Turismo industrial made in China: la fábrica de vino de Niulanshan
El turismo industrial poco a poco se ha ido convirtiendo en una interesante alternativa para una perspectiva diferente del turismo. Permite conocer de primera mano grandes instalaciones, fábricas y factorías que procesan, fabrican, manufacturan y crean distintos tipos de productos; desde piezas y partes para computadoras hasta casas, artefactos y tecnología de punta; se trata una corriente nueva que se extiende por los cinco continentes y, por supuesto, el gigante chino no podía estar ausente de esto.
Al fin y al cabo China se ha convertido en la fábrica del mundo, por lo que un turismo de estas características puede ser una experiencia interesante, pero ojo, que no todo son fábricas. Si va de vacaciones a China y quiere conocer algo distinto y sorprendente, no deje de visitar Niulanshan Wine Factory; es decir la fábrica del vino de Niulanshan, un lugar simplemente sorprendente, made in China, por supuesto.
Hay dos cosas que llaman la atención del viajero al llegar a esta enorme instalación. Primero, enterarse de la larga tradición milenaria que China posee como productor de vinos y otros licores y lo segundo, es el entorno en que se sitúa la fábrica, ya que a está a sólo 15 minutos del aeropuerto de Niulanshan, ciudad localizada en el distrito de Shunyi y en un entorno natural maravilloso, rodeada de transparentes y cantarinas aguas, montañas pintadas de verde, un cielo azul casi trasparente y un paisaje de esos orientales bucólicos y que invitan a la reflexión; parece estar a miles de kilómetros del ajetreo y el ruido del centro de la ciudad.
Esta fábrica de vino, ya que no puede tener otra denominación más acertada, cuyo nombre completo es Beijing Shunxin Agriculture Co. Ltd, Niulanshang Wine Factory fue refundada en octubre de 1952 a partir de la fusión de 11 antiguas compañías productoras, pero la fábrica en sí ha estado activa por más de 300 años; es decir desde las dinastías Ming y Qing.
En la actualidad, la fábrica ocupa una vasta superficie de varios miles de metros cuadrados, sin contar con las extensas áreas de cultivos cuya superficie se pierde en el horizonte y en la que laboran diariamente más de 1.800 personas y ha supuesto una importante inversión.
Pero el vino no es el único producto que se fabrica aquí, ya que además es uno de los principales productores del aromático y afamado licor Er-Guotou, el que además forma parte del alma de unas 120 variedades de vinos, los que no sólo son vendidos en el inmenso mercado chino, sino que además son exportados a otras regiones de Asia e incluso a Canadá y a los Estados Unidos.
Con una serie de reconocimientos gubernamentales por su calidad y producción, la fábrica está incluída dentro del circuito turístico industrial de ese país, una modalidad que crece día a día.
El recorrer la fábrica es una experiencia que asombra por muchos motivos; primero por las dimensiones, la cultura y el rigor empresarial que se percibe hasta el último rincón, por el respeto al medio ambiente, por sus enormes bodegas que almacenan ricos caldos, por las demostraciones de milenarios métodos de fabricación que forman parte del recorrido y como no, por el placer de catar vinos que saben distintos a cualquiera de los conocidos por los paladares occidentales.
¿Vacaciones en China?, por qué no hacer algo distinto y después de asombrarse con la gran muralla hacer un poquito de turismo industrial, claro que made in China; es decir mezclando un pasado milenario que ha sabido conservar las tradiciones, un presente pujante y vibrante; un futuro que habla de calidad y de dedicación por las cosas bien hechas.