Construyendo lo que somos a partir del fracaso

El fracaso puede ser visto de muchas maneras, sin embargo, sólo uno mismo puede decidir cuándo se fracasa.

Fracaso
Fracaso

Cada vez estamos más orgullosos de los artículos que hemos conseguido publicar en torno a una temática tan interesante como lo es el fracaso y su relación con el éxito o la realización personal. Si bien hay mucho material al respecto, hemos querido basar nuestro desarrollo en el pensamiento de John Maxwell, quien en cada una de sus obras y conferencias ha demostrado un especial sentido de la orientación hacia lo importante que resulta saber quién se es, qué se busca y cómo se busca.

Hoy hablaremos sobre lo que somos y cómo vamos construyendo a partir del fracaso, aquel temido concepto que tanto estupor nos causó en los primeros artículos alusivos al tema, pero que poco a poco fue cambiando su tenor por uno mucho menos recalcitrante.

Fracasar para triunfar

Se hace un poco complicado ver al fracaso como una antesala – necesaria – para conseguir el éxito, pero podemos entenderlo de manera sencilla si consentimos en que nadie tiene la receta para el éxito, pues ésta no existe como tal. Son tantos los caminos que se pueden seguir para triunfar que, delimitar uno, sería como decirle a un inventor la forma correcta de desarrollar algo nuevo. La mayoría de los inventos surgen de la genialidad, y ésta no tiene derrotero, sólo es lo que es.

Thomas Edison dijo “muchos de los fracasos en la vida los experimentan personas que no se dan cuenta cuán cerca estuvieron del éxito cuando decidieron darse por vencidos”, pero por distintas razones son muchas las personas que piensan lo contrario. Es necesario que dejemos de ver los fracasos como una falla personal, como una especie de impronta de lo que somos o una marca sobre nuestro “Yo” al más puro estilo de Caín, pues nadie está destinado a fracasar sino hasta cuando se bajan los brazos y se abandona la lucha.

Si vemos los errores como un “antecedente” más que como una “fatalidad”, descubriremos que lo dicho por Kyle Rote Junior tiene mucho sentido al expresar que “los errores se transforman en faltas cuando los percibimos y reaccionamos a ellos incorrectamente. Las faltas se transforman en fracasos cuando de manera continua reaccionamos a ellas incorrectamente”.

Quienes se dejen seducir por las promesas de éxito sin esfuerzo, deberán sospechar de inmediato de tal emplazamiento, pues no existe el éxito sin trabajo ni trabajo sin contratiempos.

Utilizando el mismo ejemplo que en nuestro artículo anterior, del trabajador que postula a un ascenso que finalmente no obtiene, nos haremos la siguiente pregunta ¿Define quien escogió a la persona ascendida el fracaso del trabajador? Es una pregunta válida, una que muchas personas se hacen a diario cuando no son escogidos para una beca, trabajo, crédito, etc. A lo anterior replicamos que no, quien escoge si se fracasa o no es uno mismo, y ello lo hace en base a dos supuestos:

  • Ven al fracaso como un enemigo y le temen
  • Creen que el fracaso es algo irreversible y lo evitan

Errores como verdaderos forjadores de carácter

Lo mejor que puede hacer una persona que busca el éxito en cada cosa que hace es cambiar el significado clásico que tiene la palabra “fracaso” en su léxico, dejando el concepto de “perdedor” por el de “oportunidad”. Nelson Boswell nos dice respecto del tema que “la diferencia entre grandeza y mediocridad es a menudo cómo una persona ve sus errores” ¿Están de acuerdo?

Los típicos errores que comentemos al enfrentarnos a un fracaso son culpar a los demás, repetir el mismo error sin aprender la primera vez, confiar en que nunca más nos equivocaremos, aceptar ciegamente que somos fracasados, limitar nuestro futuro por el pasado, sentirse fracasado y ceder ante la adversidad.

Cuando nos equivocamos o fracasamos, hay algo que hacemos o dejamos de hacer dependiendo del concepto de fracaso que manejemos, y eso es la responsabilidad. En cada cosa que hacemos hay un grado mayor o menor de responsabilidad involucrado. Así, quienes piensen que fracasaron y culpan a otros evaden su responsabilidad, mientras que aquellos que entienden el fracaso como una oportunidad se dedican a replantearse el tema y verificar en qué fallaron para no desperdiciar la próxima chance de triunfar que tengan.

El tema de la responsabilidad es importante, pero no lo analizaremos detalladamente en este artículo para no extendernos demasiado, aunque sí me gustaría añadir lo dicho por Michael Korda, quien señaló muy acertadamente “el éxito en cualquier escala mayor demanda que la persona asuma su responsabilidad… en el análisis final, la única cualidad que tienen todas las personas que triunfan es la capacidad de asumir su responsabilidad”.