La psicología social que se activa en casos de terremotos y desastres - Parte I

“Sólo cuando falle todo lo demás, lee las instrucciones” Axioma de Cahn

La psicologia social
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En las fechas más recientes hemos visto una furia inusitada en el planeta, una naturaleza que sin contemplaciones se ha salido de sus sanos hábitos arrasando poblaciones con terremotos y tsunamis de espanto. La asiduidad y poder mortífero de estos fenómenos son ya alarmantes mientras que las causas no parecen ser tan inocentes.

La obstinación, de los que llevan la sartén por el mango, de continuar con las pruebas nucleares y la “desalmada” explotación de los recursos naturales es decididamente sospechosa. Parece que de nada les sirve “gritar a voz en cuello”, a los científicos del medioambiente lo que está pasando con nuestro mundo, los responsables no se inmutan.

Un informe de Intermón Oxfam presentado por medio de Marta Arias y el portavoz de de la organización, José Antonio Hernández ("El derecho a sobrevivir. El reto humanitario del siglo XXI") indica que para el año 2015 el número de personas afectadas por el clima crecerá hasta los 375 millones.

Un paseo por el siglo pasado y lo que va del presente siglo nos da una idea de esta cuestión:

  • 1908. Terremoto de Messina (Italia), provoca 140 000 muertes
  • 1911. Inundación del Yang Tsé Kiang (China), provoca 200 000 muertes
  • 1920. Terremoto de Ganzú (China), provoca 180 000 muertes
  • 1923. Terremoto Gran Kanto (Japón), provoca 200 000 muertes
  • 1934. Inundación del Huang Ho (China), provoca 30 000 muertes
  • 1939. Terremoto de Chillán (Chile) provoca 28 000 muertes
  • 1954. Inundación del Yang Tsé (China), provoca 40 000 muertes
  • 1970. Tifón de Bangla Desh, provoca 300 000 muertes
  • 1970. Terremoto del Huarás, Chimbote y Yunagai (Perú), provoca 70 000 muertes
  • 1970. Terremoto de Rasht (Irán), provoca 50 000 muertes
  • 1972. Terremoto de Managua (Nicaragua), provoca 45 000 muertes
  • 1976.Terremoto de Tangshan (China), provoca 242 000 muertes
  • 1976. Terremoto de Guatemala, provoca 22 000 muertes
  • 1978. Terremoto de Tabas (Irán), provoca 25 000 muertes
  • 1983. Erupción del Volcán Nevado del Ruíz (Colombia), provoca 25 000 muertes
  • 1988. Terremoto de Armenia (URSS) provoca 28 000 muertes
  • 1990. Terremoto de Gilán y Zanján (Irán) provoca 48 000 muertes
  • 1990. Terremoto de Manila (Filipinas), provoca 1597 muertes
  • 1991. Terremoto de Uttar Pradesh (India), provoca 2000 muertes
  • 1992. Terremoto de Turquía, provoca un millar de muertes
  • 1992.Terremoto en la isla de Flores (Indonesia) provoca 2 500 muertes
  • 1993. Terremoto en el Estado de Maharastra (India) 7 600 víctimas
  • 1995. Terremoto de Ciudad de Kobe (Japón) 6 400 víctimas
  • 1995. Terremoto de Neftegorsk (Rusia) 1 989 víctimas
  • 1997.Terremoto de Irán, un millar de personas fallecidas
  • 1997.Terremoto de Irán, 1560 personas fallecidas
  • 1998. Huracán Mitch (Centroamérica), provoca 12 000 muertes
  • 1998. Rustaq (Afganistán), costó la vida de 4 400 personas
  • 1998. Terremoto de Tajar (Afganistán), costó la vida de 5000 personas
  • 1998.- Terremoto en la provincia de Tajar (Afganistán), con 5.000 víctimas fatales
  • 1998. Maremoto de Papúa (Nueva Guinea), 3.000 muertos
  • 1999. Terremoto de la región de Quindío (Colombia), Fallecieron 1.100 personas
  • 1999. Terremoto de Turquía 17.000 muertos
  • 2001. Terremoto en Bhuj (India), más 15.500 personas perdieron la vida
  • 2003. Seísmo en Argelia, más de 10.000 heridos y más de mil desaparecidos en Argelia
  • 2003. Bam (Irán) El número de víctimas superó las 26 000 personas
  • 2004. Tsunami de Indonesia de Sumatra 280.000 víctimas mortales en doce países involucrados
  • 2005. Terremoto en Sumatra causa 1.300 muertos
  • 2005. En Cachemira, fronteriza entre Pakistán y la India, murieron 86.000
  • 2006. Terremoto en Indonesia en la Isla de Java dejó un saldo mayor a las 6000 víctimas fatales
  • 2007. Terrmoto Tsuanmi en Perú produjo 513 víctimas mortales
  • 2008. Epicentro de terremoto en Wenchuan (China), China, fue el epicentro de un seísmo de 7,8 grados, que dejó 90.000 muertos
  • 2009. Los Abruzos (Italia)
  • 2009. Terremoto en Sumatra (Indonesia) 3000 víctimas fatales
  • 2010. Haití sufrió un terremoto de 7 grados en la escala de Richter, el peor en su historia, que dejó 217.000 muertos
  • 2010 Epicentro de terremoto en Concepción (Chile) No se ha determinado aun en su totalidad, hasta el momento 802 fallecidos

Los oportunistas se hacen presentes en el lugar siniestrado para sacar provecho de la desgracia de los otros. Se observa entonces el desastre social y moral de la postmodernidad:

Ladrones locales (delincuentes sin educación) y empresas “buitres” (delincuentes sin conciencia) que se apropian de la reconstrucción, de la ayuda internacional y de la autoridad política de las áreas golpeadas.

Queda en evidencia el desastre, las muertes, porque muchas construcciones no estaban construidas para soportar un terremoto y los sistemas de ayuda nunca parecen estar presentes en tiempo y forma. Y más tratándose de Haití donde las muertes fueron más porque es un país más pobre y los edificios cayeron aplastándolo todo. Un país como Chile, que se sabe que suceden terremotos cada cierto tiempo y que no tiene bomberos remunerados por el Gobierno, parece increíble.

Ante el extenso espectro de calamidades donde se desnudan las pobrezas del hombre, las flaquezas del sistema y los horrores del capitalismo, brilla, por excepcional y sublime, la humanidad de los que expresan una cultura de la solidaridad.

Vale entonces observar el fenómeno psicosocial, medir en estas circunstancias el proceso evolutivo o involutivo de la especie, preocuparse por los déficits de sensibilidad, orden y civilización en nuestros tiempos y plantear posibles rutas de saneamiento de los mismos identificando los verdaderos causales de este “retroceso”.

El comportamiento de las poblaciones en zonas de destrucción

Una constante que sigue a las catástrofes recientes en los países latinoamericanos que han sufrido terremotos importantes es el vandalismo de los pobladores. Si bien es cierto que la desesperación y falta de recursos lleva a los damnificados a buscar alimentos, medicinas y pañales “por cualquier medio”, se han observado innumerables casos de vergonzosa avaricia y oportunismo denigrante.

Se derrumba el orden público, la policía se ve impotente ante la avalancha, se saquean los supermercados, roban sin pensar lo que toman en tiendas, en comercios de la más variada índole, nada se respeta ya. Esto pasó en Haití, donde en parte el saqueo fue controlado por otra fuerza enajenadora: los marines norteamericanos. Pero no fue sólo una expresión de la ignorancia y necesidad de las clases marginadas: El saqueo se hizo notar también en Chile, sobre todo en Concepción, donde la presidenta Michelle Bachelet debió autorizar la intervención del ejército para contener la “animalidad” civil de cientos de personas amotinadas contra las autoridades que asaltaron, entre otros negocios, un supermercado de cuatro pisos.

Pero la “podredumbre” está mucho más adentro, en la construcción del mismo sujeto contemporáneo, en la sangre, en los genes, en el espíritu postmoderno forjado entre valores de “plástico” e idolatrías esteticistas de mercado y vanidad.

¿Cómo estudiar y abordar este fenómeno? ¿Cómo reeducar a nuestra gente víctima y victimaria, proporción clonada del desorden implícito en nuestras formas de vida?

Tal vez partiendo de este punto de análisis, luego de una valoración de la calidad de los pueblos en conflicto, pueda reorganizarse la integración de los pueblos y del propio ser interno, ese ser que tiene muchas más coincidencias con el gran colectivo de lo que parece.

La psicología de emergencias y desastres es una rama muy reciente de la Psicología que se ocupa de las repercusiones, que estos eventos trágicos, desencadenan en la suma social y mental de las poblaciones víctimas.

Por otra parte es la base para la absorción menos drástica del golpe y allana el camino para la normalización de la situaciones críticas, cuestión que esta disciplina, tendrá en cuenta el contexto, en un marco de catástrofe, para organizar, implementando los saberes aquí conjugados, las formas de respuesta rápida y efectiva de cooperación desde un plan y esquemas previos.