El Banco Crédit Agricole se va del Uruguay
La presencia de Crédit Agricole en Uruguay iba contra la corriente de los mercados financieros, en realidad el negocio no resultaba rentable para el grupo.
La presencia de Crédit Agricole en Uruguay iba contra la corriente de los mercados financieros, en realidad el negocio no resultaba rentable para el grupo.
Constante movimiento, clave de la vida. La definición que mejor se adecua a la salida de la representación bancaria francesa de Uruguay.
Más de 36 oficinas de atención y 500 empleados echaron el cierre a la actividad del banco Crédit Agricole en Uruguay.
Un final que, aunque para una mayoría, fue lo que tenía que suceder de acuerdo al proceso de crisis y, sobre todo, a la nueva exigencia en relación con el secreto bancario, lo cierto es que hace más de un año que para la entidad francesa, mantener la entidad en una plaza como Uruguay, había dejado de tener sentido.
Los franceses buscan en este nuevo modelo productivo que se gesta a nivel global, iniciarse en actividades destinadas a la microempresa en plazas europeas.
La presencia de Crédit Agricole en Uruguay iba contra la corriente de los mercados financieros, en realidad el negocio no resultaba rentable para el grupo.
Ahora hay que ponerle un precio y destinar al comprador, todas las apuestas se han centrado en los bancos que asentados en Uruguay, HSBC, Itaú y BBVA, ostentan la posibilidad de hacerse con el negocio, obviamente con la directriz de cuidar mucho los costes inherentes a la plantilla de personal.
La venta se perfila, a diferencia de otras situaciones similares, como un pack completo en el que los activos -valorados en 1.000 millones de dólares- se venderán en conjunto con la cartera de créditos que Crédit Agricole mantenía con Abitab, la empresa gestora de los créditos al consumo.
Mientras HSBC implanta un modelo de crecimiento basado en la nueva tendencia orgánica, gracias a su inclusión en nuevos nichos empresariales y expande su red, el BBVA apunta a un mercado bancario más global y basado en criterios tradicionales en su forma de hacer negocios.
Bien planteado, la gerencia general de Crédit Agrícole habla de transferencia de negocios y trueque empresarial que no de salida o abandono de una plaza.
Sea como fuere, lo cierto es que inversores, ahorradores, clientes y, sobre todo empleados, muestran su preocupación a pesar de los mensajes de tranquilidad que llegan desde la gerencia.
Las negociaciones continúan en el más absoluto secreto y, a medida que transcurren los días, los candidatos se expanden. Además de las tres entidades con presencia física en Uruguay parece que se han recibido dos ofertas más de entidades radicadas en el exterior, pero ciertamente podrían ser solo rumores.
Otro tema no menor, es el desempleo, para una red de empleados que asciende a 500 personas, si bien es cierto los mensajes siempre han ido en la línea de primar la protección de los empleados por encima de la rentabilidad empresarial, cuesta creer que en un escenario económico como el actual, “lo social” vaya a pesar más que “lo económico”.
Desde Francia, el diario Le Monde informó que los sindicatos de Crédit Agrícole se sentarían a debatir con el Banco Societé Génerale para llevar a cabo la primera fusión con Groupama y el arranque de actividades en el sector minorista de seguros donde la entidad cuenta con un porcentaje participativo del 4%.