Caudillos y "Caudillos" latinoamericanos
Un general que mostró simpatías con los regimenes de Hitler y Mussolini; mantuvo contactos con Josef Menguele. Pero asimismo en su exilio nombra como representante en Argentina de la “resistencia Peronista” a John William Cooke, un ex diputado radical, de ideología marxista que sería el gran defensor de la lucha peronista en su ausencia
Un general que mostró simpatías con los regimenes de Hitler y Mussolini; mantuvo contactos con Josef Menguele. Pero asimismo en su exilio nombra como representante en Argentina de la “resistencia Peronista” a John William Cooke, un ex diputado radical, de ideología marxista que sería el gran defensor de la lucha peronista en su ausencia
En Argentina, la discusión en torno a la carismática figura de Juan Domingo Perón no admite matices, es blanco o negro, genera amores u odios. Sin embargo, es innegable, para seguidores y detractores, su innata condición de caudillo y estratega que movió desde las raíces, ciertas estructuras de la sociedad.
Él se definía como un artista en la destreza de gobernar: “Muchos pueblos eligen sus gobernantes convencidos de su acierto. La mayor parte de las veces se verán defraudados, porque el artista nace, no se hace. (…) El gobernante es elegido para hacer la felicidad de su pueblo y lograr la grandeza de la Nación. Dos objetivos antagónicos en el tiempo. Muchos obsesionados por la grandeza y apresurados por alcanzarla llegan a imponer sacrificios sobrehumanos a su pueblo. Otros, preocupados por la felicidad del pueblo, olvidan la grandeza. El verdadero arte consiste precisamente en hacer todo a su tiempo y armoniosamente, estableciendo una perfecta relación de esfuerzo para engrandecer al país sin imponer a la comunidad sacrificios inútiles. Es preferible un pequeño país de hombres felices a una gran nación de individuos desgraciados (…) Al hombre, es preferible persuadirle que obligarle. El verdadero gobernante es, además de un conductor, un maestro. Su tarea no se reduce a conducir un pueblo, sino también a educarlo”(1).
El esplendor económico que vivió Argentina durante la Primera Guerra Mundial, en la cual mantuvo una férrea neutralidad, le permitió de la mano del presidente Radical Hipólito Irigoyen, convertirse en un país exportador de alimentos, conllevando esto el fortalecimiento de los sindicatos y una mejor calidad de vida en los sectores obreros.
Luego de la crisis del 29, se hizo insostenible mantener los logros obtenidos, por el contrario, el país sufrió un serio retroceso y la pérdida de los derechos tan elementales como los democráticos; de allí en más la sociedad es sacudida por frecuentes golpes militares.
Ya en Democracia, durante la Segunda Guerra Mundial, nuevamente el país adopta una posición neutral, esta vez de la mano del presidente Ramón Castillo. La enceguecida postura en su contra de toda la oposición y las presiones de Estados Unidos culminan con el inevitable golpe de estado. Una dictadura que encuentra un ejército dubitativo entorno a la definición de llamar a elecciones o continuar el régimen dictatorial. Es allí donde adquiere fundamental relevancia la figura del Coronel Juan D. Perón, quien se desempeñaba como Ministro de Trabajo. Perón captó a los sectores obreros, influyó decididamente en ellos comenzando a otorgar importantes beneficios largamente reivindicados en la historia. El sector obrero vio en él una nueva esperanza y lo impulsó del ministerio a Presidente de la República en 1946. Ese mismo año, con todos los sindicatos, la clase obrera y los sectores populares a su favor, triunfa en las elecciones por amplia mayoría.
Y comienza una serie de profundas reformas nacionalizando la banca, comercio exterior, ferrocarriles, teléfonos, gas. Promulga leyes sociales inéditas en la Argentina de esos tiempos beneficiando a los sectores más desprotegidos, jubilaciones, legislación del peón de campo, etc. Popularizó el Salario Vacacional. En tono de broma se ironizaba que Perón había sido el fundador de Punta del Este (Uruguay); ya que la clase obrera podía darse el gusto, impensado en otras épocas, de veranear en masa en balnearios distinguidos como el “puntaesteño”.
Aunque todo este proceso revolucionario tiene como gran artífice la elocuente y activa participación de su esposa Eva Duarte de Perón, Evita. Tenaz defensora de la causa de los trabajadores, “los descamisados”, como los solía llamar ella. Evita es la forjadora del voto femenino en 1947.
“Ahora sé que los hombres se clasifican en dos grupos; uno, grande, infinitamente numeroso, es el de los que se afanan por las cosas vulgares y comunes; y que no se mueven sino por caminos conocidos que otros ya han recorrido. Se conforman con alcanzar un éxito. El otro grupo, pequeño, muy pequeño, es el de los hombres que conceden un valor extraordinario a todo aquello que es necesario hacer. Estos no se conforman sino con la gloria. Aspiran ya el aire del siglo siguiente, que ha de cantar sus glorias y viven casi en la eternidad. Hombres para quienes un camino nuevo ejerce siempre una atracción irresistible. (…) A esta clase de hombres pertenecía el hombre que yo encontré. En mi país lo que estaba por hacer era nada menos que una revolución. Cuando la “cosa por hacer” es una revolución, entonces el grupo de hombres capaces de recorrer ese camino hasta el fin se reduce a veces al extremo de desaparecer (…) En aquel momento sentí que su grito y su camino eran mi propio grito y mi propio camino. Me puse a su lado. Quizá ello le llamó la atención y cuando pudo escucharme, atiné a decirle con mi mejor palabra: Si es, como usted dice, la causa del pueblo su propia causa, por muy lejos que haya de ir en el sacrificio no dejaré de estar a su lado, hasta desfallecer. Él aceptó mi ofrecimiento. Aquel fue mi día maravilloso”(2).
Perón forma lo que se denominaría una “tercera opción” en lo que fue la Guerra Fría. Esta postura le generaría el rechazo de Estados Unidos, no en vano grades inversiones americanas en la minería y otras ramas son derivadas a Brasil, alineado a Estados Unidos.
En el año 1951 es reelecto, pugnas corporativistas de la Iglesia fueron chocando contra Perón, los militares fueron aprovechando las situaciones y en 1955 es derrocado por el ejército. Perón expresaría: “La Democracia se hace con urnas y no con armas. (…) se ha despojado al pueblo de sus derechos esenciales, abatido al gobierno constitucional elegido por el 70% del electorado, masacrado a sus obreros y establecido un régimen de terror (…) un general temulento y ambicioso se nombra Presidente por decreto, luego por decreto se declara Poder Legislativo y asume por su cuenta el Poder Judicial. Ocupan con tropas la redacción de los diarios, encarcelando y reemplazando su personal, al día siguiente de ponderar la libertad de prensa; evidencian la tragedia del pueblo argentino bajo la férula de una banda de asaltantes, bandidos y asesinos”(3).
Los militares copan la CGT, en arrebato y muestra de ostentación de poder y soberbia destruyen el busto a Eva Perón. Hecho simbólico que causa profundo dolor en gran parte de la sociedad. Desarticulan la Fundación Eva Perón.
Sin embargo, este proceso de inestabilidad ya era vaticinado por Evita. Ya enferma y agonizante compra armas a Holanda para entregárselas a la CGT. El propio Perón desautoriza a su esposa y exige a la CGT la inmediata entrega de las mismas. Con la caída de la figura de Evita, Perón tampoco era visto de la misma forma por “los descamisados”.
La dictadura de Pedro Aramburu hecha por tierra gran parte de los logros obtenidos por Perón, y se alía con estados Unidos. El peronismo como partido político es proscripto.
En 1958 dan su apoyo a Arturo Frondizi quien suprime la proscripción de los peronistas. En 1962 nuevamente los militares dan un golpe de estado teniendo como ideólogo del mismo al General Juan Carlos Onganía, volviendo a quedar proscripto otra vez el peronismo. Asume el radical Arturo Illia, cuyo gobierno estuvo signado por las confrontaciones con los sindicatos afines al peronismo. En 1966 es derrocado por el General Onganía. Luego de una profunda política neo liberal, intervenciones, suspensiones de derechos laborales y represiones; la propia guerrilla dividía en ciertos aspectos al mismo ejército. El General Agustin Lanusse asume en 1971 y convoca a elecciones, pero con la clara condición de la exclusión como candidato de Perón.
La historia de Perón es paradigmática, un gran estratega con la capacidad de amalgamar en su partido a ramas antagónicamente opuestas. Desde la izquierda más radical a la derecha más vernácula. Un general que mostró simpatías con los regimenes de Hitler y Mussolini; mantuvo contactos con Josef Menguele. Pero asimismo en su exilio nombra como representante en Argentina de la “resistencia Peronista” a John William Cooke, un ex diputado radical, de ideología marxista que sería el gran defensor de la lucha peronista en su ausencia.
Cooke afirmaba "Caerán las estructuras de la depredación imperialista y las estructuras del despojo de este capitalismo que está llegando al término de su ignominioso reinado. Para eso, todo esfuerzo es digno de mención, ningún acto de consecuencia y lealtad debe ser ignorado o desestimado. Y pronto llegará el momento de las batallas definitivas, y el triunfo final, antes o después, ha de redimir todas las frustraciones de esta época de infamia (…)
El único nacionalismo auténtico es el que busque liberarnos de la servidumbre real: Ése es el nacionalismo de la clase obrera y demás sectores populares, y por eso la liberación de la Patria y la revolución social son una misma cosa, de la misma manera que semicolonia y oligarquía son también lo mismo".
Héctor Cámpora es electo presidente, en una suerte de jugarreta electoral para propiciar el regreso de Perón, ya que a los dos meses renuncia convocando a elecciones en las cuales participaría Juan D. Perón aún exiliado en Madrid. Perón resulta electo con el 62% de los votos y la vicepresidencia queda en manos de su nueva esposa “Isabelita” Perón.
Pero ya nada era igual; si bien reestableció relaciones diplomáticas con Cuba y siguió con la idea de estar entre los países no Alineados, era imposible contener a grupos tan divergentes dentro de su estructura. Las diferencias incompatibles entre los sectores radicales de izquierda y los grupos de derecha con fuertes influencias en el sector productivo se fueron resquebrajando. A tal punto, que en pleno acto en la Plaza de Mayo Perón expulsa a los “montoneros”, ese sería un punto sin retorno.
Al fallecer en 1974 lo sucede su esposa, quien culmina de dar un viraje total hacia la derecha más siniestra. El Ministro de Bienestar Social, José López Rega asume un rol protagónico que deja absolutamente en segundo lugar a la presidenta, a modo de personaje “simbólico”, forma la tristemente recordada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) y comienza a sembrarse el terror y el pánico en la sociedad. Las fuerzas paramilitares detienen, torturan y asesinan a opositores marxistas y de la izquierda peronista.
Finalmente en 1976 Isabelita Perón es desplazada de su cargo por la junta militar quedando como presidente de facto Jorge Videla.
Perón fue un caudillo que quedó marcado a fuego en la historia Argentina, como todos los hombres con temperamento y decisión, en el acierto o el error, generan divisionismos a favor o en contra. A Perón no le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones que iban en contra de las intereses de las grandes potencias; tuvo enemigos y hasta podría decirse países que oficiaban de oposición. Tal es el caso de Uruguay, donde Radio Carve era “la voz” de la oposición anti-peronista. Cuando el conflicto diplomático por la Isla Martín García, se reúnen en un barco en el medio del río Uruguay el presidente uruguayo Batlle Berres y Perón, finalmente el conflicto quedó estancado, pero Uruguay contaba con el apoyo incondicional de Estados Unidos, que en el hipotético caso de acciones hostiles de Argentina ellos intervendrían. Figuran en las actas en el Museo de la Presidencia de Uruguay los comentarios de la esposa de Batlle Berres, la Sra Ibáñez, quien quedó en un camarín con Evita mientras duraba la reunión de los mandatarios; los descalificativos hacia Evita eran de un tenor bastante alto, menospreciándola y tratándola de una mujer vulgar.
Aunque en definitiva, Perón divide las aguas, pero inexorablemente es indiscutible su capacidad de liderazgo. Como decía José Ingenieros: “Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van”. Acertada o erróneamente Perón tenía sus metas y objetivos muy en claros de hacia dónde quería llevar a Argentina.
(1) “La fuerza es el derecho de las bestias”. Juan D. Perón. Ediciones Síntesis, Bs As-Argentina, 1974.
(2) “La razón de mi vida”. Eva Perón. Ediciones Peuser. BS AS – Argentina, 1951
(3) “La fuerza es el derecho de las bestias”.