir que no va a poder seguir haciendo frente a sus obligaciones acudir antes que se produzca el impago a su entidad financiera para que evalúe la posibilidad de realizar una consolidación de sus deudas vigentes.
Una vez realizada y establecida una cuota mensual más reducida, la recomendación es destinar el remanente al ahorro a fin de ir amortizando su deuda a medida que su economía se lo permita.
El objetivo principal en este nuevo ciclo económico, es establecer una economía doméstica basada en la generación de ingresos para satisfacer los gastos, alimentando la capacidad de ahorro y, minimizando al máximo, el endeudamiento.