El equipo de trabajo ideal
Para formar un equipo ideal de trabajo no se necesitan sólo personal inteligente, sino también de otras variables que marcan la diferencia como son el espíritu, corazón y fidelidad.
Para formar un equipo ideal de trabajo no se necesitan sólo personal inteligente, sino también de otras variables que marcan la diferencia como son el espíritu, corazón y fidelidad.
Todo proyecto posee objetivos, sin embargo, tener las metas claras no asegura el éxito, sino más bien encamina los esfuerzos hacia esos horizontes. Para conseguir llegar al destino que nos hemos prefijado, ¿qué necesitamos? Un equipo ideal, uno que se compenetre de los objetivos de este emprendimiento y que luche por alcanzar las metas propuestas.
Muchas son las personas que se quejan de tener un equipo mediocre, señalando que no dan todo lo que podrían o que simplemente son indiferentes a lo que se les pide alcanzar como metas, pero a veces una respuesta inesperada como “tienes lo que te mereces” cambia la perspectiva del problema y comenzamos a preguntarnos, ¿estaremos fallando en algo?
Analizar quienes serán los que formen parte del equipo es una tarea que no se agota en el simple currículo que se presenta a cuando se intenta obtener una vacante específica, por ello hay que ir más lejos y hacer caso a un esquema muy sencillo, uno que se refiere a los componentes de toda persona: cuerpo, mente, corazón y espíritu.
La ponderación que tiene cada uno de los elementos antes mencionados es:
- Cuerpo 18%
- Mente 18%
- Corazón 32%
- Espíritu 32%
De esta forma, mientras el cuerpo y la mente de un individuo pueden ser revisados en la hoja de vida, respecto de lo que ha conseguido aprender y conocer (currículo), entiéndase por estas a las habilidades, experiencia, conocimientos y práctica que se tenga sobre una determinada ciencia o arte; el corazón y el espíritu marcan la diferencia, pues representan el empuje, la pasión y la actitud que lleva a un individuo a seguir adelante a pesar de la adversidad.
La lealtad siempre fue y seguirá siendo uno de los ingredientes indispensables en el núcleo más íntimo de todo emprendimiento, ya que depende de ella todo lo que se estructure y construya sobre este lazo que mantiene vivo a un proyecto que nace mentalmente y se materializa con obras más tarde.
Las pruebas que se aconsejan hacer a todo candidato son 3, a saber:
- Test de integridad
Los valores del equipo de trabajo deben compartirse por los integrantes del equipo que mantiene vivo ese espíritu, de otra forma siempre habrán problemas. La comprobación de referencias, reputación y el instinto son herramientas indispensables en esta etapa
- Test de inteligencia
Los genios no son indispensables, pues se valora mucho más conseguir que el equipo tenga un nivel de inteligencia promedio donde la curiosidad sea el motor que de vida a este grupo de personas que emprenden una idea, con todas las dificultades y problemas a lo que ello conlleva
- Test de madurez
A ningún emprendedor le es ajeno el problema de la presión a la que hay que enfrentarse cuando se trata de sacar adelante un proyecto, así los fracasos y los éxitos se vuelven términos muy subjetivos para quienes intentan sobrepasar las barreras a las que está expuesto y el porcentaje de posibilidades de llegar a buen puerto en lo que se emprende
- ¿Soy apasionado con lo que hago, los clientes y el equipo de trabajo?
- ¿Demuestro la pasión por lo que hago a diario?
- ¿Consigo inspirar a mi equipo de trabajo?
- ¿Celebro y reconozco el trabajo cuando está bien hecho?
Para muchas personas la idea de “contratar personal” es la clave para sacar un proyecto adelante, sin embargo, la realidad difiere de ese concepto y demuestra que una vez que tengamos los talentos adentro de la empresa, hay que empezar a ver cómo hacerlos trabajar como equipo, y eso es un gran desafío donde la motivación es fundamental.
Parte de las preguntas fundamentales que uno debe hacerse como empresario son: