La idiosincrasia chilena condiciona la ética periodística
¿La falta de ética periodística es voluntaria o responde a un problema relacionado con la idiosincrasia chilena?
¿La falta de ética periodística es voluntaria o responde a un problema relacionado con la idiosincrasia chilena?
Chile el país de las contradicciones. La contradicción de vivir siendo reconocido internacionalmente como la última y más deslumbrante incorporación a la OCDE mientras que, los damnificados por el terremoto se enfrentan a los envites de un otoño-invierno que acaba de comenzar en el Hemisferio Sur.
Chile… y la sociedad, Chile y los medios de comunicación. ¿Existe realmente la ética entre los medios de comunicación chilenos? ¿Es un problema ético o las raíces hay que buscarlas en la idiosincrasia de la sociedad?
La sociedad chilena se enfrenta hoy a un nuevo gobierno -esta vez de derecha- dirigido por el más poderoso empresario estandarte del Neoliberalismo y defensor acérrimo del libre mercado como única variable reguladora, no solo de los mercados sino también, de la evolución del ser humano.
Una visión que sin ninguna, duda resulta muy interesante analizada desde una perspectiva de crecimiento, expansión, productividad y competitividad, pero que si es vista desde el sector más numeroso de la sociedad, el sector más desfavorecido, la damnificada clase media chilena, sin duda invita a la reflexión por los extraordinarios desajustes que el Neoliberalismo empresarial provoca en términos de exclusión social.
En un contexto de alternancia política tan gravitante realizado en mitad de la vorágine del sismo que –tras 25 años- volvió a azotar el país y específicamente a los sectores menos favorecidos de una sociedad a la que le siguen fascinando las reminiscencias del colonialismo y la mano de obra de bajo coste, conviene reflexionar un momento sobre el papel que cumplen los medios de comunicación en Chile.
Monopolio Unilateral
Para poder analizar aspectos tan destacados y relevantes en materia informativa, es necesario partir de una premisa fundamental; Chile cuenta, en materia periodística de información y prensa, con un monopolio unilateral que afecta a su credibilidad y que vulnera los derechos de los ciudadanos en materia de información, fomentando la constante expansión de los grandes capitales financieros y económicos.
Censura, un tema aún latente
Adicionalmente, en Chile la autocensura es impuesta por los propios profesionales de la prensa en un acto que es más propio de la idiosincrasia chilena, que de una forma de hacer las cosas.
Conviene destacar en este aspecto que la sociedad chilena tiene una historia reciente en materia de defensa de sus derechos y libertad de expresión. Sin embargo, nada tiene que ver este hecho con las políticas llevadas a cabo, sino con la personalidad inherente a la nacionalidad que ostentan. La sociedad chilena es sumisa, conciliadora y muy poco proclive a levantar la voz, abrir un debate o establecer una opinión en contra de algo. No, nunca abiertamente
Con esta idiosincrasia propia y el monopolio existente en los medios de comunicación social, no es de extrañar que la ética y la transparencia brillen por su ausencia. La conciencia pesa más que la ética en todos los ámbitos de la sociedad y, en el ámbito de la información periodística aún más.
Tabúes permanentes
En Chile aspectos religiosos, empresariales, sociales, políticos o económicos, son evaluados a través de la conciencia y basándose en lo que resulta “apropiado o no” en lugar de analizarse desde una perspectiva de transmisión de la información y la ética periodística.
Mientras la conciencia colectiva sitúa al periodismo en el más alto nivel de servicio a la verdad, conviene recordar que ésta es una de las profesiones con mayor grado de responsabilidad y exigencia, sobre todo si tenemos en cuenta que se incide sobre la opinión de la sociedad y entran en juego los valores por los que se guía la misma.
Mediocridad, ignorancia y dudosa moralidad
Es lamentable observar como esta idiosincrasia de la sociedad chilena, tendente al “si pero no” que aparentemente puede ser defendido como una práctica que persigue la conciliación, tiene su extremo opuesto en la forma que se hace televisión. Un doble estándar permanente que irradia desde lo más profundo de la esencia de la sociedad hasta las pantallas, donde ahí si… se permite caer en la mediocridad, la ignorancia, la exaltación de la inmoralidad y la falta absoluta de inteligencia informativa, sin hablar claro está de la calidad que, simplemente, brilla por su ausencia.
Soluciones… si, pero muy lentamente
El fomento de los medios de comunicación alternativos, es otra de las variables que, en Chile, no ha avanzado con la vertiginosidad que se observa en el resto del mundo. La globalización informativa no ha logrado llegar al país, en Chile Internet no se ha consolidado como generador de empleo, ni como medio de comunicación o formación, ni tan siquiera como promoción empresarial.
Es necesario por lo tanto, fomentar medios de comunicación al margen de los poderes fácticos que empleen la información como una forma de hacer crecer a esta sociedad.
El periodismo y los medios de comunicación del siglo XXI, se basa en la transmisión de valores, de nuevo nos encontramos ante la necesidad de rescatar la trilogía; compromiso, confianza y palabra para que, de una forma honesta, creíble y democrática, toda la sociedad pueda beneficiarse del bien común.