Avales, garantía, riesgos y precauciones
Aún recordamos la época en la que la vida a crédito se perfilaba como uno de los momentos florecientes en las sociedades, los créditos se firmaban sin pausa y el acceso a todo era… para todos. Padres, amigos, tíos, primos, familiares… todos se prestaban a ser avales a la hora de pedir un crédito, porque la figura del aval, durante la época de florecimiento económico no llevaba implícito ningún problema extremo.
Hoy, prestar la firma para que se concediera un prestamo, se ha convertido en un arma de doble filo con la que conviene no jugar en exceso si no quiere verse en un problema de orden mayor.
¿Qué es un aval?
Un aval es la persona que certifica con su firma su responsabilidad sobre el pago de la deuda en caso que el titular de la misma no se haga responsable a tiempo o de forma indefinida.
Dentro de las recomendaciones a seguir antes de firmar como aval de un préstamo, se encuentran el análisis exhaustivo de la situación económica personal y la seguridad de poder hacer frente a la deuda en caso de que el titular de la misma incurra en impago.
Asimismo, debe tener presente que, el acreedor puede reclamar la deuda a los avalistas antes de agotar las vías de cobro al titular.
Los acreedores están facultados para utilizar los métodos existentes a fin de cobrar la deuda, por lo que la retención del sueldo, la demanda judicial y los embargos de cuentas bancarias, son herramientas con las que cuentan las entidades y que recaerán sin ninguna autorización previa sobre los avalistas en caso de impago de la deuda.
Ser avalista y no poder satisfacer una deuda impagada, supondrá una pérdida de su historial de crédito, lo que sin duda incidirá sobre sus finanzas personales.
Diga no
Es absolutamente imprescindible que ambas partes comprendan el gado de compromiso adquirido, así como el riesgo que supone firmar un documento como aval.
Tenga presente que si usted como aval no paga la deuda, se convertirá en parte de la demanda judicial y sus bienes presentes y futuros serán objeto de embargo hasta que la misma esté satisfecha.
Lo primero que sucede es la damnificación del historial de crédito, adicionalmente se encontrará frente a una demanda de reclamación de deuda y, eventualmente, su sueldo y sus bienes podrán ser retenidos para satisfacer la deuda que el titular ha dejado de pagar.
Económicamente hablando, es mucho más recomendable prestar una cantidad de dinero a la persona a fin de facilitarle el acceso a lo que pretende adquirir, antes de comprometerse a pagar la deuda en su totalidad en caso de impago.
Las posibilidades de que un aval acabe siendo responsable del pago de la deuda son muy elevadas, cercanas al 8 en un baremo de uno a diez ya que, debe tener en cuenta que cuando una entidad bancaria o crediticia solicita un aval es porque los ratios de endeudamiento están superados y las circunstancias personales no garantizan la capacidad de pago de la deuda, ya desde el comienzo.
Actúe responsablemente con su economía y no se preste a situaciones que pueden acabar con su estabilidad financiera. Más vale un sincero no y a tiempo, que el tener que asumir obligatoriamente deudas que no le corresponden.