La absolución de Donald Trump
Los demócratas no lograron destituir a Donald Trump, aunque parecen sentirse conformes con haber manchado la presidencia del actual mandatario.
Los demócratas no lograron destituir a Donald Trump, aunque parecen sentirse conformes con haber manchado la presidencia del actual mandatario.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue absuelto en el Senado de las dos acusaciones aprobadas y presentadas por la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata: abuso de poder y obstrucción al Congreso. Ambas partes tendrán que afrontar ahora los efectos de este proceso, el cual ha culminado faltando solo nueve meses para las elecciones presidenciales de noviembre, en la que también se renovará toda la Cámara y más de un tercio del Senado. Según las últimas encuestas, la disposición política del país es muy similar a la que tenía antes de que comenzara el proceso de impeachment a Trump, es decir que Estados Unidos está fuertememte dividido. El índice de aprobación del presidente oscila en torno al 45%, el mismo que el de todo su mandato por lo que sus posibilidades de reelección son inciertas, pero tampoco escasas.
La decisión del Senado de no llamar a nuevos testigos en el juicio político a Trump, algo que los estadounidenses anhelaban abrumadoramente, según los sondeos, es un aspecto que se olvidará muy pronto. Después de todo, los demócratas y los republicanos tenían opiniones muy diferentes sobre lo que siginifica "testigos". Los demócratas querían oír a funcionarios del gobierno de Trump como John Bolton y Mick Mulvaney, quienes podrían corroborar los cargos contra el presidente; los republicanos, por su parte, tenían la intención de llamar a declarar al hijo de Joe Biden, Hunter, el líder demócrata del impeachment Adam Schiff y al informante cuya denuncia condujo al impeachment.
Pero al margen de lo que digan las encuestas, es evidente de que este proceso de impeachment sí ha generado impacto en el desenvolmiento de las fuerzas políticas.
Una base republicana movilizada
En un mitin en Des Moines, Iowa, el pasado jueves 30 de enero, en un estadio repleto de seguidores, Trump criticó una vez más lo que llamó el "fraude" del impeachment. El mandatario se refirió a los procesos de destitución pasados, el de Andrew Johnson en 1863, el de Richard Nixon en 1973, que no llegó a ser impeachment por la renuncia del presidente y el de Bill Clinton en 1999. aduciendo que se dieron en "periodos oscuros" de la historia de Estados Unidos, a diferencia de su gobierno que atraviesa una etapa "feliz", según sus palabras. La multitud que aplaudía el discurso, parecía estar de acuerdo con las palabras del mandatario.
Muchos de los presentes mostraron su apoyo a Trump y se mostraron optimistas sobre las posibilidades de reelección del presidente, mientras desdeñaban los esfuerzos demócratas por destituirlo al saber que no podrían vencerlo en las urnas, según el parecer de los seguidores del presidente. La estrategia política de la Casa Blanca parece ser clara: describir el juicio político como un ejemplo del establishment de Washington que tiene en la mira al presidente y, por ende, a quienes lo apoyan, desde el principio. Con el fin de fortalecer esa decisión, el presidente Trump escribió en Twitter:
"No van por mí, van por ti. Yo solo estoy en el medio".
Si el plan de campaña de Trump es reunir a sus bases para que lo apoyen en noviembre, la acusación de los demócratas en la Cámara de Representantes y la posterior exoneración del mandatario en el Senado le vendría demasiado bien a los republicanos.
Una base demócrata reflexiva
En los meses previos al inicio de la investigación que condujo al impeachment en la Cámara de Representantes, la gran cuestión para los demócratas era si la resistencia continua del liderazgo del partido, donde se incluyen la presidenta Nancy Pelosi y el presidente del Comité de Inteligencia, Adam Schiff, a dar el paso podía desanimar a las bases que querían enfrentar a Trump. Finalmente, esos demócratas inquietos obtuvieron el juicio político que querían para manchar la presidencia de Trump, aunque el resultado no fue el que esperaban.
La senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, fue una de las primeras candidatas presidenciales demócratas en pedir la destitución de Trump, y en un evento organizado para sus partidarios en Des Moines el viernes 31 de enero por la noche, muchos ya tenían la vista puesta en noviembre. Algunos de los simpatizantes asistentes se mostraron de acuerdo con que el juicio político se haya realizado, pues consideran que gracias a él salieron a la luz algunas de las "fechorías" del presidente, hay quienes sostienen que este impeachment sirvió para poner ciertos límites al accionar del mandatario y los más optimistas consideran que estye proceso servirá para atraer gente que simpatice con la propuesta demócrata para las elecciones de noviembre próximo. Siendo así las cosas, al menos por ahora, los demócratas parecen sentirse satisfechos con el revuelo armado.
Los efectos para Biden
No hay evidencia que indique que Biden haya tenido algún tipo de mala conducta en Ucrania, pero en política esos detalles muchas veces no importan. Sean ciertos o no, los rumores siempre afectan al sindicado, y durante las intervenciones del la defensa del presidente, la exfiscal general de Florida, Pam Bondi, hizo todo lo posible para dañarlo. En sus comentarios, Bondi presentó lo que consideraba que era el caso contra Hunter Biden y, por consecuencia, contra su padre, el ex vicepresidente Joe Biden. Bondi afirmó que la compañía de energía ucraniana Burisma le dio un puesto en la junta al hijo de Biden para influir en la política estadounidense. Cuestionó si Joe Biden hizo algo como hombre clave del gobierno de Obama para la política de Ucrania que pudiera haber ayudado a proteger a su hijo de una investigación contra la empresa. A su parecer, esa sola sospecha debería justificar la decisión del presidente de pedirle al gobierno ucraniano que investigara a los Biden.
"Todo lo que estamos diciendo es que había una base para hablar sobre esto, para plantear este problema, y eso es suficiente".
La investigación del juicio político en sí y la vinculación de Joe Biden pueden ser suficientes para afectar negativamente la campaña presidencial de Biden, incluso aunque finalmente fracasara el intento de Trump de que Ucrania iniciara una investigación. Luego de la presentación de Bondi, la senadora republicana de Iowa, Jodi Ernst sugirió a los periodistas que las ambiciones presidenciales de Biden podrían haber sido golpeadas. Biden, por su parte, ha tratado de convertir el interés republicano en dañar sus perspectivas políticas en una fortaleza aduciendo que Ernst y Trump sienten temor de que finalmente sea él el nominado por el Partido Demócrata para las presidenciales de noviembre.
Sin embargo, una encuesta de octubre pasado mostró que el 40% de los demócratas y la mayoría de los republicanos e independientes piensan que los negocios de Hunter Biden en Ucrania son un tema de campaña válido.