Hugo Chávez amenaza con expropiar empresas privadas.

El presidente Chávez realizó una obra social que le permitió a los más humildes obtener recursos que antes eran impensados. Empero, el tiempo fue pasando, los enfrentamientos de poder pusieron en tela de juicio si realmente era una lucha entre buenos y malos o, en realidad, cada uno tenía un “muerto que esconder”.

Inignación en los sectores empresariales venezolanos.

Si, las empresas han reaccionado con profundo malestar ante las incipientes medidas del gobierno chavista de expropiar empresas privadas.

Según afirmaciones de Fedecámaras (la federación de cámaras empresariales) en los últimos años aproximadamente unas doscientas empresas han sido expropiadas por el Gobierno.

Sin embargo el clima venezolano es muy complejo de analizar, hay una profunda división en la sociedad.

Las cámaras empresariales como los medios de comunicación mantienen una encarnizada pulseada con el gobierno, y en el medio de todo está la población, que tiene otro tipo de necesidades y, aunque no le es ajena esa realidad política de enfrentamientos, necesita otras prioridades antes que observar las disputas de poderes.

Claro, son disputas de poderes que terminan definiendo su futuro. El presidente Chávez realizó una obra social que le permitió a los más humildes obtener recursos que antes eran impensados. Empero, el tiempo fue pasando, los enfrentamientos de poder pusieron en tela de juicio si realmente era una lucha entre buenos y malos o, en realidad, cada uno tenía un “muerto que esconder”.

El protagonismo de Chávez a nivel Latinoamericano ha despertado amores y odios, y los primeros pasos revolucionarios sociales se han ido alejando de la vista de la comunidad internacional que miraba todo eso con tan buenos ojos, hoy las miradas se desvían más a un temor de “populismo” más que “revolución”.

La teoría del Socialismo del Siglo XXI todo es casi perfecto: se busca la felicidad, educación, igualdad, acceso a beneficios que antes el pueblo llano no tenía, y aún no tiene. Caracas ostenta el barrio más grande de América Latina, se llama “Petare”. Este gran conglomerado de casuchas, miseria, delincuencia se fue gestando desde los años 50 y aún, a 10 años de Revolución Bolivariana, sigue creciendo. Esa es una realidad incontrastable

Venezuela cuenta con recursos incalculables de petróleo, gas, capacidad hidroeléctrica, hierro, bauxita, oro, diamantes, carbón, uranio y otros minerales estratégicos. Como es lógico, toda esta riqueza natural es administrada, controlada y explotada en exclusiva por el Estado venezolano. ¿Cómo entender entonces que en esta área, en donde los privados no tienen acceso, las empresas se están cayendo a pedazos? ¿Voracidad capitalista? ¿Espíritu extractivo imperialista?

Dialogando con Pablo, un empresario textil uruguayo que reside desde hace décadas en Venezuela, expresaba: “Creo que todo parte de la corrupción, ineficiencia, incapacidad, falta de preparación y poco amor al país de una gran parte de los cuadros que controlan el aparato del Estado”.

¿Qué es, entonces, la Revolución del Siglo XXI? ¿Una teoría romántica? ¿Un cambio de elites? ¿Mucho de buenas intenciones? Existe un afán real de hacerle llegar al pueblo beneficios que le corresponden, pero que por el camino se distraen en cuentas y empresas; incluso hasta en las arcas del propio “enemigo” imperial.