Las secretas intenciones de Rusia de anexar Bielorrusia
Para los rusos, Vladimir Putin es el ejemplo de que Rusia es aún un país temido e influyente, como lo fue la Unión Soviética.
Para los rusos, Vladimir Putin es el ejemplo de que Rusia es aún un país temido e influyente, como lo fue la Unión Soviética.
El 20 de diciembre pasado, unas 2.000 personas gritaban al unísono su rechazo a una posible unión entre Rusia y Bielorrusia. Esta marcha de protesta se llevaba a cabo en pleno centro de Minsk, la ciudad capital de Bielorrusia en momentos en que el presidente de Rusia, Vladimir Putin se reunía con su homólogo bielorruso Alexandr Lukashenko en San Petersburgo, en el oeste del país euroasiático, en lo que era la segunda reunión bilateral en menos de 15 días.
Con gritos como "no es integración, es una ocupación" y "el presidente está vendiendo nuestro país", miles de bielorrusos protestaron en diciembre pasado en Minsk en contra de una posible unión de su país con Rusia.
Dos semanas antes, ambos líderes habían celebrado en el balneario ruso de Sochi, en el mar Negro, el vigésimo aniversario de la firma del acuerdo sobre la creación del Estado de la Unión firmado el 8 de diciembre de 1999. El objetivo de ambas reuniones era llegar a un acuerdo sobre el futuro de la integración entre ambos países.
El Estado de la Unión, también conocido como la Unión de Rusia y Bielorrusia, es una entidad supranacional que comprende a los dos países y que busca una mayor integración política, económica y social.
Franak Viačorka, un periodista bielorruso que trabaja para la Broadcasting Board of Governors estadounidense, estuvo presente en la manifestación del 20 de diciembre y asegura que fue algo sin precedentes y declaró a BBC Mundo:
"No había visto protestas tan masivas en Bielorrusia en muchos años, tal vez se pueden equiparar a las que hubo en 2011".
Como se recordará, ese año, miles de bielorrusos salieron a las calles durante más de dos meses para exigir la renuncia de Lukashenko quien ha ocupado el poder en Bielorrusia desde 1994, un país al que muchos han considerado como la “última dictadura de Europa”.
Viačorka, quien también trabajó como consultor para el Departamento de Defensa de Estados Unidos, también sostiene:
"Lo impresionante de las protestas de diciembre es que no hubo represión. Fue como si Lukashenko las apoyara, tal vez le quería enviar un mensaje a Putin y mostrarle que en este país no permitiremos nunca más un mandato ruso".
Si bien Alexandr Lukashenko actualmente dice oponerse a una unión con Rusia, expertos bielorrusos aseguran que, contrariamente a su homólogo, Putin nunca antes había deseado ni necesitado tanto concretizarla por muchas razones.
Cuál sería el plan de Putin
En una entrevista publicada la semana pasada por la organización Project Syndicate, la Premio Nobel de Literatura 2015, Svetlana Alexievich denunció un posible plan del presidente ruso para anexar Bielorrusia.
"En Minsk cada vez se habla más sobre los posibles planes de Putin para absorber Bielorrusia, lo que le permitiría permanecer en el poder como presidente de un nuevo país (...) más allá de 2024, cuando su mandato final en Rusia termina".
La constitución rusa establece un límite de dos mandatos consecutivos, lo que le impide al actual mandatario presentarse como candidato a la reelección. Viačorka no duda de que esta sea una de las razones, pero no cree que sea la única.
"Putin quiere que Bielorrusia se convierta en una segunda Crimea. Él suele empezar guerras y utilizarlas para que su popularidad suba. Así pasó en el Cáucaso Norte, en Chechenia, en Ucrania y puede que también pase en mi país".
El periodista también asegura que el presidente ruso cree que Bielorrusia es la misma que hace 20 años, pero manifiesta que esa es una idea equivocada que él tiene.
"Es cierto que este país todavía está muy rusificado, pero no al nivel que lo estaba hace dos décadas: las recientes protestas así lo demuestran".
Y las encuestas realizadas parecen respaldar las palabras de Viačorka. Un sondeo realizado por el Taller Analítico de Bielorrusia, publicado en agosto de 2019, aseguró que el 75.6% de los bielorrusos son favorables a una relación de amistad entre su país y Rusia, con fronteras abiertas, sin visado y sin aduanas, pero siempre como países independientes. Solo el 15,6% está de acuerdo en que se conviertan en un solo Estado.
Sobre el tema en cuestión, Putín se refirió a él en una conferencia de prensa que brindó en Moscú el 19 de diciembre pasado:
"Los pueblos de Rusia y Bielorrusia, como pasa con los ucranianos y los rusos, son casi lo mismo, étnicamente hablando y también desde un punto de vista histórico y espiritual. Por eso, me contenta mucho que Bielorrusia y nosotros nos estemos acercando tanto".
Sucesor de la Unión Soviética
En 2005, Putin se refirió al colapso de la Unión Soviética como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo”. Vitaliy Shevchenko, del equipo ruso de BBC Monitoring, manifiesta que Vladimir Putin utiliza la política exterior para darse legitimidad.
"Él se ve a sí mismo como el sucesor de la Unión Soviética. En su mente, su colapso fue lo peor que pasó el siglo pasado y es su misión restaurar el poder que Rusia tuvo".
El periodista explica que, desde un punto de vista local, el pueblo ruso piensa:
"Es verdad que tenemos vías en mal estado, salarios y pensiones mediocres, pero Rusia es de nuevo un país respetado y a Putin se le escucha cuando habla".
Shevchenko continúa:
"Desde Rusia todo se ve como un sacrificio para hacer que Rusia 'brille' de nuevo. Cuando él interfiere en Ucrania, Georgia, Bielorrusia o Estados Unidos, muchos rusos lo ven como una señal de que su país es temido e influyente".