Teoría del conocimiento y la política

Para Platón había intrínsecamente ligado en la humanidad una idea universal de justicia, lo que permitía a una organización formar principios éticos y políticos.

Teoría del conocimiento
Teoría del conocimiento
flickr.com

Entendemos por política la ciencia y el arte de gobernar, tratándose de la organización y administración de un estado. El individuo es un ser social por naturaleza, y por ende no está capacitado para vivir aislado.

A lo largo de la historia se han ido uniendo en clanes, grupos, tribus. Esto fue conllevando a la organización para la convivencia.

Los orígenes de la política los encontramos en la antigua Grecia y su nacimiento en los filósofos más destacados de la época, como Sócrates. Aunque como es sabido, él nunca escribió nada, todo lo que sabemos es por las recopilaciones personales y subjetivas de Platón.Sócrates preguntaba por toda Atenas a quien deseaba escucharlo tres interrogantes: Qué era la belleza, qué era la justicia, qué era la verdad. Cada vez que los interlocutores daban su respuesta él repreguntaba, hasta llegar a la conclusión de que realmente nadie tenía plenamente en claro esos conceptos.

Asimismo entendemos que estos tres elementos entendidos en su profundidad conforman la organización social para gobernar. Sócrates había sido condenado a beber cicuta por un dudoso tribunal, pero él prefirió que si esa era la ley de la ciudad optaba por acatarla, pues peor sería la ausencia de la ley. Los sofistas tuvieron gran parte de responsabilidad en la presión a su condena.

Recordemos que los filósofos por etimología son los “amantes de la sabiduría”, y los sofistas “profesionales de la sabiduría”.

Es inevitable hablar de los orígenes de la política sin referirnos a Platón y lo que éste aporto en sus diálogos, fundamentalmente en “La República”.

Antiguamente la denominación “idiota” se utilizaba a todo aquel que no se interesara por la política.

Platón aseveraba que para afirmar que algo tiene una propiedad, ésta debe existir; es lo que vemos con “el ojo de la razón”. ¿Cómo reconocemos los actos justos de los injustos?, si no existiera una idea de justicia no podría llamarse justo a ningún acto. Y aquí entendemos por justicia estrictamente a la organización de la polis. Pues podríamos adentrarnos en terrenos filosóficos más profundos y válidos, pero que desviarían del eje, como el concepto de la injusticia de la justicia. Pues para un ratón es injusto que el gato lo coma pues perecerá, y para el gato es injusto que el ratón no se deje comer ya que de lo contrario morirá de hambre.

Y en términos de justicia de la polis es importante la máxima socrática de juzgar en igualdad los casos iguales, y de manera desigual en las situaciones de desigualdad

Para Platón había intrínsecamente ligado en la humanidad una idea universal de justicia, lo que permitía a una organización formar principios éticos y políticos.

En un diálogo más adulto y con otro tipo de concepto de madurez, “Las Leyes”, el filósofo deposita en la ley un lugar preponderante, otorga la responsabilidad a un orden político justo y en perfecta armonía, en concordancia con el orden jurídico. En definitiva, la organización política de una sociedad justa.

Fue un filósofo que buscó la reflexión y dedicó gran parte de su obra a la organización política de la polis, permitiendo una reflexión a un nivel superior mundial para mejorar la convivencia y organización de los individuos. Esto es lo que realmente entendía por justicia.

Las personas deberían tener lo que les corresponda por sus méritos y cada uno desempeñaría el rol que mejor estuviera capacitado a desarrollar en la sociedad. Todo sujeto tiene un rol que asumir.

Es fundamental que los que mandan sean quienes están más afines de la contemplación de las ideas, y que los defensores de la comunidad tengan un ánimo perenne en el cuidado de la sociedad.

Los Sofistas en la tesis que oponían a la Naturaleza de la Ley encontraban una unión en la fraternidad humana y una racionalización de la política; Platón les atribuía la justificación de la fuerza bruta.

Eurípides (1) expresa de manera muy ilustrativa lo que es una sociedad organizada políticamente, en “Las suplicantes”, cuando un enviado por el Rey Creonte va a Atenas y consulta quién es el rey al cual deberá entregar el recado. Teseo (2) le responde: “Esta polis no está sujeta a la voluntad de un solo hombre sino que es una sociedad libre. El Rey aquí es el pueblo, quien con cargo anual se alterna en el gobierno. No le damos un poder especial a la riqueza; la voz del hombre pobre manda con igual autoridad”.

En el inicio mismo de la historia, cuando se actúa de forma avasallante para asegurar la estabilidad jerárquica de la sociedad o la defensa de conquista de comunidades aledañas se las somete, definitivamente, a la humillación, el pudor, la moral, el respeto, el sentido de la justicia. Estos eran principios que emanaban de la antigua Grecia, hoy con tristeza miramos cómo este último concepto se sigue aplicando de manera igual en nuestro mundo, en la actualidad le llamamos “guerras preventivas” o “guerras para asegurar la paz”, sometiendo al escarnio a comunidades enteras.

La organización política de la sociedad debe bregar por la justicia social, el destierro de la explotación del hombre por el hombre y la fomentación de la cultura de la sociedad. La enseñanza de los más pequeños es el inequívoco resultado a futuro de adultos que no serán castigados en su adultez, es un largo proceso de políticas de estado, pero allí está la sabiduría de cada sociedad

Las improvisaciones o debilidades políticas suelen culminar con las libertades individuales y colectivas, por ende es imprescindible mantener el buen goce de las instituciones. En esto es de vital importancia el involucrar a los individuos en la cosa pública, despertar su curiosidad y estar atentos a los manejos de quienes los representan.

Las incapacidades de la política suelen costarle caro a los individuos que habitan las comunidades, ya sin ir a extremos tan graves como las privaciones de libertades; sino a ejemplos recientes:

Argentina demandó a Uruguay por la construcción de una planta de celulosa en la Corte Internacional de la Haya. Un juicio largo y que costó muchos millones de dólares a dos países hermanos, y que también en falsas arengas de nacionalismos generadas por inescrupulosos políticos, lesionó en parte lazos de hermandad. Fue un problema que la clase política no estuvo a la altura de resolver y que, luego del fallo salomónico, nuevamente el tema vuelve a la clase política, quien deberá dilucidar de una buena vez lo que por inoperancia no pudo solucionar anteriormente, a un gran costo económico que pagará la sociedad.

Claro, no hay que mezclar “clase política” con “política”. Pero la sociedad es la que impone en la política a la clase política; e allí la importancia del conocimiento e involucrar de la comunidad en la política. Los pueblos que desconocen su historia están condenados a repetirla.

(1)Eurípides, trágico griego, nació en el 480 a.C y murió en el 405 a.C.
(2)Teseo, legendario héroe ateniense hijo de Egeo y de Ethra, vencedor del Minotauro.