Qué es la calidad de vida y cómo medirla
La calidad de vidas se relaciona con el bienestar de las personas y se mide teniendo en cuenta indicadores como recursos, actividades, bienes y servicios, bienestar entre otros.
La calidad de vidas se relaciona con el bienestar de las personas y se mide teniendo en cuenta indicadores como recursos, actividades, bienes y servicios, bienestar entre otros.
En el último medio siglo, muchos organismos, países e instituciones, inclusive, gobiernos preocupados cada vez más por el bienestar de sus ciudadanos, han desarrollado una serie de mecanismos para medir la calidad de vida de las personas, un resultado que ciertamente, resulta muy complejo de obtener, debido a la gran cantidad de factores que intervienen.
Qué es la calidad de vida
Entendemos por definición de la calidad de vida, un concepto amplio que abarca varias dimensiones diferentes, mediante las cuales comprendemos los elementos o factores que conforman una entidad completa, que se pueden medir a través de un conjunto de sub dimensiones con un número asociado de indicadores para cada una.
La calidad de vida, en la actualidad, se relaciona con el bienestar de las personas. Es el hecho de que una población tiene medios suficientes para satisfacer sus necesidades, organizar sus vidas de forma autónoma, usar y desarrollar sus habilidades, así como perseguir y alcanzar sus objetivos, etc.
Factores
El concepto de bienestar abarca no sólo dimensiones materiales como el ingreso, la riqueza, el consumo y la vivienda, sino también factores inmateriales como la capacitación, la salud y las relaciones sociales. También incluye el marco legal e institucional que permite a los ciudadanos participar en la vida política y garantiza la seguridad física de las personas. Finalmente, el bienestar depende de factores ambientales como la calidad del agua, el aire y el ruido.
En un enfoque del bienestar que sea lo más amplio posible, se consideran no sólo las condiciones de vida objetivas, sino también la percepción subjetiva de la población: ¿Cómo aprecian las personas sus condiciones de vivienda y el estado de la vida? ¿Medio ambiente? ¿Se sienten seguros? ¿Están satisfechos con su vida en general?
Aunque el bienestar tiene importantes aspectos subjetivos, no se reduce a la noción de satisfacción o incluso felicidad. Medir el bienestar no se trata de construir un “índice de felicidad”, porque un simple índice no puede explicar la naturaleza multidimensional del problema.
Cómo se lleva a cabo la medición de la calidad de vida
Los métodos más modernos para medir el bienestar y por ende, la calidad de vida de las personas, provienen de fuentes como la revista estadounidense U.S. News & World Report, de Eurostat Indicadores de calidad de vida, o de la Oficina Federal de Estadística (FSO) en Suiza. Este último, por ejemplo, ha desarrollado uno de los sistemas más modernos que consiste en un esquema que incorpora unos 40 indicadores.
Indicadores
La idea básica de las metodologías modernas aplicadas, es que el bienestar resulte de la implementación del capital económico, natural, humano y social del país en diferentes procesos. Que el enfoque no sea puramente económico, donde sólo se considera la evolución del PIB, sino que también se extienda a otros aspectos sociales, económicos y ecológicos. A partir de esta idea básica, el sistema de indicadores se subdivide en siete temas principales:
- Condiciones del marco
- Recursos
- Capital económico.
- Capital natural.
- Capital humano.
- Capital social.
- Actividades
- Efectos en los recursos
- Bienes y servicios
- Uso de bienes y servicios
- Bienestar
- Otros factores
Los procesos de creación, distribución y preservación del bienestar se llevan a cabo dentro de un marco social, económico y ecológico. Está delineado por las estructuras de la sociedad y la economía, y tiene en cuenta las reacciones de la sociedad al cambio ambiental. También incluye instituciones públicas: seguro social, salud pública, sistema educativo, instituciones políticas, así como algunas áreas de acción política, social, financiera, ambiental, etc.
Aquí se consideran los insumos necesarios para crear bienestar, que consta de cuatro tipos de recursos:
Además del capital no financiero y financiero, los recursos incluyen, por ejemplo, la calidad del ambiente, el nivel de educación, la salud de la población, las relaciones sociales y el nivel de confianza de la sociedad. Es importante preservar, renovar y expandir estos recursos si el nivel de bienestar se mantiene o aumenta a largo plazo.
Este ítem se refiere al proceso de transformar recursos en bienes y servicios. Los sistemas de indicadores tienen en cuenta diferentes actividades en el ámbito social, económico y ambiental. Esto incluye, además de los procesos de producción económica, los procesos naturales de los cuales se derivan los servicios del ecosistema, el trabajo doméstico y familiar, que incluye: los quehaceres del hogar y las actividades de ocio.
Los procesos de creación y uso de bienes y servicios tienen el efecto de transformar los recursos. Estas transformaciones son el resultado de decisiones de inversión específicas, como por ejemplo, inversiones en capital físico, inversiones educativas en capital humano o efectos secundarios que pueden ser positivos o negativos, como el aumento del capital social por trabajo no remunerado o reducción del capital natural por contaminación del suelo, agua y aire.
Pueden ser materiales o inmateriales y constituyen la oferta de bienestar. Incluyen todo lo que satisface necesidades particulares, pero también ciertas funciones básicas del entorno, sin las cuales la vida no sería posible. Además de los bienes y servicios económicos, cuyo valor corresponde al PIB, después de la deducción del consumo intermedio y teniendo en cuenta los impuestos y los subsidios a los productos, se consideran aspectos como el suministro de agua y los paisajes naturales.
El bienestar real resulta del uso y consumo de bienes y servicios. Por ejemplo, la vivienda disponible contribuye al bienestar, sólo si en realidad se alquila, se acondiciona y se habita.
Incluye elementos tangibles e intangibles, objetivos y subjetivos. Un sistema de indicadores considera varias dimensiones de bienestar. Sin embargo, no debe verse como el resultado final de los procesos de producción y uso de bienes y servicios. Algunas dimensiones sirven como entradas en el proceso de creación de ese bienestar, como por ejemplo, calidad de vida en el trabajo, riqueza financiera de los hogares o capital humano.
Algunos componentes nacen directamente durante el proceso de creación: los ingresos laborales y de capital se adquieren en el contexto de la producción económica; y ciertas actividades que se practican por sí mismas, pueden contribuir directamente al bienestar.
Bajo el mismo objetivo de medir la calidad de vida, varios informes proponen incluir índices que se refieren al estrés social. Éste se centra en los problemas sociales que afectan a los hogares, como el porcentaje de familias monoparentales, la tasa de suicidios o bancarrotas personales, entre otros.
En resumen, los estudios que formulan un concepto de calidad de vida urbana, han evolucionado durante varios años. Además de las disparidades sociales y la distribución desigual de los bienes y servicios, también se encuentran los índices de tensión y las situaciones ambientales. Los estudios específicos han establecido el vínculo entre la calidad de vida y la calidad del medio ambiente, donde se han identificado los problemas de contaminación, congestión, tráfico de automóviles e inseguridad del entorno urbano como factores importantes que repercuten en la salud de las comunidades.
Finalmente, las intenciones mostradas antes de la construcción de los tableros modernos es un ejercicio de reflexividad. El retorno de una serie de propuestas que se han establecido en los últimos años requiere, de hecho, un esfuerzo continuo y crítico por parte de los investigadores y los diseñadores del este tipo de mediciones, pero también de los actores sociales, e incluso de la población en general.