América Latina con las venas abiertas
La guerra nunca debió ser declarada aquí, la batalla entre izquierda y derecha no era más que los pobres reclamándole a los ricos
La guerra nunca debió ser declarada aquí, la batalla entre izquierda y derecha no era más que los pobres reclamándole a los ricos
Las víctimas de este proceso no son sólo los idos, ni sus inconsolables familiares......Las víctimas somos, otra vez, todos los que estamos asistiendo a la impunidad, al silencio, a la mordaza y a un perdón que se convierte en cómplice del delito. La estafa es general cuando no hay garantías para nuestros hijos si vemos que, tras un antecedente así, gobiernos de facto y golpes de estado tendrán nuevas oportunidades de “hacer y deshacer” sin temor a castigo alguno.
Nuestros hijos..., ellos pueden ser los próximos desaparecidos, los próximos torturados, los que poderes ajenos a la solidaridad intentarán acallar y luego, si lo logran, olvidar, en alguna fosa común de la inconciencia humana.
Pero la presencia de los que “no están” ha persistido con la huella indeleble del amor. El amor a la verdad y al sano despeje de los hechos
La guerra nunca debió ser declarada aquí, la batalla entre izquierda y derecha no era más que los pobres reclamándole a los ricos. Algo que movía al debate, a la conversación.
Los desequilibrios del capital implican siempre cierta inquietud en la población, preguntas, huelgas, manifestaciones, rebeliones. En Chile se sigue tratando, habiendo fallecido el dictador chileno Augusto Pinochet a los 91 años, sin pagar por los crímenes cometidos, las movilizaciones de hoy son una crítica al gobierno de la mandataria Michelle Bachelet, que apunta hacia un sistema “formateado” por los mismos intereses que llevaron al país a la dictadura.
El discurso de paz asociando al perdón sin arrepentimiento es una fórmula típica de estos retrasados "gobiernos de transición".
Pese a que hoy las dictaduras no tienen "viabilidad" política y, como ocurrió en Honduras, la comunidad internacional se pronuncia inmediatamente en contra de estas conductas golpistas, el problema de los desaparecidos sigue siendo una deuda no saldada con el pueblo y con los principios de la democracia.
Aun así, en las urnas se constata una pérdida del pasado y del futuro, la sociedad ¿olvida sus desaparecidos?. Las recientes consultas nacionales en el Uruguay han vuelto a dar el perdón y el olvido a las atrocidades cometidas por la dictadura volviendo a quedar un hueco de incomprensión justo ahí donde más duele.
El pasado no ha quedado en olvido para todos, la memoria es una buena consejera. Los sabios hablan de los ciclos, de sucesiones, de situaciones repetidas o fenómenos periódicos o recurrentes. No queremos olvidar tanto dolor porque nos sobrepasa el miedo de que pase otra vez.
Entonces recordar es una especie de antídoto al autoritarismo
Las precauciones vienen asociadas al trauma. Y el trauma es dolor que busca la calma. No busca la venganza de lo irrecuperable, busca que se sepa que nunca más alguien lo intentará de nuevo.
Parece que el mensaje puede ser leído de dos formas: Una lección de paz y de perdón; o una invitación a volver al despotismo de un atropello injustificable. Otra vez ser castigados por un régimen dictatorial, intolerante y genocida “Total después la gente se olvida”.