Tarjetas de crédito: secretos que no se comparten con los clientes
Sin salirse del marco legal de acción, los emisores tienen sus estrategias para mantener los más altos márgenes de rentabilidad posibles
Sin salirse del marco legal de acción, los emisores tienen sus estrategias para mantener los más altos márgenes de rentabilidad posibles
Las tarjetas de crédito son actualmente la tabla de salvación para muchas personas cuyos ingresos mensuales no alcanzan para cubrir todos los gastos. Millones de personas en el mundo utilizan esta modalidad de pago, por lo que no es de extrañar que en Estados Unidos, por ejemplo, la cifra de tarjetas en circulación ascienda a 641 millones, y la deuda respectiva se ubique en 1.5 trillones de dólares. Se puede hablar entonces de una economía “plástica”.
A pesar de lo floreciente del negocio, las empresas emisoras mantienen ciertas políticas de puertas adentro, que consiste en no informar de “todas las posibilidades” a los clientes, al momento de la emisión. A continuación algunos ejemplos de cómo operar para ganar más.
"Estamos esperando que se equivoque"
Pese a las muchas regulaciones a las que están sometidas las tarjetas de crédito, sus emisores siempre se las ingenian para aumentar las tasas de interés. Una de las formas empleadas, es revisar el historial del cliente, y si éste ha tenido un atraso con otros prestamistas, se le modifican los términos de uso. La Ley ofrece cierta protección en ese sentido, permitiendo que las modificaciones apliquen solo para futuros consumos.
Los emisores alegan que son medidas de gestión de riesgos. Según Peter Garuccio, portavoz de la Asociación Americana de Banqueros (ABA): "Antes de esta reforma se revisaban los perfiles cada 90 días promedio. Actualmente muchos emisores de tarjetas poseen sus propios sistemas de modelos de riesgo, los cuales se basan en los informes de las agencias".
"Daremos aviso previo de los cambios, pero sus opciones son limitadas"
La Ley de tarjetas de crédito exige que al hacer cambios en los términos, se informe con al menos 45 días de anticipación a los clientes. Sin embargo, los emisores se aprovechan de la flexibilidad con las que pueden implementar dichos cambios.
El cliente tiene derecho a rechazar los nuevos términos, pero entonces el emisor permitirá que el cliente continúe usando su tarjeta hasta la fecha de vencimiento, y cerrará la cuenta. De igual forma el cliente será responsable de cancelar los saldos pendientes.
El asunto radica en que el cierre de una tarjeta de crédito reduce considerablemente el puntaje del récord crediticio de una persona, es decir, perjudica sus referencias. La alternativa que le queda al cliente, es aceptar un aumento en la tasa de interés.
"Ante el robo de identidad, el riesgo es para el cliente"
Una de las formas más comunes en las que opera el robo de identidad, es a través de las tarjetas de crédito, cuyos emisores y operadores no pueden garantizar el 100% de seguridad de que la información personal estará protegida.
Murray Jennex, profesor seguridad y sistemas de información de la Universidad Estadal de San Diego, ofrece algunos datos que pueden ser útiles para prevenir este delito:
- Antes de introducir información en un sitio web, asegúrese de buscar una URL que comience por “https” y una imagen de bloqueo de la dirección web
- No almacene información personal en línea
- Actualice sus programas antivirus constantemente
- No responda correos que soliciten datos personales
- No haga clic en los enlaces incluidos en ello
Si sospecha del robo de identidad, debe comunicarse con el banco y hacer la denuncia de inmediato. Las entidades bancarias apoyan a sus clientes, pero éstos tendrán que hacerse responsables de al menor el 50% de los cargos no autorizados. El resto de las pérdidas las asume el emisor de la tarjeta.
Las tarjetas siguen siendo una buena alternativa
Las entidades emisoras de tarjetas se defienden alegando que sus préstamos son negocios de alto riesgo, que no tienen ninguna garantía, por lo que deben cubrirse con los altos montos que cobran por sus servicios. Entre tanto, los reportes indican que estas organizaciones financieras son las que generan más demandas diarias de los consumidores.
Aun así, la emisión de tarjetas de crédito continúa en aumento, mientras las financiadoras dan muestras de que mantendrán sus políticas de negocios sin mayores modificaciones, pues las tarjetas constituyen una de las mejores alternativas financieras que el sistema pueda ofrecer.