La Revolución Islámica de 1979
La revolución islámica de 1979 fue un acontecimiento histórico que marcó significativamente el rumbo político y social de la nación de Irán.
La revolución islámica de 1979 fue un acontecimiento histórico que marcó significativamente el rumbo político y social de la nación de Irán.
La Revolución iraní de 1979 fue el primer movimiento que se inspiró en la doctrina religiosa del Islam para crear un nuevo sistema político y social y significó un punto de quiebre en la historia del siglo XX.
Esta revolución no tuvo un carácter independentista, nacionalista o socialista, sino que tuvo como base la ideología religiosa. Constituyó la primera utilización política del Islam que abrió una estela seguida por los países de su entorno que se extiende hasta la actualidad.
La Revolución de 1979 produjo un cambio de rumbo en la política de los países musulmanes que comenzaron a vislumbrar la religión islámica como una forma de organización estatal.
Acontecimientos previos
Tras la Segunda Guerra Mundial, se llevó a cabo en Irán un proceso de occidentalización impulsado por el sha Mohammad Reza Palevi, que ocupó el poder en 1953 gracias a un golpe de Estado organizado por Inglaterra y Estados Unidos, el que tuvo por nombre “Operación Ajax”.
El nuevo sha impulsó cambios significativos en Irán, como una reforma agraria, la industrialización del país, su consolidación como principal productor y exportador de petróleo de Oriente Medio, todo ello bajo el patrocinio de las potencias occidentales.
Pero el rumbo económico que tomó el país afectó a la población que se vio incrementada y ello trajo como consecuencia los movimientos migratorios del campo a las ciudades con el fin de encontrar mejores condiciones de vida. Fue una etapa en la que la sociedad iraní se modernizó a semejanza de las doctrinas europeas luego de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, esta modernización trajo consigo la frustración de las aspiraciones sociales debido a los grandes desequilibrios y la dura represión por parte del régimen del sha.
A inicios de los años setenta proliferaron las protestas en contra de las políticas represivas del gobierno iraní, la corrupción, las desigualdades sociales y económicas. Muchas de estas protestas fueron encabezadas por grupos de izquierda islámica.
El enfrentamiento entre el gobierno y las fuerzas religiosas tradicionales se recrudeció por la intención de Reza Pahlevi de occidentalizar Irán. Esta tensión tuvo su origen en los años sesenta cuando el sha restó protagonismo y poder a las fuerzas religiosas del país.
La inclusión de la religión en la lucha contra el régimen caló en la población, incluyéndose como un símbolo más en sus reivindicaciones políticas, sociales y económicas.
La Revolución
Las fuerzas religiosas tuvieron al Ayatola Ruhollah Jomeini como símbolo del enfrentamiento con el sha. Fue la cabeza visible de la jerarquía eclesiástica que luchó contra las reformas cercanas a occidente del sha que fueron consideradas como un intento de despojar a Irán de sus tradiciones vendiéndose a Occidente.
Debido a esta tensión, en los años setenta, Jomeini se vio obligado a abandonar el país exiliándose en París. Durante su exilio, en Irán recrudece la represión. En 1978 los partidarios de Jomeini, en su mayoría jóvenes de clase popular y grupos de izquierda, impulsan movilizaciones que se convertirán en manifestaciones multitudinarias a inicios de 1979.
La presión de la ciudadanía fue tanta, que Reza Pahlevi y su familia se vieron obligados a abandonar Irán hacia el exilio en Estados Unidos.
Tras estos acontecimientos, Jomeini volvió de París en febrero de 1979 y fue recibido por la población como símbolo del cambio en Irán. Con la movilización de sus fuerzas, los rebeldes consiguieron derrocar por completo el régimen y establecer la República Islámica de Irán el 1 de abril de 1979, la que continua vigente hasta el día de hoy.