Trabajos que requieren licencia del Estado
Las medidas reguladoras garantizan la calidad de los servicios prestados, pero se hacen inaccesibles para trabajadores de bajos recursos que no pueden pagar los costos de trámites y capacitación
Las medidas reguladoras garantizan la calidad de los servicios prestados, pero se hacen inaccesibles para trabajadores de bajos recursos que no pueden pagar los costos de trámites y capacitación
Legisladores de todo Estados Unidos, están impulsando cambios en cuanto a las regulaciones que puedan afectar aun más el crecimiento económico de ese país, sobre todo en lo relacionado al libre ejercicio de algunas ocupaciones, ya que las leyes, algunas consideradas tontas por propio presidente Barack Obama, son un obstáculo para bajar el índice de desempleo.
Profesiones como tatuadores, podadores de árboles, peluqueros de mascotas, terapeutas musicales, y otras ocupaciones, requieren licencia del Estado, pagar las tasas, y en algunos casos tomar clases y aprobar exámenes. El lado positivo es que la regulación se traduce en prestigio para la profesión, y protege a los consumidores de trabajos de mala calidad.
Pero los trabajadores excluidos así como los economistas, dicen que estas medidas fortalecen a los empleados veteranos, en detrimento de nuevos competidores que pueden bajar los precios y ofrecer nuevos servicios. Sin embargo, para personas como Morris Kleiner, profesor de la Universidad de Minnesota, los profesionales prefieren una licencia, que restrinja la competencia y permita salarios elevados.
La ley perjudica a la gente de menores recursos
El último estudio sobre el tema se realizó en el 2008, y según refleja, el 23% de los trabajadores están obligados a tener licencias estatales. A mediados de los años 80, alrededor de 800 profesiones fueron autorizadas, esa cifra es actualmente de 1.100, según el Consejo sobre Licenciamiento, Cumplimiento y Regulaciones, un grupo comercial que trabaja para los organismos reguladores. Entre las últimas ocupaciones incluidas, se encuentran los diseñadores de interiores, operadores de bandas transportadoras, detectives privados, instaladores de audífonos y algunas industrias caseras como postres congelados.
Las críticas señalan que estas regulaciones generan una enorme carga burocrática que incluye una larga lista de inspectores, y que los requisitos exigen estudios de alto costo, que dejan por fuera a las personas de bajos recursos. Entre los focos de resistencia está un movimiento de legisladores que exige un riguroso análisis costo-beneficio, antes de que sean aprobadas las leyes sobre nuevas licencias.
En Texas, por ejemplo, se requieren 150 horas de clases, 100 en teoría y práctica, para rendir un examen de licencia. En Connecticut, se requiere que los trabajadores aspirantes a una licencia presenten un examen que tiene un costo de 52 dólares, y deben pagar además otros 300 dólares en cuotas iniciales, más 150 dólares anualmente.
En California, los barberos deben estudiar a tiempo completo durante un año, en un programa que tiene un costo de 12.000 dólares, y se dicta en el instituto Barber Borner Arthur’s College, cuyo propietario afirma que los graduados ganarán lo suficiente para recuperar la inversión.
Medidas necesarias para el bienestar colectivo
Por su parte, los reguladores estatales dicen que la concesión de licencias es vital para proteger la salud y seguridad de los consumidores, y determinadas profesiones deben ser necesariamente controladas. Electricistas o podadores sin formación, podrían poner en peligro la vida de transeúntes, otros profesionales como acumputuristas, masajistas y tatuadores, pueden causar graves daño a la salud de las personas, si no están correctamente preparados y supervisados.
Otro aspecto que requiere un análisis es el de las dificultades que padecen los trabajadores para ejercer sus oficios por todo el país. Cada estado tiene una lista diferente de exigencias y normas para otorgar licencias. Más de 1.100 profesionales requieren licencias estatales, pero no todos los estados están en capacidad de otorgarlas.