Motivación, lo que todos necesitamos
Mantenerse motivado no es fácil, sobre todo cuando las condiciones son adversas y se deben tomar decisiones difíciles, pero cuando se consigue las metas llegan solas.
Mantenerse motivado no es fácil, sobre todo cuando las condiciones son adversas y se deben tomar decisiones difíciles, pero cuando se consigue las metas llegan solas.
Todos nos motivamos para cosas distintas, en el deporte por ejemplo el atleta se motiva por la victoria, estadísticas personales y por dinero, mientras que en los negocios y otras áreas la motivación encuentra distintos orígenes. Generalmente, los jóvenes empresarios se preocupan por incrementar el tamaño de sus cheques, otros buscan generar respeto y finalmente hay quienes luchan por obtener poder.
Independientemente de qué sea lo que nos motiva, será inevitable el que inspiremos a otros para conseguir lo que queremos, por ello nunca debe olvidarse que la motivación es una de las cartas más importantes en el mundo de los negocios. Un buen motivador es capaz de tomar un equipo que funciona con “regularidad” y hacerlo llegar a la victoria sin dudas. Por otra parte, un motivador mediocre puede tener un ramillete de estrellas y llevarlos a un sótano del que no saldrán más.
Hay que tomar en cuenta que, si bien la motivación no es un factor que baste para conseguir todo lo que se quiere por sí solo, es importante a la hora de alcanzar nuestras metas y ayuda a separar a ganadores y perdedores. Algunos de los rasgos clásicos de un buen motivador son carisma, carácter, inteligencia, honestidad y una trayectoria probada. Paradójicamente, el problema más grande lo tienen las personas que reúnen todas estas características en cuanto a perder su motivación ¿Por qué? Porque precisamente se dan cuenta de que pueden ofrecer mucho más y ganar aún más en otra circunstancia o situación.
Son muy pocos los que comienzan la vida siendo herederos de 50 millones de dólares o cifras siderales como esas, por lo que toca comenzar desde abajo la mayoría de las veces. No obstante lo anterior, tengamos o no una cuantiosa herencia, hay que entender que cada quien debe construir su propio imperio, de otra forma es imposible llegar lejos.
Las personas que tienen talento, deben ver a éste como un paracaídas que les permite aterrizar en cualquier parte con perspectivas de crecimiento. Sin embargo, el problema es motivarnos para sacar a relucir ese talento cuando enfrentamos una situación “adversa” desde el punto de vista sicológico. Como todo profesional, lo que se debe hacer en esos casos es tomar aire profundamente – varias veces – y pensarse las cosas antes de abrir el paracaídas y tomar un nuevo camino.
Por lo general siempre es factible hacer carrera o ascender donde quiera que se esté, y con ello ganar tiempo para decidir de mejor forma dónde aterrizar más tarde y demostrar que somos capaces. Sin perjuicio de lo anterior, nunca hay que perder de vista lo necesario que resulta dar lo mejor que se tiene en cada cosa que se haga, pues el talento no es una “excusa” para dejar de hacer lo que tenemos que hacer.