Liberales y militares en la historia del Perú

Una relación de amor y odio a través de los años entre los propulsores del liberalismo y los militares.

Manuel Pardo y Lavalle y Mariano Ignacio Prado
Manuel Pardo y Lavalle (izquierda), Mariano Ignacio Prado (derecha)

El ineficaz Gobierno de Pedro Castillo ha llevado a tal hartazgo a la ciudadanía que no son pocas las voces que se han levantado para exigir de manera abierta la intervención de las Fuerzas Armadas para poner fin a una crisis que ya parece infinita.

Quienes enarbolan las libertades critican, a la vez, la desidia de las instituciones armadas ante una situación insostenible; y, en cierta forma, hasta les parece inaudita la nula reacción de las mismas ante la descarada corrupción que brota de los poros de la actual administración izquierdista.

Se ha llegado a un punto en que, por encima de las libertades individuales, se prefiere a un caudillo “con los pantalones bien puestos” que termine con el padecimiento que constituye el nefasto Gobierno de Castillo.

La desesperación ha hecho que el pensamiento liberal de hoy olvide las luchas de los liberales del ayer; épocas aquellas en que el expresidente Manuel Pardo y Lavalle, líder del Partido Civil que propugnaba un ideario también de corte liberal, se enfrentaba sin escudo a los caudillos militares de quienes decía se dejaban llevar por apasionamientos políticos y ambiciones personales.

Para Pardo, los sucesivos gobiernos militares eran responsables directos de la dilapidación de la riqueza del guano, tal como lo dejó entrever en su obra de 1859, “Estudios sobre la provincia de Jauja”.

A diferencia de los clamores de la actualidad, Manuel Pardo consideraba que la presencia militar en el Gobierno generaba una inestabilidad capaz de espantar los capitales extranjeros.

Cosa curiosa, el Gobierno de Pedro Castillo hace lo mismo, y ya se sabe que el actual mandatario se ubica años luz de ser ejemplo de un caudillo capaz de llevar las riendas de un país.

El historiador alemán Ulrich Mücke, en su estudio “Política y burguesía en el Perú” (2022), hace referencia a la repulsión que sentían los empresarios e inversionistas de entonces a la inestabilidad y volatilidad de los gobiernos militares.

En ese sentido, Mücke sostiene que los inversionistas de aquellos años preferían una economía liberal, pero a la vez deseaban un Estado fuerte porque solo así podía garantizarse “la paz interna y la propiedad privada”.

Los caóticos y fugaces gobiernos militares que se sucedieron luego de la independencia, estaban lejos de proveer a la sociedad de aquella armonía que tanto anhelaban los liberales del siglo XIX.

Situándose en la realidad contemporánea del Perú, puede afirmarse que los temores de Manuel Pardo estaban bien fundados, solo que, por entonces, el primer presidente civil que tuvo el Perú no tenía forma de saber que las ambiciones personales y los apasionamientos políticos también serían patrimonio de una decadente clase política civil. Con un Ejecutivo y un Legislativo aferrados a sus puestos y los intereses de la patria dejados a un lado, ahora nadie duda de eso.

Manuel Pardo creía que solo el poder civil podría terminar con la inestabilidad del caudillismo militar. Los liberales de hoy desean que el poder militar termine con la inestabilidad causada por el poder civil. Los tiempos parecen cambiar, pero las taras morales siguen siendo las mismas.