Chernobyl, a 24 años de la catástrofe que pudo y debió evitarse

La catástrofe nuclar de Chernobyl no fue un accidente, fue un desastre con responsabilidades pura y exclusivamente humana.

Chernobyl
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Siempre se lo ha catalogado como el accidente nuclear más trágico de la historia, sin embargo hay un error semántico en este término y es muy importante resaltarlo.

Accidente es cuando algo altera el curso regular de las cosas, un suceso eventual y desgraciado, pero que se interpreta como ajeno a la responsabilidad humana llevándolo más a un terreno de la naturaleza. Por tanto esto no fue un accidente, fue una catástrofe con responsabilidades pura y exclusivamente humana

Sucedió en el transcurso de un ensayo que fingía una interrupción de abastecimiento de electricidad, el acrecentamiento imprevisto de potencia en el recordado reactor número cuatro de la planta nuclear, determinó el recalentamiento del corazón del reactor suscitando un estallido del hidrógeno almacenado en el mismo.

En primera instancia perecieron en forma instantánea treinta y un individuos que se encontraban en la planta. La administración soviética tuvo que desalojar urgentemente de la zona del desastre a más de ciento treinta y cinco mil personas, generando la desesperación internacional al confirmarse radiactividad en numerosos países europeos.

Los reactores no mantenían las exigencias mínimas de seguridad exigidas. Es más, el reactor de mayor relevancia no tenía edificio de contención, algo esencial para la seguridad de una planta. Por tal motivo es que aquí hay que hacer hincapié en la inoperancia y responsabilidad gubernamental, esta tragedia perfectamente pudo haberse evitado si se hubieran respetado los procesos y las normas establecidas.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha implementado prácticas para colaborar con los varios millones de humanos que padecieron el desastre nuclear. Asimismo vaticinaron que las comunidades de Bielorrusia, Rusia y Ucrania continuarán decreciendo debido a las consecuencias que el siniestro generó en la salud de las personas en el largo plazo.

Este pronóstico desalentador parte de una investigación de los Estados perjudicados por la catástrofe, por su parte la ONU en el año 2001 elaboró otro en coordinación con UNICEF, la OMS, en el cual se destaca que es imperioso brindar ayuda a quienes padecen las consecuencias, ejecutando programas de emergencia para ayudar a las víctimas. Dicho programa de emergencia ya fue puesto en práctica y se tendrá que ir sustituyendo paulatinamente por un proceso de restauración que en esa fecha se estipulaba que debería durar no menos del año 2011.Este proceso abarca la salud, el medioambiente y la situación socioeconómica; como así también problemáticas sanitarias a las cuales no se les ha encontrado solución.

La sugerencia fue que los tres países trabajen en forma conjunta en estos temas

Planteada la problemática en una etapa inicial ante la ONU en el año 90, internacionalmente se ha brindado ayuda humanitaria a las poblaciones afectadas. En el transcurso de los años la problemática ha ido presentando diferentes facetas, ya que han surgido nuevas enfermedades, síntomas en las poblaciones y efectos ambientales desconocidos hasta tiempo atrás.

Los Estados afectados han colaborado firmemente en los giros que ha ido dando la incierta situación, y dando fuertes señales de apoyo al progreso de la población.

Las secuelas de los efectos radiactivos han sido entre otros, cáncer de tiroides, radiaciones internas por la ingesta de alimentos infectados de material radiactivo, trastornos psicológicos por la tragedia, e inconvenientes sanitarios que continúan persistiendo en los tres países

Quienes colaboraron en la extinción del fuego, bomberos militares, como así también quienes trabajaron en el sarcófago que se realizó luego del desastre realmente fueron heroicos, pues los problemas de salud que ello les conllevó fueron irreversibles.

La radiación tuvo un efecto de extensión hacia varios países europeos, generando proporciones radiactivas alarmantes en todos esos países y que estuvieron presentes durante días.

Informes realizados por científicos contratados por la ambientalista Greenpeace estimaron que presumiblemente el número de afectados de cáncer llegue a la cifra de doscientos setenta mil personas, alegando que de esa cantidad noventa y tres mil serán irreversiblemente mortales.

También se prevé que en tiempo indefinido continúen suscitándose muertes por complicaciones intestinales, respiratorias, de corazón, entre otros síntomas.

Recién hacia el año 2000 la central nuclear cesó definitivamente sus actividades

Las cifras de víctimas, muertas, condenadas a posibles muertes, víctimas sicológicas, evacuados obligados de sus hogares, fueron netamente por incapacidad humana, de quienes tenían la obligación de controlar. La planta no estaba funcionando con las normas de seguridad establecidas, la inoperancia, corrupción, desprecio por la vida ajena, fueron factores fundamentales en esta tragedia que pudo y debió evitarse.

Los responsables gubernamentales que tenían a cargo la planta dejaron claramente demostrado al mundo, que la ambición, la corrupción, la irresponsabilidad puede llegar a grados tan bajos en el cual se desprecie la vida humana, al punto de creer que los hombres sólo representan números en los negocios.