Economía griega: Una crisis de la Unión Europea

Una crisis que debe extrapolarse al conjunto de la Unión Europea. Momento de revisión global de medidas económicas.

Economía griega
Grecia y Europa
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La situación que atraviesa la economía griega es un desastre para la Unión Europea en su conjunto.

Las políticas europeas quedan en un segundo plano mientras los mercados, los políticos y los medios de comunicación manipulan para su propio benefició los efectos colaterales de una crisis sin precedentes que cuenta como centro neurálgico, con el déficit fiscal.

Grecia cuenta históricamente con una debilidad frente a otros países. Con carácter interno la economía griega ha sido históricamente incapaz para lograr recursos estatales adecuados a su PIB a través de la recaudación de impuestos.

Grecia no es competitiva, ni en el marco de la Unión Europea, ni en términos mundiales. El aumento de los precios y los costos laborales han provocado un déficit comercial sin precedentes que evita el crecimiento económico sostenido.

La crisis global con epicentro en los sistemas financieros, actuó en Grecia como el punto de quiebre en el que las finanzas del estado entraron en colapso.

El aumento de los intereses unido a la debilidad fiscal y a la falta de competitividad, provocaron un aumento de la especulación que hizo ascender vertiginosamente la tasa de interés de los bonos del gobierno heleno.

A excepción del hándicap fiscal, el resto de situaciones que han derivado en la crisis griega, tienen una dimensión extrapolable a la Unión Europea.

Grecia perdió productividad

Si bien los argumentos económicos de mayor contundencia se centran en la pérdida de productividad de Grecia, lo cierto es que en la primera década de vida de la Zona Euro, Grecia experimentó un crecimiento superior a Alemania en dos veces.

Sin embargo, el problema radica en la precariedad del empleo y la reducción salarial. No en vano, diferencias salariales y de precios no se sustentan en un escenario en el que no es posible que cada país adapte sus tipos de cambio de forma libre.

Deflación, gran virus de la Zona Euro

La espiral de deflación en la que está sumida la Zona Euro en su conjunto debe ser frenada, las altas tasas de desempleo suponen uno de los mayores frenos a la salida de la crisis.

Las ayudas a Grecia no son limosna

Atendiendo a los conceptos e interconexiones que componen la política económica de la Zona Euro, la entrega de ayudas a Grecia es la respuesta adecuada a la situación, una situación completamente extrapolable a la economía en conjunto de los países que integran la Unión.

No se debe olvidar que resolver la crisis griega, es fundamental para incrementar los ingresos de toda Europa, ésta es la única forma de corregir los desequilibrios en materia fiscal y de competitividad, la Zona Euro se la juega, ya que el riesgo del “efecto dominó” de la situación griega sobre otras economías muy damnificadas es absoluto. España, Portugal, Italia y algunos países más, viven situaciones similares -dentro de sus divergencias- a la que se vive en Grecia y hoy, el capital y la especulación ya está en los mercados, fuertes entes decisorios del futuro de las economías

Alemania hoy se erige como detractor acérrimo de la situación griega, olvidando que, durante el siglo pasado vivió situaciones similares ante la imposibilidad de lograr un aumento de sus exportaciones, que le permitiera cubrir con los compromisos de su deuda externa –una deuda externa contraída para reparar los horrores de la guerra- Alemania entro en deflación y crisis escribiendo uno de los capítulos más negros de la historia.

En este escenario, las claves para la reactivación económica que requiere la Zona Euro en su conjunto, podrían establecerse a partir de acciones concretas.

  • El Banco Central Europeo debe centrar sus ayudas en el ámbito fiscal. Así, una nueva reducción de las tasas de interés permitiría minimizar los costos de la refinanciación de las deudas asumidas, mientras que en paralelo se fomenta el crecimiento del PIB
  • Los estados miembros deben entregar las ayudas a Grecia a fin de lograr una reestructuración de los bonos en una acción eminentemente económica en la que no es necesaria la intervención del FMI, esta situación permitiría reducir de forma drástica las altas tasas de interés de la emisión de nuevos bonos
  • Grecia por su parte debe iniciar una acción de congelación salarial vinculada a un control de los precios transitorio, enfocado en aumentar la competitividad
  • Alemania como principal economía en situación de superávit debe mantener sus estímulos fiscales, aumentar sus salarios y mantener su productividad actual para consolidad la recuperación económica incipiente en la que se encuentra
  • Tras los ajustes, variables como el crecimiento de la productividad y el control de la inflación deben ser el horizonte seguido por los países miembros

La Unión Europea debe fortalecer la coordinación económica, fomentar los ahorros privados e incorporar una fijación de precios y salarios coordinados. La crisis griega es la puerta para la revisión de los preceptos integracionistas de los países miembros, una oportunidad que se está perdiendo a través de los intereses particulares de cada estado, sin darse cuenta que el futuro económico de la Zona Euro está en juego y la desintegración de Europa, sería nefasta para la economía mundial.