Microempresas y desarrollo
El funcionamiento de la economía se basa en el establecimiento de relaciones entre variables determinantes que, si bien tienen un significado por sí mismas, no adquieren relevancia sino hasta que se relacionan entre sí. Haciendo un símil con el mercado de divisas, en economía, la oferta tiene un significado que se potencia y se pone en práctica cuando se relaciona con la demanda, de igual forma que el euro tiene un significado que produce sus efectos cuando se relaciona con el dólar u otra divisa en los pares que conforman.
En este sentido y, continuando con conceptos unitarios en economía, nos centramos en dos de ellos; desarrollo y producción. El crecimiento de las sociedades se basa en la consigna que a través de la producción, creación, diversificación y aplicación, se logra el desarrollo.
En esta búsqueda constante del desarrollo, se han creado a lo largo de los años distintas figuras, instrumentos y entidades cuyo objeto es permitir el acceso a la expansión económica.
Dentro de estas entidades, destacamos las microempresas, pequeñas y medianas sociedades que centran su actividad en la producción eficiente de bienes y servicios necesarios y sostenidos en el tiempo.
La microempresa es hoy, responsable de la creación del 80% del empleo mundial y una de sus mayores ventajas en el naciente nuevo sistema económico, es fomentar la expansión económica en ámbitos innovadores atendiendo a su tamaño y sus costes reducidos.
Tal es la importancia de la pequeña y mediana empresa a nivel global que, la destrucción de microempresas producto de la morosidad y la falta de acceso al crédito, está derivando en una pérdida de tejido empresarial de tal magnitud que ya se considera una de las variables más destruidas y de recuperación imposible que nos ha dejado esta crisis.
En América, las microempresas suponen la mayor fuente de recursos económicos, también numerosas entidades y grandes capitales se radican en África debido a la creciente tendencia a la creación de microempresas a través de microcréditos y, esto, es una de las variables sobre las que se sustenta el inicio al desarrollo del continente.
Otro factor importantísimo del desarrollo que se produce gracias a las microempresas es la creación de empleo y la unión del núcleo familiar.
Entre América y Europa existen diferencias en cuanto a los requisitos que se tienen que reunir para ostentar la consideración de microempresa. Mientras en América se catalogan en función de los ingresos, muy pocas veces superior a cinco millones de dólares, en Europa esta clasificación se realiza en función del número de puestos de trabajo creados, habitualmente no más de 250 empleados.
Un claro ejemplo del peso específico de la microempresa en términos de desarrollo, podemos encontrarlo en Chile, donde el desafío actual está centrado en centrar al país como potencia alimenticia.
Es absolutamente necesario fomentar la calidad y los niveles de competitividad para que, de forma exclusiva, se vincule la creación de pequeñas y medianas empresas formadas por agricultores con el desarrollo de la sociedad.
La interrelación entre la pequeña y mediana empresa con los mercados internos, pero sobre todo externos, aportaría al país un gran número de nuevas creaciones de empleo y un paso más en el camino al desarrollo.
En un escenario como el actual en el que los modelos productivos son más dinámicos que nunca y deben centrarse en áreas innovadoras, con visión a largo plazo, que cuenten con el reparto de recursos y el cuidado de los mismos para subsistir, las microempresas se perfilan como la clave de la supervivencia y, por lo tanto, del desarrollo.